En cualquier catástrofe las FAS acuden al rescate, pero nadie rescata a las FAS cuando pasa el temporal; no hay quid pro quo cuando se trata de corresponder con retribuciones dignas o con compensaciones sociales. Otro ejemplo reciente nos la da la Comunidad de Madrid cuando arbitra medidas como las de la Mesa de Apoyo a las FCSE (BOCM 317, de 30 de diciembre de 2020) con arrendamientos de viviendas a precios reducidos, transporte público gratuito, reducción en precios de comedores escolares o gratuidad en instalaciones deportivas. Medidas que excluyen a los soldados mileuristas que han despejado de hielo y nieve los accesos a los hospitales madrileños, sin mirar si lo han hecho en festivo o en laboral, de día o de noche. Para eso sí valemos los militares, pero para concedernos cualquier compensación real no, nadie piensa en nosotros.
En las Fuerzas Armadas clamamos desde hace tiempo por el reconocimiento a nuestra formación, y la respuesta del Ministerio de Defensa viene siendo el silencio. Aunque esta semana nos ha sorprendido la publicación de la Instrucción 2/2021, de 8 de enero, de la Subsecretaria de Defensa, sobre normas en centros docentes, insistiendo en que estudiemos los valores constitucionales. Una norma completamente innecesaria y que constituye una auténtica cortina de humo para desviar la atención de nuestros problemas reales. Los militares llevamos estudiando la Constitución Española y los valores constitucionales desde el día siguiente a su promulgación, en la enseñanza de formación y en cada curso de ascenso, y estamos comprometidos con nuestra sociedad, por lo que la instrucción no aporta nada nuevo. Pero desvía los focos de nuestros problemas sin resolver: una carrera y unas retribuciones dignas.