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¡Margarita, PÁ-GA-ME!

ASFASPRO da voz a las reivindicaciones del personal militar. Lo que los militares no pudieron gritarle a la señora ministra de Defensa en el desfile del 12 de octubre porque desfilaban de uniforme y con armas.

El jueves de la semana pasada tuvo lugar el tradicional desfile del 12 de octubre en Madrid. Las únicas voces y gritos que pudieron realizar los militares que participaron eran los reglamentarios: voces de mando y los vivas a España y al Rey. Nada que se saliera de las Reales Ordenanzas. Pero ello no puede tapar lo que realmente deseaban gritar los soldados que no llegan a fin de mes a su paso por la tribuna gubernamental: “¡Margarita, PÁ-GA-ME!”.

Desde el primer minuto en que la hoy ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, accedió al cargo, ASFASPRO y el resto de asociaciones profesionales le hemos transmitido la mala situación retributiva del personal militar y la enorme brecha salarial existente con el resto de personal del ámbito de la seguridad ylas FCSE, en las que también hay militares.

Se han sucedido dos plenos extraordinarios sobre retribuciones, una comisión temporal de trabajo en el seno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas –ya cerrada-, propuestas y propuestas en el Consejo de Personal, concentraciones en ciudades de toda la geografía nacional, manifestaciones en Madrid con final en la puerta del Congreso (una de ellas con intento administrativo de que no llegáramos a ella, lo que nos obligó a recurrir a la tutela de los tribunales que reafirmaron nuestro derecho)…

El diferencial retributivo del personal de las Fuerzas Armadas con sus equivalentes de las FCSE va aumentando año tras año, a la vez que disminuyendo el número de opositores de tropa para promoción interna a suboficial. Hay fuga de personal cualificado en las Fuerzas Armadas (suboficiales y tenientes que dejan sus divisas para ser guardias rasosu opositar a RENFE) y falta de atractivo para captar a los mejores (la ratio de opositores en algunas oposiciones es inferior al número de plazas). ¿Qué hace la ministra ante la evidencia? Pues haciéndose la sorda, silbando y mirando para otro lado.

Las últimas declaraciones de la Ministra de Defensa intentando vender las Fuerzas Armadas a las mujeres son el mismo discurso tronado de siempre: honor, valores, heroísmo… Si no se acompañan de un trato digno, empezando por una retribución justa, son sólo palabras huecas, puro humo. Ni con el honor se paga la hipoteca ni con los valores la comida de los hijos.

¿Cómo no han de querer gritar los militares a toda voz “¡Margarita, PÁ-GA-ME!”?

Porque haber dinero en Defensa, haylo, lo que no hay es voluntad de tratar con dignidad al personal más disciplinado y sacrificado de la Administración: los militares de las Fuerzas Armadas. Como muestra un par de botones:

  1.       Entre las enmiendas presentadas a los Presupuestos Generales del Estado para 2023 hubo varias, realizadas a petición de ASFASPRO y cursadas por diversos partidos de todo el arco parlamentario, para que se incrementara en 320 millones de euros el capítulo de retribuciones militares (entre 100 y 160 euros mensuales para todos los militares, en función de su situación y con independencia de su graduación). Fueron rechazadas. Unos míseros 320 millones dedicados a personal. Como contrapunto, solamente durante el pasado mes de septiembre, con el gobierno en funciones, fue aprobado un gasto militar -pero no para el personal milirar- de unos 12000 millones de euros. Bravo por la música, sí hay 12000 cuando a la ministra le viene bien pero no hay 320 para empezar a mejorar las paupérrimas nóminas militares.             

       “¡Margarita, PÁ-GA-ME!”

  1.       Hace pocos días, el pasado 3 de octubre, hubo pleno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas. El Ministerio de Defensa es tan consciente de las malas retribuciones de su personal que a todo un Director General de Personal (quien para más inri en su día presidió la comisión temporal sobre retribuciones) no se le ocurrió otra cosa que comunicar eufóricamente que se iba a actualizar la nómina aumentando un 0’5% desde enero. Tuvo que ser el representante de ASFASPRO el que le hiciera deshinchar el globo haciéndole ver que no era un gran logro del Ministerio de Defensa sino el resultado de un acuerdo que afecta a toda la Administración y cuyo resultado, como siempre, va a ser seguir incrementando el diferencial entre las nóminas de las Fuerzas Armadas y las del resto de servidores públicos.

        “¡Margarita, PÁ-GA-ME!”