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La Ley 31/2022, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023, prevé un aumento del 0,5% de las retribuciones del personal del sector público, con efectos de 1 de enero de 2023, vinculado a la evolución del Producto Interior Bruto (PIB), con carácter complementario al incremento fijo del 2,5% (ya efectuado) y al incremento adicional del 0,5% (también efectuado) ligado a la evolución del Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) adelantado del mes de septiembre.

El Acuerdo del Consejo de Ministros de 6 de febrero de 2024, por el que se aprueba el incremento previsto del 0,5%, dispone que deberá hacerse efectivo en la nómina del mes de febrero de 2024, abonándose como atrasos los importes correspondientes desde el mes de enero de 2023.

BOE:

Resolución de 7 de febrero de 2024, de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos, por la que se dictan instrucciones sobre el pago al personal del Sector Público Estatal del incremento retributivo complementario del 0,5 por ciento vinculado a la evolución del PIB previsto en el artículo 19.Dos.2.b) de la Ley 31/2022, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023:

https://www.boe.es/boe/dias/2024/02/08/pdfs/BOE-A-2024-2324.pdf

TODAS LAS ASOCIACIONES PROFESIONALES DE MILITARES PRESENTES EN EL COPERFAS PIDEN AL MINISTERIO DE DEFENSA UN PLENO EXTRAORDINARIO PARA TRATAR LAS RETRIBUCIONES DEL PERSONAL MILITAR.

Se reivindican mejoras salariales ante la inacción del ministerio de Defensa en este tema, frente a otros ministerios y administraciones públicas que han mejorado las retribuciones de sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Las cinco asociaciones profesionales ASFASPRO, AUME, ATME, UMT y APROFAS, con representación en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, han exigido la convocatoria urgente de un Pleno Extraordinario dedicado exclusivamente a las retribuciones militares, ante el desprecio y la falta de respeto que el Ministerio de Defensa viene mostrando hacia sus profesionales desde hace más de cuatro años en materia retributiva. Denunciamos que la Comisión sobre retribuciones militares que se creó hace dos años en el seno del Consejo de Personal fue una farsa y una tomadura de pelo que solo sirvió para seguir engañando y manipulando a los profesionales Militares

Los salarios de todos los sectores de la sociedad están experimentando una revalorización, incluyendo los de los servidores públicos y pensionistas, así como el incremento paulatino del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). A esta tendencia se suma el compromiso del Ministerio de Interior, expresado por el Ministro en sede parlamentaria, de mejorar las retribuciones del personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, fruto de una negociación con sindicatos de policía y asociaciones de guardias civiles. Esta mejora coincide además con importantes aumentos en policías autonómicas, tanto Mossos d’Esquadra como en la Policía Foral de Navarra.[1] [2]

Desde el Ministerio de Defensa nos siguen ignorando y menospreciando, su inacción nos hace perder cada día más poder adquisitivo y calidad de vida. Nuestra profesión es de alto riesgo y merece un reconocimiento justo, pero para el Ministerio somos invisibles y prescindibles a pesar de las reiteradas recomendaciones del Observatorio de la Vida Militar. Además, se pasan por alto las conclusiones de la comisión de retribuciones que terminó su trabajo hace casi dos años, en el seno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.

La situación se hace intolerable los salarios del personal militar son una vergüenza. Por eso, las cinco asociaciones que firmamos este comunicado hemos decidido solicitar la convocatoria urgente de un pleno extraordinario en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas para exigir que se cumplan las conclusiones del Informe sobre retribuciones y que se asuma un compromiso serio e inaplazable, que se refleje en el proyecto del Ministerio de Defensa en materia retributiva para los PGE2024.

Además, seguiremos reclamando una mejora en la parte de retribuciones que el informe final de la Comisión de Trabajo, redactado por la Dirección General de Personal, no quiso valorar.

Todas las asociaciones profesionales militares presentes en el COPERFAS denunciamos el abandono del Gobierno a los militares y a sus familias y le exigimos que pase de su salario emocional basado en felicitaciones, palmaditas en la espalda y palabras huecas y vacías, a los hechos concretos y tangibles, para así saldar la deuda histórica que tiene con todos nosotros, los MILITARES.

 

Madrid, 5 de febrero de 2024.

[1] La policia Foral de Navarra tendra un coste de 23 millones

[2] Notica sobre el traspaso a Cataluña de 935 millones para los mossos desquadra

XV Legislatura
Extraordinaria Nº Sesión: 2
jueves 25 de enero de 2024 a las 09:00
A petición propia, para informar sobre las líneas generales de la política de su Departamento.
 
Intervención de Dª Margarita Robles Fernández (Ministra de Defensa)

 

 

Intervención de D. Carlos Rojas García (GP) 

 

 

Intervención de D. Alberto Catalán Higueras (GMx-UPN)

 

 

Intervención de D. Alberto Asarta Cuevas (GVOX)

 

 

Intervención de D. Carlos Rojas García (GP) 

 

 

Intervención de D. Txema Guijarro García (GSUMAR)

 

ASFASPRO exige al gobierno de España una solución al grave problema de las paupérrimas retribuciones del personal militar, cuando la ministra Robles hace manifiesta dejación de funciones.

MADRID, 26 de enero de 2024 – El jueves 25 de enero la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha comparecido en la Comisión de Defensa del Congreso sin haber hecho los deberes. El personal militar sufre un grave problema retributivo, del que ella es conocedora desde el mismo momento en que accedió al cargo. Durante su mandato los militares han salido en manifestación a la puerta del Congreso en varias ocasiones, cosa que no había sucedido antes, el Observatorio de la Vida Militar ha recogido en dos informes (correspondientes a 2017 y a 2022) la malísima situación de las nóminas de nuestros militares, instando a solucionar el problema, sin que se haya hecho nada. Unido a unas condiciones laborales poco satisfactorias y a que no se reconoce que es una profesión de riesgo, las consecuencias son claras: las Fuerzas Armadas han perdido en unos años el 10% de personal, la carrera profesional no es atractiva (la tropa no quiere ser suboficial y los suboficiales quieren irse a otro lado) y la ratio de quienes opositan para ingresar está disminuyendo.

Pero esto parece no ir con la ministra, que con todo el desparpajo ha espetado en la comisión: “… todos estamos de acuerdo en que sería bueno las retribuciones. Yo les pido a todos ustedes, por favor, una proposición de Ley conjunta de todos los grupos para incrementar las retribuciones de las Fuerzas Armadas. Háganlo, si estamos todos de acuerdo…”. Sin embargo, es la señora Robles la que está en el Gobierno y tiene en sus manos la herramienta perfecta, la Ley de Presupuestos Generales del Estado, que ya se está confeccionando ¿a quién intenta tomar el pelo la señora Robles? ¿a sus señorías de la Comisión de Defensa del Congreso? ¿a los militares? ¿Por qué dilata la solución al problema? ¿Hasta que no haya nadie a quien subirle el sueldo?

¿A qué se dedica la flamante ministra de Defensa si resulta que intenta traspasar sus responsabilidades en la dirección de la política de personal a la Comisión de Defensa del Congreso?

El mismo día algunos medios de comunicación se han hecho eco de que la Armada no ve prioritario un buque de guerra cuya construcción se acaba de anunciar en Ferrol[1]. Esta noticia tiene miga: porque para gastar dinero en un buque, armamento o sistemas de armas el gobierno ha dispuesto el dinero sin ningún problema -es decir, no hace falta que los diputados de la Comisión de Defensa ejerciten la iniciativa de una proposición de ley-, demostrando por enésima vez que en Defensa hay dinero para material pero no hay dinero para el personal.

¿Será que mientras la ministra juega a echar balones fuera la Armada es plenamente consciente de que sin retribuciones no hay tripulaciones?

[1] https://www.abc.es/espana/sanchez-sorprende-armada-usarla-precampana-20240124203510-nt.html

No pasa un día sin una nueva noticia sobre el fatídico accidente de Cerro Muriano, en el que fallecieron dos compañeros. Hay secreto de sumario, pero es igual.

Los medios de comunicación, dando pábulo a cualquier declaración, audio o video vadean el derecho a la presunción de inocencia y de paso proyectan oscuras sombras sobre los mandos de las Fuerzas Armadas. Pero, a pesar de todas estas elucubraciones precipitadas, es deseo de todos que los Tribunales hagan su trabajo.

En el programa Código 10 de la cadena Cuatro emitido el pasado 16 de enero, uno de los periodistas presentadores realizó las siguientes manifestaciones:

- “Tengo la sensación de que a lo mejor es errónea pero no sé si lo compartís, de que puede haber determinados mandos que hayan visto mucha película americana y que traten a los soldados como en las películas americanas”

- “Una prueba, complicadísima, temo por mi vida, no lo voy a hacer, arrestado, ¿hay mucho Rambo en el Ejército Español?”

- “Cuando vemos películas como el Sargento de Hierro en la televisión, etc., ¿así es el Ejército Español?” … “¿se chilla a los soldados?” … “¿hay mucho oscurantismo en el Ejército?”

¿Realmente esta es la imagen que proyectan las Fuerzas Armadas o es que interesa distorsionarla para ganar lectores o espectadores? Porque lo cierto es que estamos asistiendo a una sucesión interminable de opinantes, cuyos argumentos se basan más en “las historias de la puta mili” o en “Radio Macuto: mil paridas por minuto” y no en el conocimiento de los planes de adiestramiento y de la propia profesión militar, tan fácil de denigrar. Y es una pena que los problemas profesionales, económicos y sociales de los militares no tengan eco si no van envueltos en carnaza mediática.

Porque más allá de lo tristemente acaecido en Córdoba, de lo que los tribunales darán cumplida cuenta, deben abordarse cuestiones de fondo para las Fuerzas Armadas, como el reglamento de prevención de riesgos laborales del personal militar, ¿son los procedimientos actuales de control e inspección los más adecuados? También si los informes personales de calificación y su influencia en los ascensos (y renovaciones de compromiso), así como las normas que rigen el complemento de dedicación especial (productividad), opacan las denuncias de irregularidades. ¿No se denuncia porque peligra la renovación del compromiso, el ascenso y una parte de las retribuciones? El silencio de los corderos, el cambio de destino y las bajas psicológicas aparecen en el horizonte profesional cuando el militar se enfrenta a situaciones o actitudes que traspasan la línea roja.

Y es evidente que la Ley de la carrera militar ha articulado el modelo profesional descrito. ¿Alguien puede imaginar un Estatuto de los Trabajadores redactado prácticamente en su totalidad por los empresarios? La legalidad no implica justicia necesariamente y la disciplina no puede confundirse con vasallaje. Estamos ante una ocasión más en la que viene muy a cuento el refrán de “Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”, porque lo triste es que, a los políticos y a la propia sociedad civil, que lo debería exigir, les importa un comino que la carrera militar esté regida por una muy mala Ley, que está afectando gravemente la vida profesional y familiar de los miles de mujeres y hombres de las Fuerzas Armadas Profesionales.

Los militares profesionales, mal pagados y claramente discriminados respecto al resto de servidores públicos, hemos demostrado y demostramos sobradamente nuestra entrega y servicio a España y a sus ciudadanos. Merecemos, al menos, que incidentes como en el que fallecieron nuestros dos compañeros sean tratados con respeto y seriedad, huyendo del amarillismo imperante en nuestra sociedad, que tanto daño hace a la verdad.

ASFASPRO denuncia que, una vez más, los discursos ministeriales esconden la realidad del personal militar y dejan de lado la solución a los problemas reales.

MADRID, 5 de enero de 2024 – En una nueva edición militar del Día de la Marmota, la Pascua Militar va a servir para escenificar un puro teatro. Pese a que el lenguaje militar se caracteriza por ser veraz, claro y conciso, sin huecos para requiebros ni para sofismos retóricos, los discursos del Ministerio de Defensa, siguiendo su política comunicativa, se van a caracterizar por todo lo contrario, repitiendo hasta el cansancio lo mismo que los últimos años: que buenos que son los miembros de las Fuerzas Armadas y cuanto les queremos y nos preocupamos por ellos. Y ya está. Palabras que se organizan más o menos así:

  • Alambicado balance de lo realizado en el último año, es decir, todas las actividades llevadas a término gracias al sacrificio del personal militar, con el que se va tejiendo el fajín de la alta valoración popular que sale gratis a la ministra, pero muy caro a los militares, con una carrera profesional cada día menos atractiva y unas retribuciones que expulsan al personal de sus filas.
  • Grandes elogios para los esforzados hombres y mujeres de los ejércitos, por su IM-PA-GA-BLE dedicación al servicio de la sociedad cada vez que se produce una crisis. Palabras, palabras y más palabras, que se pueden resumir en un “Cuánto te quiero perrito, pero de pan poquito”. Nada de mejorar los sueldos, para algo son “impagables”. Morir por la Patria es gratis, claro.
  • Anuncio de grandes inversiones en Defensa (está todavía muy lejano el llegar al 2% del presupuesto del Estado, como se acordó en la OTAN), pero ni un euro para quienes la hacen posible. Hace unos días el Ministerio de Defensa presumía[1] y sacaba mucho pecho de un incremento del 26’4% en su presupuesto para 2023 destinado a programas de modernización. En contraste, 0% para el personal militar (excepto el aumento general para el personal de la Administración). Quizás se quiere también presumir de tener a los profesionales peor pagados de todas las Administraciones Públicas, habiendo conseguido hacer la carrera militar no sólo poco atractiva sino que incluso expulsa a los de dentro, pues eso es lo que está detrás del gran número de cuadros de mando que están buscando alternativas fuera de las Fuerzas Armadas, en otras instituciones donde se les valore su trabajo y se les pague con una nómina digna y no con buenas palabras.
  • Silencio radio sobre las medidas de protección de riesgos laborales o sobre protocolos antisuicidio en un colectivo profesional caracterizado por su contacto con las armas. El art. 27 de la LO 9/2011, de derechos y deberes del personal de las Fuerzas Armadas establece que “los militares tienen derecho a recibir protección eficaz en materia de seguridad y salud en el ejercicio de su actividad”, pero parece que se está tardando mucho en ser asumido por todo el personal de la cadena de mando. Está claro que en el combate, que es para lo que los militares se preparan, las circunstancias son las que son, pero en tiempo de paz no, y para ser útil en el combate hay que llegar vivo. No queremos bajas innecesarias.

En definitiva, un año más esperando a cambiar el chip, esperando que pase el momento de las flores y que llegue el momento de la verdadera preocupación por los hombres y mujeres que forman las Fuerzas Armadas: las condiciones en las que desarrollan su trabajo y las retribuciones con que sustentan a sus familias. El resto, ya está muy visto.

[1] https://www.europapress.es/nacional/noticia-defensa-presume-aumento-264-presupuesto-2023-programas-modernizacion-20231228142847.html

Recientemente se ha publicado la Orden Ministerial 51/2023, de 22 de diciembre, por la que se fijan las cuantías de las compensaciones económicas, se identifican como una única localidad determinadas áreas geográficas y se dan normas para su aplicación.

La orden ministerial supone la ampliación de 54 a 79 millones de euros de la dotación presupuestaria para la compensación económica que trata de atender las necesidades de vivienda originadas por cambio de destino que suponga cambio de localidad, dentro del escenario de crecimiento previsto para alcanzar un gasto en defensa del 2% del PIB. Con estos números debería ser viable el aumento de las retribuciones del personal militar. El incremento de un nivel del complemento de empleo para los empleos entre teniente y sargento (éste pasaría del nivel 19 al 20, para estar dentro del margen de niveles acordado en la Administración para el grupo A2) sería de aproximadamente 21 millones de euros[1].

Es positivo el aumento de las cuantías de la compensación económica, aunque en ningún caso llegan a cubrir el coste medio de un alquiler en cada uno de los grupos de localidades. La construcción de residencias y viviendas logísticas siguen fuera de la agenda ministerial mientras se ceden o se venden simbólicamente miles de metros cuadrados. También son positivas las nuevas excepciones realizadas en el área geográfica de Guadalajara-Madrid-Segovia-Toledo (si bien debería dividirse como ya solicitó ASFASPRO en 2016), y el cambio de las localidades de Mahón y Hoyo de Manzanares al grupo 0. Respecto a la flexibilización del requisito de empadronamiento conviene esperar a conocer sus efectos para proceder a una valoración adecuada.

El incremento de las cuantías ha sido desigual para oficiales, suboficiales y tropa, siendo porcentualmente -excepto en el grupo de localidades 0- los suboficiales los menos compensados. Un militar de tropa no permanente (equivalente al subgrupo C2) percibe una compensación de 518,74€ (x 12 meses) en el grupo de localidades 0, supone un 63,65% sobre el sueldo del año 2023. Por el contrario, un suboficial (equivalente al subgrupo A2) percibe el 55,39%, es decir un 8,25% menos respecto a la referida categoría de militar. Excepto en el grupo 0, los suboficiales tienen, porcentualmente, menos cuantía asignada.

Sigue pendiente el problema del doble pagador y su impacto en la carga impositiva del afectado. Asunto denunciado desde el año 2018 por las asociaciones, la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados y el Observatorio de la vida militar, pero la señora Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda y Función Pública, no quiere solucionar.

La ministra Robles, que forma parte del Gobierno, debe impulsar la modificación de la Ley 26/1999, de 9 de julio, de medidas de apoyo a la movilidad geográfica de los miembros de las Fuerzas Armadas, que, tras más de 24 años de vigencia, hay para adaptarla a las necesidades actuales de los militares. La movilidad geográfica cobra aún mayor importancia si tenemos en cuenta el desarrollo de las especialidades de segundo tramo y que en los procesos de evaluación para el ascenso se valora haber cambiado de destino un determinado número de veces.

Dentro de esa futura modificación, entre otras muchas cuestiones y como ya tienen ejércitos de nuestro entorno, debe abordarse la creación de un concepto retributivo que considere el coste la vida en el lugar de destino, tal y como recoge el Dictamen emitido por la Comisión de Defensa el día 21 de febrero de 2018, en relación con el Informe Anual de 2017 del Observatorio de la Vida Militar:

“c) La movilidad del militar que incide de forma negativa en su poder adquisitivo, por lo que debería crearse un nuevo concepto retributivo que permita tomar en consideración el coste de la vida en el lugar de destino forzado.”

    

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[1]https://www.asfaspro.es/ASFASPRO/DOCUMENTOS/2023/125.2023%20Propuesta%20ASFASPRO%20Incremento%20CE%20PGE.pdf

ASFASPRO exige medidas eficaces de prevención de riesgos laborales y el reconocimiento legal de la actividad profesional del militar como peligrosa.

Ineludiblemente llega el dolor a la familia y a los compañeros cuando se produce un fallecimiento. Pero el dolor aumenta cuando el hecho luctuoso se produce en determinadas fechas, como en estas fechas navideñas en las que se prodigan los encuentros familiares. El dolor también aumenta si la muerte hubiera podido ser evitada por la aplicación de medidas de seguridad adecuadas. Por ello queremos unirnos en un abrazo más fuerte si cabe a las familias de los militares fallecidos en estas fechas de regocijo familiar, en las que su ausencia se va a notar de forma desgarradora.

Desde algunos ámbitos interesados se ha querido dibujar la profesión militar como una profesión fácil, de poco esfuerzo o de sencillo desempeño; total para lo que hacen en los cuarteles… La realidad se empeña en demostrar lo contrario, y siempre que hay una crisis se acaba recurriendo a los militares para que se pongan al tajo sin importar horas, si es de día o de noche, si tienen medios o si tienen que hacerlo a mano… porque todos saben que lo van a hacer, y lo van a hacer gratis, porque total son militares, y comen rancho sentados sobre una piedra y duermen en el suelo sobre una esterilla de un centímetro de grosor y no pasa nada. Son militares y su tiempo, su formación y su sacrificio –y el de sus familias- se pagan con palabras de agradecimiento infinito que se lleva el viento y no con una nómina digna.

No se quiere reconocer la militar como una profesión de riesgo o peligrosa (por eso ni se retribuye como tal ni cuenta con coeficientes para adelantar el pase a retiro, como sí tienen otras profesiones) aunque se trabaje con armas, con explosivos y tengan que ejercitarse y adiestrarse en malas condiciones… y esto conlleve accidentes, lesionados y fallecidos.

El primero que no quiere enterarse es el propio Ministerio de Defensa, que se resiste a dar datos numéricos sobre fallecidos, heridos o accidentados en acto de servicio, retirados o aptos con limitación a causa de accidente en acto de servicio o de suicidios, solicitados por ASFASPRO a través del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.

Si no hay estadística parece que no es una profesión peligrosa. ¿Ya no se acuerda la ministra Robles de los graves accidentes aéreos y de otra índole acaecidos bajo su mandato? Pero, ¿qué ocurre con la supuesta política activa de prevención de riesgos laborales en las Fuerzas Armadas?  Por ejemplo, en un salto paracaidista que tuvo lugar en noviembre pasado, realizado con lo que la prensa denomina “viento excesivo”, en el que hubo 12 lesionados y 7 hospitalizados, el responsable militar[1] afirmaba que era una cifra “asumible”. ¿Y si alguno de los hospitalizados se rompe el cuello? ¿también era asumible en un salto realizado no en combate sino en tiempo de paz? ¿Hasta dónde se puede asumir una baja? ¿y con qué mentalidad? ASFASPRO preguntó en el último pleno del Consejo de Personal sobre el asunto y las medidas preventivas a adoptar para garantizar la seguridad y salud del personal que debe realizar esta peligrosa actividad. Estamos esperando la respuesta.

En ASFASPRO llevamos mucho tiempo luchando para que los militares desarrollen su trabajo en unas condiciones de seguridad aceptables. El Ejército de Tierra se negó en su momento a abrir el Máster de Protección de Riesgos Laborales a los suboficiales, cuando se quedaban desiertas el 70% de las plazas, que se ofertaban a oficiales.

No, no hay interés en presentar la militar como una profesión de riesgo o peligrosa. Pero lo es, y no nos cansaremos de procurar que el militar desarrolle de la forma más segura su trabajo. Habrá accidentes, pero no se pueden producir por falta de las adecuadas medidas de seguridad. Porque la vida del militar es tan valiosa como cualquier vida humana. Aunque visto lo visto nos preguntamos ¿Son los militares asumibles, prescindibles… o solo carne de cañón?

 

[1] https://www.heraldo.es/noticias/aragon/teruel/2023/11/24/trescientos-paracaidistas-saltan-de-noche-junto-al-aeropuerto-de-teruel-en-unas-maniobras-militares-1693344.html

Recientemente el ministerio ha convocado el curso de formación en modalidad ONLINE como apoyo a la preparación de las pruebas selectivas para el ingreso por promoción interna en la Escala de Oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina.

Se convocan 86 plazas y el curso comenzará el día 8 de enero de 2024 y finalizará el día 7 de diciembre de 2024, impartiéndose en horario de tarde.

El plazo finaliza en 15 días laborables contados a partir del 19 de diciembre y hay que inscribirse en SAPROMIL.

 

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ASFASPRO denuncia que es necesario que la Constitución llegue definitivamente al personal militar actualizando su legislación.

Ayer, 4 de diciembre, se constituyó la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados. Mañana, 6 de diciembre, es el Día de la Constitución. Hemos querido aprovechar las dos acepciones de esta palabra, Constitución, porque los señores diputados de la Comisión de Defensa del Congreso –y también los del Senado- tienen por delante mucho trabajo para garantizar que la Constitución se aplique debidamente también a un colectivo que tiene los derechos restringidos después de 45 años de la promulgación de la Carta Magna: el personal militar de las Fuerzas Armadas.

Un personal que ha estado y está contribuyendo en primera línea a la defensa de los derechos constitucionales del resto de la ciudadanía, y ha estado y está sacando las castañas del fuego cuando no queda nadie más. Se ha podido comprobar en la anterior legislatura: pandemia, volcán de La Palma, avalanchas en las fronteras, nevadas, incendios… A cambio, el personal militar recibe huecas felicitaciones verbales, palabras y palabras, y alguna chapa, como la de la Operación Balmis, para lustre en el uniforme y sin remuneración… Los militares son los únicos empleados públicos a quienes se puede exigir entregar su vida cuando sea necesario, pero esto parece que no se valora. El personal militar sufre un importante recorte de sus derechos constitucionales que no se compensa con las justas condiciones laborales y retributivas que merece, como cualquier otro colectivo profesional. En la práctica los militares son ciudadanos de segunda y trabajadores de tercera. Y esto va en contra de lo que establece la Constitución.

Sus señorías, en el Congreso y en el Senado, deben velar para que el trato que recibe el personal militar sea justo y digno, y ello está en sus manos:

  •      Modificando la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas (LODD), que con su actual redacción prohíbe el derecho de reunión de los militares con sus asociaciones profesionales en los cuarteles, mientras que se permite que cualquier empresa entre en las unidades para vender o publicitar sus productos. También modificando el funcionamiento y la configuración del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas que, sin elecciones ni votaciones ni voluntad ministerial de cumplir los acuerdos, cada día se parece más a un corralito en el que encerrar a las asociaciones para que pataleen sin testigos.

  •     Modificando la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar (LCM), configurando una carrera militar digna y atractiva, que reconozca académicamente el contenido de la enseñanza militar y que garantice una promoción interna real y posible que tenga en cuenta la experiencia profesional y la formación cursada, como dispone el Plan Bolonia pero no sucede en la actual enseñanza militar española.

  •      Unos Presupuestos Generales del Estado que proporcionen al militar la retribución justa y digna que merece su formación y su sacrificado desempeño, y que debe ser similar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a los Ejércitos de nuestro entorno. Las nóminas militares están hoy mucho peor que cuando, en el cada día más lejano febrero de 2018, los miembros de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados calificaron como grave la situación de las retribuciones militares. Hoy están peor, y tuvimos que sufrir el bochorno de que los últimos presupuestos se incrementaron en unos cuantos miles de millones las partidas para material militar mientras se negaban a aumentar la de personal en unos modestísimos 320 millones de euros para comenzar a dignificar los bajos sueldos militares.

 Señorías, tienen mucho trabajo por delante para hacer que la Constitución, que ahora celebramos, sea para todos, también para los militares de las Fuerzas Armadas.