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Manifestación por una Carrera y Retribuciones dignas

Madrid, 25 de junio de 2022, a las 12:00 horas

Desde la Puerta del Sol hasta la Plaza de las Cortes

 

 

 

No falles 25J                                                                                                                                              

Cartel familia 12 con logo 25J                                                                                                                                 

 

¿Es legal que un militar participe en una manifestación organizada por asociaciones profesionales militares para reivindicar derechos profesionales, económicos y sociales?

 

 

SÍ.

Para responder a esta pregunta debemos consultar la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas y dos importantes sentencias1, una del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del año 2015 y otra del Tribunal Supremo del 2017.

El artículo 13 de la cita ley establece:

“1. El militar podrá ejercer el derecho de reunión, de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del Derecho de Reunión pero no podrá organizar ni participar activamente en reuniones o manifestaciones de carácter político o sindical.

Vistiendo el uniforme o haciendo uso de su condición militar, no podrá organizar, participar ni asistir en lugares de tránsito público a manifestaciones o a reuniones de carácter político, sindical o reivindicativo.”

¿Una manifestación organizada por asociaciones profesionales de militares para demandar derechos profesionales, económicos y sociales tiene carácter reivindicativo? Los tribunales han sido los que han aclarado esta cuestión:

“El término " reivindicativo" no puede comprender cualquier tipo de reivindicación pues ello excluiría toda reivindicación de carácter profesional, social o económico…”

“En todo ejercicio del derecho de reunión y manifestación que -no ha de olvidarse- es una manifestación a su vez del derecho a la libertad de expresión, hay inevitablemente un componente de reivindicación, pero para respetar un contenido mínimo del derecho fundamental que se ejercita (máxime si se trata de su ejercicio por una asociación profesional) se habrá de diferenciar entre la reivindicación meramente profesional, social o económica de la netamente sindical o política, pues en otro caso toda reunión profesional resultaría per se excluida del ejercicio del derecho y, por ende, se dejaría vacío de todo contenido el derecho esencial que se examina.”

En definitiva, la asistencia del militar a este tipo de manifestaciones es totalmente legal.

 

 

 Ven, haz visible tu situación salarial.

Acude con tu familia y amigos.

 

 ¿Por qué nos manifestamos?

1.- Nuestras retribuciones siguen en el furgón de cola de la Admimistración Pública.
2.- Equiparación salarial con los Cuerpos de Seguridad del Estado: Nuestro trabajo tiene igual o más valor.
3.- Las guardias, el trabajo a turnos, la nocturnidad, la extensión de horarios, la peligrosidad, la preparación técnica, la disponibilidad permanente y la movilidad geográfica deben retribuirse.
4.- Un militar no puede ganar menos que un guardia civil, policía nacional o local, que un mossos d´esquadra o ertzaina.
5.- Por una carrera profesional digna, con definición de cometidos, con titulaciones de ingreso adecuadas al grupo retributivo, con un sistema de ascensos justo, con promoción interna real y edad adecuada de pase a la reserva.

 

Desde la Puerta del Sol hasta la Plaza de las Cortes

 

plano manifa

Nos ha costado mucho decidir si publicábamos o no este artículo. Hasta que nos hemos preguntado “¿Si me hubiera pasado a mí, me gustaría que se publicara algo así?”. Y entonces, con dolor por los protagonistas involuntarios, hemos considerado que sí, que querríamos que un hecho luctuoso nuestro sirviera para tratar de evitar otros casos posteriores.

El fin de semana del primero de mayo ha pasado con muy mal sabor de boca para los militares, especialmente para los suboficiales. Dos compañeros brigadas, Pedro G., del Ejército del Aire, y Juan Carlos J., del Ejército de Tierra, decidían poner fin a su vida el sábado 30 de abril en Torrejón de Ardoz y el 1 de mayo en Melilla, respectivamente. Queremos unirnos a sus familias en el dolor y hacerles llegar el abrazo más sentido y más caluroso.

Dos compañeros, dos suboficiales de diferente ejército pero del mismo empleo que con unas horas de diferencia llegaron al límite. Existen las coincidencias, las casualidades, también las luctuosas, pero también existen factores que deberían ser estudiados para evitar, o al menos disminuir, estas situaciones que nadie desea. Son casos diferentes y deberían ser tratados de forma diferente, pero merecen atención.

María José, la esposa de Juan Carlos, ha hecho pública una carta desgarradora

http://copemelilla.com/actualidad/carta-de-maria-jose-avila-montanez-en-memoria-de-juan-carlos-jimena-melendez/117835

en la que describe cómo la trayectoria profesional de su marido comenzó prometedora y satisfactoria hasta que en su tercer empleo de suboficial se volvió gris y descorazonadora.

Hemos perdido dos brigadas, en este empleo se ha alcanzado una plenitud y una experiencia profesional que permiten entender el entorno y vislumbrar el futuro. Para los suboficiales un futuro con perspectivas poco halagüeñas, desarrollando habitualmente un trabajo de superior categoría que ni es retribuido ni es reconocido, lo que es peor todavía. A menudo, cuando se cumple en el puesto de superior categoría se les exige eficiencia plena pero no se les reconoce el nivel ni se les aceptan planteamientos a que obliga el desempeño de ese puesto.

El reconocimiento del trabajo realizado, el valorar al profesional como se merece no es sólo un acto de justicia, es imprescindible para mantener la moral y la autoestima a la vez que puede evitar o disminuir el riesgo de sufrir situaciones límite. Hace años en la Guardia Civil sufrieron una oleada de suicidios, pero atacaron el problema y aumentó la motivación del personal. Hoy la desmotivación cunde en las Fuerzas Armadas, nos sentimos despreciados: los soldados no quieren ser suboficiales, los sargentos (y ya los tenientes) se van a ser guardias civiles o policías rasos, los capitanes se van a Amazon, los tenientes coroneles no quieren mandar unidad si eso les supone cambiar de localidad… Los cambios implican pérdidas e inestabilidad familiar que ni de lejos se quiere compensar con una adecuada retribución. Este último factor, el económico, la estrechez de los salarios, es uno más a tener en cuenta porque resulta ser también una importante forma de presión profesional sobre el individuo.

La situación de los destinos, la movilidad geográfica, las retribuciones, las indemnizaciones con razón del servicio que cada vez son menores, el mal uso de los IPEC (informe personal de calificaciones), del CDE (complemento de dedicación especial), de las evaluaciones (para el ascenso), que en demasiadas ocasiones son percibidos por los subordinados como cacicadas... son caldo de cultivo para estos desenlaces. Estas circunstancias negativas pueden potenciar otras circunstancias particulares, íntimas y personales, y quien las sufre puede no encontrar otra salida.

Es necesario que el Ministerio de Defensa reaccione, por un lado, con planes tangibles de valoración del personal que vayan más allá de las buenas intenciones y de las buenas palabras, pues los elogios no sirven para nada sin actos que los materialicen. Necesitamos poner en valor la profesión militar, reconocer, dignificar al personal para que se sienta realizado y comprendido. Y, de forma más específica, el ministerio debería tener un programa o protocolo que trate de detectar este problema entre el personal y actuar para tratarlo. Nos hacen IPECS, PAFAS (pruebas de aptitud física), ICCS (capacidades básicas comunes del combatiente), tomas de muestras en el Plan anti Droga todos los años…, pues además del reconocimiento médico a lo mejor vendría bien uno psicológico... medidas de prevención por parte del ministerio para evitar suicidios.

 

Que Pedro y Juan Carlos sean los últimos compañeros que pasen por esa puerta de salida. DEP.

 Se ha publicado el Real Decreto 302/2022, de 26 de abril, por el que se aprueba la provisión de plazas de las Fuerzas Armadas y de la Escala de Oficiales de la Guardia Civil para el año 2022.

https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-6803

Los suboficiales no tienen límite de edad para promocionar a las Escalas de Oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina en virtud de la reciente Sentencia núm. 269/2022 del Tribunal Supremo, de 3 de marzo de 2022 [1]. El reparto de plazas es el siguiente:

cuadro.png

Antes de la sentencia, y durante el correspondiente trámite en el Consejo de Personal,  ASFASPRO elaboró y remitió al ministerio el siguiente informe sobre el proyecto del real decreto de provisión de plazas.

DocumentoPDF

[1] https://www.asfaspro.es/rss/item/2809-el-tribunal-supremo-anula-los-limites-de-edad-establecidos-por-margarita-robles-para-la-promocion-interna-del-suboficial-a-los-cuerpos-generales-y-al-cuerpo-de-infanteria-de-marina

La Asociación Profesional mayoritaria de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO consigue eliminar una de las trabas a la promoción interna del suboficial.

El Tribunal Supremo, estimando una excelente argumentación del recurso contencioso preparado por el gabinete jurídico de ASFASPRO, ha anulado por no ser conforme a derecho los límites de edad para la promoción de los suboficiales establecidos en el artículo 17.1.a)2ª del Real Decreto 309/2021, de 4 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de ingreso y promoción en las Fuerzas Armadas[1].

La Administración -Ministerio de Defensa- no ha justificado esos límites, tal y como explica la Sala “no constan acreditados con datos objetivos, ni científicos, ni se indican o justifican otro tipo de factores que no tengan que ver con la aptitud física, como pudieran ser, las funciones a desempeñar y las necesidades derivadas de la especifica organización de los cuerpos afectados o por cuestiones de planeamiento de efectivos”.

El Real Decreto 309/2021, de 4 de mayo, eliminó los límites de edad máxima para la incorporación a las Escalas de Oficiales de los Cuerpos de Intendencia de los Ejércitos y la Armada, del Cuerpo Jurídico Militar, del Cuerpo Militar de Intervención y de los Cuerpos Comunes. Sin embargo, los límites de edad seguían vigentes para los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina.

Según el Reglamento, las siguientes edades no se deberán cumplir o haber cumplido en el año en que se publique la convocatoria, lo que en la práctica significa que han de tener un año menos del que se refleja en el cuadro:

    cuadro1

Conocidas las edades máximas de promoción establecidas en el Reglamento es necesario analizar las edades de los suboficiales a 1 de enero de 2022 para conocer el número de posibles opositores:

 

cuadro2

 

Con un límite de edad de 34 años, más del 85% de los suboficiales no pueden promocionar sin titulación universitaria a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina. Tan solo 80 suboficiales del Ejército del Aire pueden hacerlo a la especialidad fundamental de vuelo.

Con un límite de edad 38 años, más del 72% de los suboficiales no pueden promocionar con titulación universitaria a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina.

La reciente sentencia del Tribunal Supremo permitirá que todos los suboficiales puedan hacer efectivo su derecho profesional a la promoción interna a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina. Sin embargo, todavía quedan muchos obstáculos por remover hasta conseguir que este ascensor social vuelva a funcionar regularmente y en número suficiente como ocurre en otros cuerpos de la Administración.

ASFASPRO, desde los inicios del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas en 2012, lleva solicitando a los diferentes ministros, subsecretarios y mandos de personal la eliminación de esta discriminación profesional, al final ha tenido que ser el Tribunal Supremo el que ha cumplido la antigua ordenanza militar: la justicia debe imperar en los ejércitos.

 

 

[1] [Real Decreto 309/2021] Artículo 17. Requisitos específicos de edad.

Para participar en los procesos de selección para cursar las enseñanzas de formación que a continuación se indican, no se deberán cumplir ni haber cumplido en el año en que se publique la correspondiente convocatoria las siguientes edades máximas:

1. Escala de oficiales.

a) Para incorporarse a las escalas de oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina:

2.º Ingreso por promoción:

i. Sin exigencia de titulación universitaria previa: 34 años, excepto para la especialidad fundamental Vuelo del Cuerpo General del Ejército del Aire, que se establece en 24 años.

ii. Con exigencia de titulación universitaria previa, que pertenezcan a una de las ramas de conocimiento que figuran en el anexo I: 38 años.

Nada como un golpe de realidad para hacer que las conciencias reaccionen. Ahora mismo, la barbarie desatada por un sátrapa -que afirma solemne que él no bombardea ciudades en el micro que sujeta con una mano mientras con la otra lanza las bombas- debería hacer ver a la ciudadanía y a nuestros políticos que el mundo no es precisamente una Arcadia Feliz y que, desgraciadamente, contar con unos ejércitos funcionales sigue siendo imprescindible para la supervivencia de una democracia. Porque sin cañones no hay mantequilla.

En España llevamos mucho tiempo dando la espalda a esa realidad y como consecuencia de un pacifismo mal entendido (Si vis pacem para bellum, ya lo tenían claro los romanos) el presupuesto de Defensa lleva décadas infradotado, y como consecuencia no llega para el mantenimiento de las infraestructuras y nuestros cuarteles se caen, no hay inversiones para modernizar el material que va envejeciendo y, sobre todo, las retribuciones militares ocupan con diferencia el último lugar entre las del personal de la Administración. Vamos, que pedimos que nuestros soldados sacrifiquen la vida por unos pocos euros más que el salario mínimo interprofesional, a mucha distancia de lo que percibe cualquiera que manipule armas, explosivos, realice actividades de riesgo… pero no sea militar.

Lo que sucede hoy en Ucrania –y que otros países, sin entrar en culpables, han sufrido: Irak, Libia, Bosnia, Kosovo, Georgia, Chechenia, Etiopía, Siria…- nos permite comprobar que el gasto en Defensa no es un gasto superfluo, es una inversión. Una inversión imprescindible para conservar nuestro modo de vida. La historia no finalizó en 1990, como se atrevió a escribir Francis Fukuyama, sino que sigue con sus ciclos eternos, más largos o más cortos, y el período de paz más largo en Europa ha llegado a su fin, aunque no nos lo terminemos de creer. Tanta inversión en armamento no letal, en tácticas humanitarias… en las últimas décadas, todo para nada, pues resulta que en las ciudades ucranianas los rusos siguen con la vieja táctica de la alfombra artillera, arrasándolo todo a sangre y fuego y luego ya veremos si queda alguien a quien encarcelar. No es el futuro que queremos para nuestros hijos.

Encarar eso tiene un precio, que hasta ahora no se ha querido pagar. Abusando de la disciplina del personal militar y faltándole reiteradamente al respeto, todo hay que decirlo. Porque que un teniente piloto de un moderno avión de caza tenga una nómina bastante inferior a la del conductor de un coche patrulla de cualquier cuerpo policial es faltar al respeto a los militares. Porque no se entiende que un piloto de helicóptero militar, con vuelos nocturnos, sin luces, a ras de suelo, y preparado para el combate en cualquier situación en la que le puedan disparar cobre muchísimo menos que la tripulación de un helicóptero de control de tráfico. En cualquier emergencia nuestros responsables autonómicos y locales prefieren que acudan la Unidad Militar de Emergencias y los medios de los tres ejércitos que sean necesarios, porque lo hacen todo bien y sin cobrar horas extraordinarias, peligrosidad, penosidad, nocturnidad, festivos…. y, además, el personal militar come cualquier cosa y si es necesario duerme en el suelo tirado donde sea.

Los militares ya hemos salido en varias ocasiones estos últimos años a la calle con la pancarta exigiendo unas retribuciones dignas, ni más ni menos que como todo profesional que se precie. Mientras tanto, en los Ministerios de Defensa y de Hacienda miran para otro lado y pretenden vender una irrisoria y miserable subida en marzo de 2021 que no ha tenido efecto alguno como si fuera el oro y el moro; y este año repiten una y otra vez que nos han subido lo mismo que al resto de funcionarios, con lo que el escalón que nos separa del resto no solo se mantiene sino que va aumentando en términos cuantitativos. Además de mal pagados pretenden hacernos tontos. Aparte de unos euros de maquillaje seguimos con nuestras paupérrimas nóminas militares.

Lo grave es que el Ministerio de Defensa se negó a discutir en el último pleno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (16 de diciembre de 2021) unos hipotéticos proyectos sobre mejora de las retribuciones que la ministra y la subsecretaria habían vendido en declaraciones en el Congreso y en los medios, negativa que provocó que las asociaciones profesionales nos levantáramos y abandonáramos el pleno nada más comenzar.

Las asociaciones profesionales hemos solicitado desde hace meses una reunión con la Ministra de Defensa (quien anteriormente había ofrecido reunirse cuantas veces fuera necesario para tratar problemas) pero parece que Margarita Robles se olvida con facilidad de sus palabras. Paradójicamente, a primeros de año la propia Robles pidió diálogo para la reforma laboral, pero sigue negándolo para su ministerio. Entendemos que estos días tendrá la agenda un poco llena, pero desde verano de 2021 ha tenido muchos huecos y pocas ganas de que le expongamos la realidad.

La tozuda realidad. Vienen –ya los tenemos encima- malos tiempos para la música. Para ese concierto España necesita unas Fuerzas Armadas preparadas, pero la realidad es que mientras las retribuciones militares sean las peores de la Administración en las Fuerzas Armadas los mejores ni ingresarán ni permanecerán en filas para que les tomen el pelo a cambio de su esfuerzo y sacrificio. No vamos bien, y ahora empezarán a decirnos que no es el momento de pedir aumento de sueldo. No lo era ayer, no lo es hoy y no lo será mañana. Para los militares españoles nunca es el momento para tener un salario digno a cambio de nuestro sacrificio y el de nuestras familias. Habrá que hacer examen de conciencia, en Defensa y en Hacienda. Hoy los soldados no quieren ser suboficiales, y los suboficiales aspiran a quitarse los galones para ser guardia civiles (en ninguna otra profesión se desciende de categoría profesional para mejorar el sueldo). A este paso cuando llegue el momento de dignificar las retribuciones militares no habrá nadie en filas a quien aumentar el sueldo. ¿Quién defenderá nuestra sociedad y nuestra libertad si no la sabemos apreciar?

Eso sí, los militares estamos preparados, sin rechistar, a perder la vida que no tiene precio.

Ha salido a la venta el nuevo libro del escritor y compañero Daniel Fopiani, El corazón de los ahogados.

 

UN THRILLER ADICTIVO Y EXTREMO QUE NOS RECUERDA EL DEBER DE AYUDAR A LOS DEMÁS

 

SINOPSIS:

Desde Tombuctú, Doudou y su mujer huyen de la guerra en dirección a Melilla en busca de una vida mejor. Tras múltiples abusos por parte de la policía marroquí y de las mafias que sacan provecho de su desesperación, consiguen subir a una patera. Ella está embarazada y temen morir en el mar, ahogados.

En el pequeño camposanto de la Isla de Alborán, aparece una cabeza mutilada de origen africano, rodeada de gaviotas decapitadas con cabezas de muñecas de porcelana en su lugar.

La sargento Julia Cervantes, Infante de Marina experimentada, es enviada con el contingente que se desplaza a Alborán tras el macabro descubrimiento. En su vida solo quedan su hijo Mario y su madre. Después de varios años, sigue sin poder superar la muerte de su marido.

Durante una terrible tormenta, quedan totalmente incomunicados con el exterior y desde la megafonía del faro comienzan a escuchar una extraña nana: “Diez soldaditos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve”. Cuando empiezan a sucederse los asesinatos, el terror se desata en la isla. Julia debe hallar al culpable si quiere volver sana y salva junto a su hijo pero, ¿hay alguien más en la isla o el asesino se encuentra entre sus camaradas?

 

Lo puedes encontrar en:

                                                                

 

 

 


 

Un medio de comunicación digital -HOY- se ha hecho eco del estado de la causa del accidente del caza F-5 que tuvo lugar en 2012.

 

Según HOY, "El juzgado y la Fiscalía castrense alegan prescripción de los delitos y falta de indicios para enterrar las irregularidades del siniestro de 2012 en Badajoz, el que murió un comandante y sobrevivió milagrosamente un alférez":

 

https://www.hoy.es/nacional/juez-militar-exonera-20220207142502-ntrc.html

 

En el artículo se incluye "El Auto que destapó las irregularidades":

 

https://static.hoy.es/comun/html/2022/AUTO_ELEVACION_A_SUMARIO_PUBLICAR.pdf

 

Los militares tienen derecho a recibir protección eficaz en materia de seguridad y salud en el ejercicio de su actividad, con las peculiaridades propias de las funciones que tienen encomendadas (art. 27.1 Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas).

La Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO, pide la dimisión de la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, por las manifestaciones de deslealtad y desprecio hacia el personal militar efectuadas en un encuentro con la Asociación de Periodistas de Defensa (APDEF).

MADRID, 27 de enero de 2022 El pasado 25 de enero la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, manifestó en un encuentro con la Asociación de Periodistas de Defensa (APDEF) que no se deben comparar las retribuciones del personal militar con el personal civil, pero incluso tampoco con el de otros cuerpos de seguridad, como la Guardia Civil.

Volvemos a formular la misma pregunta que hicimos en junio de 2019 a la propia ministra de Defensa: ¿Con quién se puede o se tiene que equiparar un militar?

Según la subsecretaria no podemos compararnos con los miembros de una institución de naturaleza militar, jerarquizada y armada como lo es la Guardia Civil. Además, dado que no cobramos por la prestación de guardias, la realización de horas extraordinarias, peligrosidad, penosidad, etc., tampoco podemos hacerlo con los miembros de la Policía Nacional, con los policías autonómicos o locales, bomberos, sanitarios o con cualquier otro trabajador público o privado. ¿Y entonces?

Porque lo evidente es que, al parecer, a la subsecretaria de Defensa le da igual que los miles de mujeres y hombres bajo su responsabilidad directa en materia de personal, tengan que patrullar por parajes helados, desiertos o selvas lejanas desactivando minas y artefactos explosivos o sufriendo atentados terroristas; que se vean sometidos a situaciones de fuego real tanto en su instrucción como en los despliegues en zona de operaciones; que puedan ser paracaidistas, buceadores de combate, escaladores, desactivadores de explosivos, etc.; que las autoridades civiles o militares requieran su presencia urgente en todo tipo de emergencias o catástrofes; que piloten aeronaves, que las reparen o que ejerzan como controladores aéreos; que puedan pasarse más de doscientos días al año fuera de casa navegando por todos los mares o en despliegues para garantizar la seguridad y la defensa.

Todo le da igual, hasta la verdad incómoda de que un militar puede realizar en tan solo una semana la jornada laboral real que otros servidores públicos o los trabajadores en general tienen que cumplir en un mes.

Mientras tanto, aunque ahora trate de justificar la negativa a la revisión de nuestro salario intentando confundir a los periodistas con valoraciones incompletas o sesgadas, lo cierto es que la merecida equiparación salarial de policías y guardias civiles ha producido una situación incompresible, porque cualquier recién egresado de esos cuerpos tiene ya un salario neto superior a un teniente o alférez de navío, a la práctica totalidad de los suboficiales y a toda la tropa y marinería de las Fuerzas Armadas, importante circunstancia que no se dijo en la mencionada comparecencia.

Aquí conviene recordar las palabras en el Congreso de los Diputados (27/04/2005) de José Bono siendo ministro de Defensa:

Hace falta dinero porque mientras un brigada del Ejército, con 21 años de servicio, cobre menos que un policía autonómico recién ingresado vamos por mal camino, aunque cambiemos de disco”.

En consecuencia, ahora estamos bastante peor, y cuando una autoridad ni valora ni mantiene el debido y necesario respeto y lealtad hacia sus subordinados, lo ético y lo más coherente es presentar la inmediata dimisión y dedicarse a otra cosa.

 

La defensa de los intereses profesionales incluye también la de la atención sanitaria a nuestras familias, y este 2022 se ha iniciado con malas noticias.


Las entidades de seguro, ASISA y SEGURCAIXA ADESLAS, han publicado en sus páginas webs los Cuadros Médicos correspondientes a 2022. En ambos catálogos se observa la disminución de hospitales y clínicas concertadas.


Sirva como ejemplo Madrid, provincia con más de 88.900 personas del colectivo perteneciente al ISFAS que reciben asistencia sanitaria de estas dos entidades. Al menos han desaparecido del concierto siete (7) hospitales o clínicas del cuadro de SEGURCAIXA ADESLAS y otros cuatro (4) del de ASISA. En algunos casos hay facultativos de estos hospitales o clínicas que continúan en el catálogo, a pesar de ello, la oferta se ha visto reducida.


En este sentido HM Hospitales ha emitido una nota informativa comunicando que los mutualistas de la aseguradora ADESLAS Funcionarios no recibirán asistencia sanitaria en los centros y hospitales de HM Hospitales en la Comunidad de Madrid.


ASFASPRO ha elevado escrito instando a la Ministra de Defensa a mantener la atención sanitaria al personal militar y familias en los niveles que venían siendo habituales así como a mejorar la información que se transmite a los titulares y beneficiarios. Seguiremos insistiendo en todas las instancias posibles.

 

Los discursos de la Pascua Militar volverán a ser grandilocuentes, pero el balance de los últimos tiempos no puede ser más descorazonador para el personal militar. Los medios de comunicación vienen destacando el protagonismo militar en la resolución de todo tipo de crisis, continuamente activados para hacer frente a nevadas, incendios, pandemia, volcán… por si faltaba algo estas navidades también formando equipos de vacunación para reforzar las actuaciones de la sanidad pública. Chicos y chicas para todo. No para todo: sí para todo sacrificio, no para recibir a cambio unas retribuciones dignas.

Los Presupuestos Generales del Estado se han aprobado sin incluir el pequeño aumento en las retribuciones militares solicitado por las asociaciones profesionales, habiéndose rechazado en Congreso y Senado las enmiendas presentadas para ello por grupos políticos de distinto signo.

El personal militar sufre explotación laboral, definida como el hecho de recibir un pago inferior al trabajo que se realiza. La situación retributiva de las Fuerzas Armadas ya fue definida como grave por el dictamen del Congreso de los Diputados en febrero de 2018 y cada vez es peor, habiendo recibido limosnas por parte del Gobierno.

No solo se le paga mucho menos que a cualquier personal que desarrolle funciones similares (controlador aéreo civil, mecánico de helicópteros, buzo… un teniente piloto de avión de caza reactor gana menos que un policía conductor de un coche patrulla…) sino que realiza centenares de horas más de las 1642 horas anuales por las que recibe su nómina el personal que trabaja para la Administración: guardias, servicios, maniobras, navegaciones, misiones en el extranjero… Centenares de horas de más que no se cobran. Esto tiene un nombre: explotación laboral.