El doctor y teniente en la reserva, procedente de suboficial, Jerónimo Naranjo pone a disposición de todos una obra importante que de forma rigurosa estudia la evolución que a lo largo de más de un siglo adoptaron los diferentes modelos de procesos de promoción interna para ascender de suboficial a oficial en el Ejército de Tierra. En este siglo XXI, tras la promulgación de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, la promoción de los suboficiales a oficial, sencillamente, se puede decir que no existe. Ni para el Ejército de Tierra ni para el resto de las Fuerzas Armadas. En el Cuerpo General de la Armada hace años que ningún suboficial promociona a oficial, y en el resto de cuerpos los que lo consiguen son bien escasos. El de la promoción interna del suboficial es un tema en el que ASFASPRO lleva tiempo trabajando.
Con La promoción de los suboficiales del Ejército de Tierra (1885-1999). Anhelo y ambición el autor nos ilustra sobre cómo regímenes de todo tipo han valorado en su momento la importancia de contar con unas escalas de oficiales procedentes de suboficial, lo cual les proporcionaba una experiencia que la institución militar aprovechaba, a la vez que se garantizaba contar con un número suficiente de oficiales en los primeros empleos.
El Consejo de Ministros de hoy tiene previsto aprobar un Real Decreto de modificación del reglamento de retribuciones militares que incrementa mínimamente las paupérrimas nóminas de los sufridos militares. Es importante destacar que tras quince años en vigor se trata del segundo retoque en los últimos cuatro meses. Ahora bien, entre ambos el gasto asumido equivale al chocolate del loro, porque un aumento bruto de 40€ mensuales, como les va a suponer a algunos profesionales de la milicia, no es para dar saltos de alegría. Al contrario, habrá quien incluso lo interprete como una tomadura de pelo. Porque tras ver cómo a los compañeros de azul o de verde –que ya estaban bastante mejor retribuidos que los militares de las Fuerzas Armadas hace cuatro años- se les ha subido entre 500 y 600€ mensuales en tres años, tras un plan establecido desde el principio que ha permitido que los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tengan unas nóminas dignas, las medidas que sobre la marcha se están tomando con los salarios de las Fuerzas Armadas, sin un plan de equiparación, homologación, dignificación o como se quiera llamar, dan la impresión de ser simple maquillaje o limosna.
Deberíamos estar contentos, porque un aumento es un aumento, y el gasto público efectuado es tan pequeño que nos preguntamos por qué no se ha realizado antes. Ha sido necesario que los militares salgamos a la calle tras una pancarta a exigir que se nos trate con dignidad. Queda todavía mucho para tener la nómina que nos merecemos. Alguien tendría que explicar por qué, por ejemplo, el piloto de un helicóptero de control de tráfico percibe unas retribuciones inmensamente superiores a las del piloto de un helicóptero de combate, que tiene que estar preparado para volar en condiciones mucho más difíciles y de mayor riesgo y penosidad: de baja altitud, de poca visibilidad, y expuesto a un hipotético fuego adversario (o no tan hipotético, ya hemos perdido helicópteros en Afganistán).
El 23 de febrero de 1981 las Fuerzas Armadas españolas defendieron España del ataque en el Congreso de los Diputados de un grupúsculo de nostálgicos del régimen franquista, manteniendo el orden constitucional que había nacido pocos años antes. Unas Fuerzas Armadas que, como reconocía la prensa especializada en Defensa hace pocos meses, en la gala de entrega de premios de la Asociación de Prensa de Defensa (APDEF), son la institución del Estado que más ha evolucionado y se ha adaptado a los valores constitucionales desde que entró en vigor la Constitución. En todos los planes de estudio que deben superar los alumnos de centros de enseñanza militar está incluida como materia la Constitución Española y los valores constitucionales. Los militares son los profesionales que mejor conocen la Constitución aparte de los estudiosos del Derecho. ¿Cuánta Constitución se estudia en las carreras de ciencias o en las ingenierías?
Son hechos objetivos y perfectamente contrastables, como lo son el prestigio adquirido más allá de nuestras fronteras por nuestros militares, que invariablemente vienen cosechando el reconocimiento a su profesionalidad y a su buen hacer tanto por el resto de componentes de las fuerzas internacionales en las que se integran como por los países en los que actúan. La propia población española viene siendo testigo de la brillantez con la que los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas han cumplido con todo lo que se les ha encomendado durante la pandemia, por penoso que fuera, desde descontaminar cárceles a custodiar y trasladar cadáveres.
La naturaleza se empeña en mostrar a los españoles el trabajo que las Fuerzas Armadas (FAS) desarrollan en beneficio de toda la ciudadanía. Desde principios del 2020 la pandemia del COVID-19 y ahora el temporal Filomena están poniendo en valor al personal de las FAS (los paracaidistas despejando de hielo y nieve las calles de Toledo constituyen un buen ejemplo).
Esta abnegación recibe a cambio huecas palabras pero no hechos que solucionen nuestros graves problemas. Los Presupuestos Generales del Estado siguen sin contemplar medidas de calado para dignificar las “muy bajas” retribuciones del militar en activo, pese a que así las calificaba recientemente la ministra Robles.
Este año la conmemoración de la Pascua Militar está marcada por el COVID-19. El tener, como tenemos por nuestro desempeño a lo largo de la pandemia, la íntima satisfacción por el deber cumplido no es un motivo de alegría. No lo es porque el resto de la sociedad ha tenido que comprobar nuestras capacidades, nuestra formación, nuestra profesionalidad, nuestro sacrificio –y el de nuestras familias- en estos duros momentos. En nuestro caso, además, arrastramos problemas que no se resuelven.
El personal de las Fuerzas Armadas necesitamos urgentemente un reconocimiento profesional, lo cual implica contar con una valoración adecuada de la formación militar cursada. No tiene sentido que un militar que ingresa en un centro de enseñanza militar para mejorar de categoría tenga que cursar prácticamente lo mismo que su compañero civil que ingresa sin formación ni experiencia militar alguna. No se ha aplicado el Plan Bolonia, basado precisamente en el reconocimiento a la formación y a la experiencia, en la enseñanza militar, por mucho que en el Ministerio de Defensa se repita lo contrario. Se ha dinamitado la promoción interna para los suboficiales, lo cual constituye la prueba del algodón de que no se aplica Bolonia. Son asignaturas pendientes para prestigiar la carrera militar.
NACIONAL - MADRID
RTVE: Protestas de militares en once ciudades para reclamar mejoras salariales
TeleMadrid (Minuto 37:15)
La Nueva España: Los militares reclaman retribuciones y una carrera militar "justas y dignas"
La Provincia. Diario de Las Palmas
El Día. La Opinión de Tenerife
Zamora 24 horas: Militares se concentrarán este sábado para reivindicar una carrera y unas retribuciones "dignas"
EFE: Militares: Necesitamos ver en nuestras nóminas el reconocimiento al colectivo
Diario de León: Los militares reclaman una carrera y un salario «dignos»
Escudo Digital: Los militares se manifiestan hoy en Madrid en defensa de unas retribuciones “dignas”
Ciudadanos, ciudadanas, amigos, compañeros de la familia militar, buenos días y gracias por acompañarnos.
Estamos hoy en la calle sin nuestros uniformes, y hemos cambiado las armas por la pancarta, para reivindicar dignidad profesional.
Estamos hoy aquí, con mascarilla y guardando la distancia de seguridad porque nuestra situación profesional es tan grave que no podemos quedarnos en casa aún en plena crisis sanitaria.
Estamos hoy aquí por dignidad profesional, porque el respeto que merece nuestro uniforme exige que se valore de forma adecuada la profesión castrense, nuestra formación, nuestra experiencia, nuestro desempeño profesional, nuestro sacrificio, nuestras capacidades demostradas por activa y por pasiva a lo largo de la crisis del COVID-19… porque cada vez que sucede una catástrofe, del tipo que sea, los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas somos el último recurso del Estado y damos un paso al frente sin dudar: incendios, nevadas, inundaciones, terremotos, etc. Al final, siempre estamos ahí los militares.
En RAC 1 se ha entrevistado este domingo, 6 de diciembre, al Presidente de ASFASPRO, Miquel Peñarroya.
Podrán escuchar el audio de la entrevista en la que se ha analizado la situación de lo acontecido estos últimos días.
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Fuente: RAC 1
La Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas celebra el Día de la Constitución llamando a ejercer el derecho de manifestación para reivindicar la dignificación de la carrera y las retribuciones militares
MADRID, 6 de diciembre de 2020 – La Constitución cumple 42 años. Cuatro décadas deberían haber sido suficientes para que los ciudadanos españoles se dieran cuenta de que cuentan con unas Fuerzas Armadas profesionales dignas de un estado democrático. El comportamiento y buen hacer de los hombres y mujeres que las forman ha quedado demostrado en incontables ocasiones, especialmente a lo largo de la pandemia que sufrimos, no es necesario insistir en ello. Un comportamiento que les acredita como lo que son, unos dignos profesionales de la milicia y ciudadanos de una sociedad democrática occidental.
PLENO DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
Dictámenes de Comisiones sobre iniciativas legislativas.
Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2021.
Sección 14 (Ministerio de Defensa)