Se ha publicado el Real Decreto 302/2022, de 26 de abril, por el que se aprueba la provisión de plazas de las Fuerzas Armadas y de la Escala de Oficiales de la Guardia Civil para el año 2022.
https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-6803
Los suboficiales no tienen límite de edad para promocionar a las Escalas de Oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina en virtud de la reciente Sentencia núm. 269/2022 del Tribunal Supremo, de 3 de marzo de 2022 [1]. El reparto de plazas es el siguiente:
Antes de la sentencia, y durante el correspondiente trámite en el Consejo de Personal, ASFASPRO elaboró y remitió al ministerio el siguiente informe sobre el proyecto del real decreto de provisión de plazas.
[1] https://www.asfaspro.es/rss/item/2809-el-tribunal-supremo-anula-los-limites-de-edad-establecidos-por-margarita-robles-para-la-promocion-interna-del-suboficial-a-los-cuerpos-generales-y-al-cuerpo-de-infanteria-de-marina
Ayer el presidente de la Comunidad de Galicia exigió al Gobierno un plan de contingencia para garantizar el suministro de productos básicos con la intervención del Ejército si fuera necesario.
Algunos medios llegaron a afirmar que el presidente del Gobierno no descarta un estado de alarma, excepción o sitio, con la consecuente movilización de las Fuerzas Armadas.
No dejaría de ser paradójico ver en esta tarea a las tropas mileuristas, sujetas a la constante movilidad geográfica que las separa cientos de kilómetros de sus familias y que también han sido golpeadas con ferocidad por la subida del combustible y -como todo español- por el aumento generalizado de precios.
La ministra Robles anunció en RTVE -antes de entrar al Consejo de Ministros- que ese escenario no se podía contemplar en absoluto y más concretamente sobre la huelga de transportistas, que era el momento de arrimar el hombro, dialogar, negociar y tratar de buscar soluciones.
¿Pero cómo es posible que la ministra pida a otros lo que no ofrece ni intenta en su ámbito de responsabilidad? Las retribuciones, la carrera y los derechos profesionales del personal militar siguen esperando.
Las Fuerzas Armadas están dispuestas a acudir allí dónde ordene el Gobierno, ¿está el Gobierno dispuesto a pagar dignamente a un Ejército Profesional?
Las tres asociaciones se niegan a mercadear con las retribuciones para el personal militar a cambio de vagas mejoras en el terreno de los derechos asociativos que ofrece el Ministerio de Defensa.
Madrid, 21 de marzo de 2022.
El Ministerio de Defensa niega el diálogo a las asociaciones profesionales; ASFASPRO, ATME y UMT no ven motivos para blanquear a la ministra Robles y rechazan asistir al pleno de marzo del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.
El Ministerio de Defensa, en lugar de procurar que los militares tengan unas retribuciones dignas, mira para otro lado. Tras las solicitudes de reunión con la ministra y el gesto de las asociaciones en diciembre, los únicos movimientos del Ministerio de Defensa se han limitado a la presencia de la subsecretaría de Defensa, Amparo Valcarce, en la Comisión de Trabajo para la reforma y desarrollo de la Orgánica de Derechos y Deberes (LODD) de los miembros de las Fuerzas Armadas tras la que anunció tímidas medidas para potenciar el asociacionismo, y a una llamada telefónica de la ministra, Margarita Robles, a los presidentes de las asociaciones a quienes insistió en lo mismo.
Esto no es suficiente, enseñar la zanahoria de hipotéticas subvenciones, créditos horarios y otros medios para las asociaciones no puede significar que las Asociaciones Profesionales Militares se replanteen las acciones que llevan tomando desde hace ya muchos meses para defender los legítimos derechos profesionales y retributivos de los militares.
La negativa tajante por parte de la ministra Robles a no presentar ningún tipo de proyecto de mejora en la Carrera de los Militares, así como la negativa a presentar cualquier tipo de proyecto de subida retributiva en el presente o escalonado en el tiempo, bajo la excusa de que el Ministerio de Hacienda no lo aprobaría, e incluso la negativa a reunirse con las asociaciones mientras que no tenga nada que poner encima de la mesa, solo puede significar el enquistamiento de la situación y el menosprecio por el trabajo realizado por los militares.
La pésima gestión de personal de la ministra Robles sigue colmando la paciencia de ASFASPRO, ATME y UMT al ver que sus demandas son una y otra vez ignoradas, por lo cual han decidido no asistir al pleno del COPERFAS de marzo y valoran volver a reivindicar sus demandas laborales y retributivas a través de próximas manifestaciones y concentraciones en la calle.
Las más que necesarias mejoras del modelo de carrera militar, derechos profesionales y la imprescindible subida retributiva, reconocida por todo el arco parlamentario, no pueden ser mercadeadas a cambio de unas presuntas dádivas para las asociaciones militares. Los militares no pueden continuar siendo los servidores públicos peor retribuidos y con el futuro profesional menos esperanzador de toda la Administración Pública.
Los militares están constantemente trabajando tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, desde la lucha contra el COVID-19, incendios, inundaciones o nevadas hasta misiones internacionales contra la piratería, de la OTAN o donde el Gobierno considere necesaria su actuación, incluso en zonas de guerra.
Los militares garantizan la seguridad colectiva frente a la amenaza externa con su disponibilidad permanente para el servicio a todos los ciudadanos, sin importar cuándo y dónde, y con la obligación de entregar la propia vida en caso de ser necesario. Y esto no puede ser a cambio de una nómina mileurista. Es por ello que, tanto su sacrificio como el que deben realizar sus familias, deben verse compensados con unas condiciones profesionales y salariales justas y acordes a los tiempos que corren.
BASTA DE DESPRECIOS, BASTA DEL ABANDONO DE LOS MILITARES.
ASFASPRO, ATME y UMT señalan que el aumento del presupuesto no puede ir destinado exclusivamente a la inversión en programas de armamento y empresas del sector, mientras la mayoría de los militares reciben sueldos paupérrimos y sufren condiciones laborales que dejan mucho de desear.
Madrid, 17 de marzo de 2022.
La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con unas Fuerzas Armadas mejor dotadas para defender eficazmente a nuestra sociedad. Se ha constatado que el gasto en Defensa es más una inversión de futuro que un gasto superfluo, siendo necesario invertir en sistemas de armas modernos, en infraestructuras adecuadas y en dotar al personal que los maneja de una carrera atractiva que garantice contar con un personal capacitado y motivado. Con los sueldos de miseria actuales, los peores de la Administración, no será posible mantener la eficacia en las Fuerzas Armadas.
El presidente del Gobierno ha anunciado un aumento de varios miles de millones para elevar el gasto en Defensa al 2% del PIB, como viene preconizando la OTAN desde hace lustros. Esto es positivo porque nuestras Fuerzas Armadas llevan décadas infrafinanciadas. Ahora bien, a las asociaciones profesionales nos preocupa el reparto porque debe alcanzar el equilibrio entre la mejora de los medios materiales y los humanos.
Las inversiones en Defensa siempre generan empleo, tanto de forma directa como indirecta, con lo que se va a obtener un beneficio social; sin embargo, también la gestión del personal militar tiene necesidades acuciantes que deben dotarse de presupuesto para su solución:
Mejorar el sueldo de los militares, de los trabajadores militares de las Fuerzas Armadas. Esta nomenclatura es importante porque, desde posicionamientos ideológicos diversos, se tiende a que sean palabras que no casan: para unos los militares no son trabajadores, por ello no tienen derechos a un salario ajustado a su desempeño, y, para otros, el ser militar es incompatible con una retribución porque el honor de servir es suficiente compensación. Ambas posiciones están alejadas de la realidad: los miembros de las Fuerzas Armadas son unos profesionales formados que dominan su trabajo y deben ser retribuidos de forma digna y equiparable a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo que no sucede en 2022.
Muy relacionada con la falta de retribuciones adecuadas está la falta de atractivo que tiene la carrera militar: espíritu de sacrificio, mucha exigencia, pero poca retribución con que mantener a la familia. Es imprescindible dotar de atractivo a la profesión militar, que tenga unos sueldos competitivos, para que ingresen o no se marchen los mejores. Lo contrario significa que solo entre en filas aquel que no encuentre nada más y, esto, es muy poco halagüeño.
Un mayor reclutamiento permitirá una mejor conciliación de la vida profesional, personal y familiar de los militares. Actualmente, las numerosas misiones y la falta de personal impiden, en muchas ocasiones, el suficiente descanso. La explotación laboral no debe ser permitida ni en el ámbito civil ni en el militar.
Es necesario invertir en medidas que mejoren la seguridad y salud en el desarrollo de la actividad de las Fuerzas Armadas. La prevención de riesgos laborales requiere de sistemas y material modernos.
Otro campo que necesita inversión es la sanidad militar, puesto que su mejora, como se ha visto con la crisis del COVID-19 revierte en toda la ciudadanía.
Naturalmente, también urge la mejora de las infraestructuras, especialmente de los alojamientos logísticos tan necesarios para una profesión que exige una constante movilidad geográfica. Movilidad geográfica que sigue sin retribuirse y compensarse adecuadamente.
En definitiva, las Fuerzas Armadas necesitan la inversión anunciada; pero sin marginar ni olvidar, en ningún caso, las necesidades del personal militar. El valor más importante de las Fuerzas Armadas es el humano, ya que sin soldados no hay ejército y, sin este, no hay defensa. Es necesario tener un personal preparado, capacitado y motivado para cumplir con la misión de defender a nuestra sociedad y a nuestros conciudadanos.
Retribuciones dignas para los profesionales militares.
La Asociación Profesional mayoritaria de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO consigue eliminar una de las trabas a la promoción interna del suboficial.
El Tribunal Supremo, estimando una excelente argumentación del recurso contencioso preparado por el gabinete jurídico de ASFASPRO, ha anulado por no ser conforme a derecho los límites de edad para la promoción de los suboficiales establecidos en el artículo 17.1.a)2ª del Real Decreto 309/2021, de 4 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de ingreso y promoción en las Fuerzas Armadas[1].
La Administración -Ministerio de Defensa- no ha justificado esos límites, tal y como explica la Sala “no constan acreditados con datos objetivos, ni científicos, ni se indican o justifican otro tipo de factores que no tengan que ver con la aptitud física, como pudieran ser, las funciones a desempeñar y las necesidades derivadas de la especifica organización de los cuerpos afectados o por cuestiones de planeamiento de efectivos”.
El Real Decreto 309/2021, de 4 de mayo, eliminó los límites de edad máxima para la incorporación a las Escalas de Oficiales de los Cuerpos de Intendencia de los Ejércitos y la Armada, del Cuerpo Jurídico Militar, del Cuerpo Militar de Intervención y de los Cuerpos Comunes. Sin embargo, los límites de edad seguían vigentes para los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina.
Según el Reglamento, las siguientes edades no se deberán cumplir o haber cumplido en el año en que se publique la convocatoria, lo que en la práctica significa que han de tener un año menos del que se refleja en el cuadro:
Conocidas las edades máximas de promoción establecidas en el Reglamento es necesario analizar las edades de los suboficiales a 1 de enero de 2022 para conocer el número de posibles opositores:
Con un límite de edad de 34 años, más del 85% de los suboficiales no pueden promocionar sin titulación universitaria a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina. Tan solo 80 suboficiales del Ejército del Aire pueden hacerlo a la especialidad fundamental de vuelo.
Con un límite de edad 38 años, más del 72% de los suboficiales no pueden promocionar con titulación universitaria a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina.
La reciente sentencia del Tribunal Supremo permitirá que todos los suboficiales puedan hacer efectivo su derecho profesional a la promoción interna a los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina. Sin embargo, todavía quedan muchos obstáculos por remover hasta conseguir que este ascensor social vuelva a funcionar regularmente y en número suficiente como ocurre en otros cuerpos de la Administración.
ASFASPRO, desde los inicios del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas en 2012, lleva solicitando a los diferentes ministros, subsecretarios y mandos de personal la eliminación de esta discriminación profesional, al final ha tenido que ser el Tribunal Supremo el que ha cumplido la antigua ordenanza militar: la justicia debe imperar en los ejércitos.
[1] [Real Decreto 309/2021] Artículo 17. Requisitos específicos de edad.
Para participar en los procesos de selección para cursar las enseñanzas de formación que a continuación se indican, no se deberán cumplir ni haber cumplido en el año en que se publique la correspondiente convocatoria las siguientes edades máximas:
1. Escala de oficiales.
a) Para incorporarse a las escalas de oficiales de los Cuerpos Generales y de Infantería de Marina:
2.º Ingreso por promoción:
i. Sin exigencia de titulación universitaria previa: 34 años, excepto para la especialidad fundamental Vuelo del Cuerpo General del Ejército del Aire, que se establece en 24 años.
ii. Con exigencia de titulación universitaria previa, que pertenezcan a una de las ramas de conocimiento que figuran en el anexo I: 38 años.
Nada como un golpe de realidad para hacer que las conciencias reaccionen. Ahora mismo, la barbarie desatada por un sátrapa -que afirma solemne que él no bombardea ciudades en el micro que sujeta con una mano mientras con la otra lanza las bombas- debería hacer ver a la ciudadanía y a nuestros políticos que el mundo no es precisamente una Arcadia Feliz y que, desgraciadamente, contar con unos ejércitos funcionales sigue siendo imprescindible para la supervivencia de una democracia. Porque sin cañones no hay mantequilla.
En España llevamos mucho tiempo dando la espalda a esa realidad y como consecuencia de un pacifismo mal entendido (Si vis pacem para bellum, ya lo tenían claro los romanos) el presupuesto de Defensa lleva décadas infradotado, y como consecuencia no llega para el mantenimiento de las infraestructuras y nuestros cuarteles se caen, no hay inversiones para modernizar el material que va envejeciendo y, sobre todo, las retribuciones militares ocupan con diferencia el último lugar entre las del personal de la Administración. Vamos, que pedimos que nuestros soldados sacrifiquen la vida por unos pocos euros más que el salario mínimo interprofesional, a mucha distancia de lo que percibe cualquiera que manipule armas, explosivos, realice actividades de riesgo… pero no sea militar.
Lo que sucede hoy en Ucrania –y que otros países, sin entrar en culpables, han sufrido: Irak, Libia, Bosnia, Kosovo, Georgia, Chechenia, Etiopía, Siria…- nos permite comprobar que el gasto en Defensa no es un gasto superfluo, es una inversión. Una inversión imprescindible para conservar nuestro modo de vida. La historia no finalizó en 1990, como se atrevió a escribir Francis Fukuyama, sino que sigue con sus ciclos eternos, más largos o más cortos, y el período de paz más largo en Europa ha llegado a su fin, aunque no nos lo terminemos de creer. Tanta inversión en armamento no letal, en tácticas humanitarias… en las últimas décadas, todo para nada, pues resulta que en las ciudades ucranianas los rusos siguen con la vieja táctica de la alfombra artillera, arrasándolo todo a sangre y fuego y luego ya veremos si queda alguien a quien encarcelar. No es el futuro que queremos para nuestros hijos.
Encarar eso tiene un precio, que hasta ahora no se ha querido pagar. Abusando de la disciplina del personal militar y faltándole reiteradamente al respeto, todo hay que decirlo. Porque que un teniente piloto de un moderno avión de caza tenga una nómina bastante inferior a la del conductor de un coche patrulla de cualquier cuerpo policial es faltar al respeto a los militares. Porque no se entiende que un piloto de helicóptero militar, con vuelos nocturnos, sin luces, a ras de suelo, y preparado para el combate en cualquier situación en la que le puedan disparar cobre muchísimo menos que la tripulación de un helicóptero de control de tráfico. En cualquier emergencia nuestros responsables autonómicos y locales prefieren que acudan la Unidad Militar de Emergencias y los medios de los tres ejércitos que sean necesarios, porque lo hacen todo bien y sin cobrar horas extraordinarias, peligrosidad, penosidad, nocturnidad, festivos…. y, además, el personal militar come cualquier cosa y si es necesario duerme en el suelo tirado donde sea.
Los militares ya hemos salido en varias ocasiones estos últimos años a la calle con la pancarta exigiendo unas retribuciones dignas, ni más ni menos que como todo profesional que se precie. Mientras tanto, en los Ministerios de Defensa y de Hacienda miran para otro lado y pretenden vender una irrisoria y miserable subida en marzo de 2021 que no ha tenido efecto alguno como si fuera el oro y el moro; y este año repiten una y otra vez que nos han subido lo mismo que al resto de funcionarios, con lo que el escalón que nos separa del resto no solo se mantiene sino que va aumentando en términos cuantitativos. Además de mal pagados pretenden hacernos tontos. Aparte de unos euros de maquillaje seguimos con nuestras paupérrimas nóminas militares.
Lo grave es que el Ministerio de Defensa se negó a discutir en el último pleno del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (16 de diciembre de 2021) unos hipotéticos proyectos sobre mejora de las retribuciones que la ministra y la subsecretaria habían vendido en declaraciones en el Congreso y en los medios, negativa que provocó que las asociaciones profesionales nos levantáramos y abandonáramos el pleno nada más comenzar.
Las asociaciones profesionales hemos solicitado desde hace meses una reunión con la Ministra de Defensa (quien anteriormente había ofrecido reunirse cuantas veces fuera necesario para tratar problemas) pero parece que Margarita Robles se olvida con facilidad de sus palabras. Paradójicamente, a primeros de año la propia Robles pidió diálogo para la reforma laboral, pero sigue negándolo para su ministerio. Entendemos que estos días tendrá la agenda un poco llena, pero desde verano de 2021 ha tenido muchos huecos y pocas ganas de que le expongamos la realidad.
La tozuda realidad. Vienen –ya los tenemos encima- malos tiempos para la música. Para ese concierto España necesita unas Fuerzas Armadas preparadas, pero la realidad es que mientras las retribuciones militares sean las peores de la Administración en las Fuerzas Armadas los mejores ni ingresarán ni permanecerán en filas para que les tomen el pelo a cambio de su esfuerzo y sacrificio. No vamos bien, y ahora empezarán a decirnos que no es el momento de pedir aumento de sueldo. No lo era ayer, no lo es hoy y no lo será mañana. Para los militares españoles nunca es el momento para tener un salario digno a cambio de nuestro sacrificio y el de nuestras familias. Habrá que hacer examen de conciencia, en Defensa y en Hacienda. Hoy los soldados no quieren ser suboficiales, y los suboficiales aspiran a quitarse los galones para ser guardia civiles (en ninguna otra profesión se desciende de categoría profesional para mejorar el sueldo). A este paso cuando llegue el momento de dignificar las retribuciones militares no habrá nadie en filas a quien aumentar el sueldo. ¿Quién defenderá nuestra sociedad y nuestra libertad si no la sabemos apreciar?
Eso sí, los militares estamos preparados, sin rechistar, a perder la vida que no tiene precio.
Ha salido a la venta el nuevo libro del escritor y compañero Daniel Fopiani, El corazón de los ahogados.
UN THRILLER ADICTIVO Y EXTREMO QUE NOS RECUERDA EL DEBER DE AYUDAR A LOS DEMÁS
SINOPSIS:
Desde Tombuctú, Doudou y su mujer huyen de la guerra en dirección a Melilla en busca de una vida mejor. Tras múltiples abusos por parte de la policía marroquí y de las mafias que sacan provecho de su desesperación, consiguen subir a una patera. Ella está embarazada y temen morir en el mar, ahogados.
En el pequeño camposanto de la Isla de Alborán, aparece una cabeza mutilada de origen africano, rodeada de gaviotas decapitadas con cabezas de muñecas de porcelana en su lugar.
La sargento Julia Cervantes, Infante de Marina experimentada, es enviada con el contingente que se desplaza a Alborán tras el macabro descubrimiento. En su vida solo quedan su hijo Mario y su madre. Después de varios años, sigue sin poder superar la muerte de su marido.
Durante una terrible tormenta, quedan totalmente incomunicados con el exterior y desde la megafonía del faro comienzan a escuchar una extraña nana: “Diez soldaditos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve”. Cuando empiezan a sucederse los asesinatos, el terror se desata en la isla. Julia debe hallar al culpable si quiere volver sana y salva junto a su hijo pero, ¿hay alguien más en la isla o el asesino se encuentra entre sus camaradas?
Lo puedes encontrar en:
Un medio de comunicación digital -HOY- se ha hecho eco del estado de la causa del accidente del caza F-5 que tuvo lugar en 2012.
Según HOY, "El juzgado y la Fiscalía castrense alegan prescripción de los delitos y falta de indicios para enterrar las irregularidades del siniestro de 2012 en Badajoz, el que murió un comandante y sobrevivió milagrosamente un alférez":
https://www.hoy.es/nacional/juez-militar-exonera-20220207142502-ntrc.html
En el artículo se incluye "El Auto que destapó las irregularidades":
https://static.hoy.es/comun/html/2022/AUTO_ELEVACION_A_SUMARIO_PUBLICAR.pdf
Los militares tienen derecho a recibir protección eficaz en materia de seguridad y salud en el ejercicio de su actividad, con las peculiaridades propias de las funciones que tienen encomendadas (art. 27.1 Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas).
La Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO, pide la dimisión de la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, por las manifestaciones de deslealtad y desprecio hacia el personal militar efectuadas en un encuentro con la Asociación de Periodistas de Defensa (APDEF).
MADRID, 27 de enero de 2022 – El pasado 25 de enero la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, manifestó en un encuentro con la Asociación de Periodistas de Defensa (APDEF) que no se deben comparar las retribuciones del personal militar con el personal civil, pero incluso tampoco con el de otros cuerpos de seguridad, como la Guardia Civil.
Volvemos a formular la misma pregunta que hicimos en junio de 2019 a la propia ministra de Defensa: ¿Con quién se puede o se tiene que equiparar un militar?
Según la subsecretaria no podemos compararnos con los miembros de una institución de naturaleza militar, jerarquizada y armada como lo es la Guardia Civil. Además, dado que no cobramos por la prestación de guardias, la realización de horas extraordinarias, peligrosidad, penosidad, etc., tampoco podemos hacerlo con los miembros de la Policía Nacional, con los policías autonómicos o locales, bomberos, sanitarios o con cualquier otro trabajador público o privado. ¿Y entonces?
Porque lo evidente es que, al parecer, a la subsecretaria de Defensa le da igual que los miles de mujeres y hombres bajo su responsabilidad directa en materia de personal, tengan que patrullar por parajes helados, desiertos o selvas lejanas desactivando minas y artefactos explosivos o sufriendo atentados terroristas; que se vean sometidos a situaciones de fuego real tanto en su instrucción como en los despliegues en zona de operaciones; que puedan ser paracaidistas, buceadores de combate, escaladores, desactivadores de explosivos, etc.; que las autoridades civiles o militares requieran su presencia urgente en todo tipo de emergencias o catástrofes; que piloten aeronaves, que las reparen o que ejerzan como controladores aéreos; que puedan pasarse más de doscientos días al año fuera de casa navegando por todos los mares o en despliegues para garantizar la seguridad y la defensa.
Todo le da igual, hasta la verdad incómoda de que un militar puede realizar en tan solo una semana la jornada laboral real que otros servidores públicos o los trabajadores en general tienen que cumplir en un mes.
Mientras tanto, aunque ahora trate de justificar la negativa a la revisión de nuestro salario intentando confundir a los periodistas con valoraciones incompletas o sesgadas, lo cierto es que la merecida equiparación salarial de policías y guardias civiles ha producido una situación incompresible, porque cualquier recién egresado de esos cuerpos tiene ya un salario neto superior a un teniente o alférez de navío, a la práctica totalidad de los suboficiales y a toda la tropa y marinería de las Fuerzas Armadas, importante circunstancia que no se dijo en la mencionada comparecencia.
Aquí conviene recordar las palabras en el Congreso de los Diputados (27/04/2005) de José Bono siendo ministro de Defensa:
“Hace falta dinero porque mientras un brigada del Ejército, con 21 años de servicio, cobre menos que un policía autonómico recién ingresado vamos por mal camino, aunque cambiemos de disco”.
En consecuencia, ahora estamos bastante peor, y cuando una autoridad ni valora ni mantiene el debido y necesario respeto y lealtad hacia sus subordinados, lo ético y lo más coherente es presentar la inmediata dimisión y dedicarse a otra cosa.
La defensa de los intereses profesionales incluye también la de la atención sanitaria a nuestras familias, y este 2022 se ha iniciado con malas noticias.
Las entidades de seguro, ASISA y SEGURCAIXA ADESLAS, han publicado en sus páginas webs los Cuadros Médicos correspondientes a 2022. En ambos catálogos se observa la disminución de hospitales y clínicas concertadas.
Sirva como ejemplo Madrid, provincia con más de 88.900 personas del colectivo perteneciente al ISFAS que reciben asistencia sanitaria de estas dos entidades. Al menos han desaparecido del concierto siete (7) hospitales o clínicas del cuadro de SEGURCAIXA ADESLAS y otros cuatro (4) del de ASISA. En algunos casos hay facultativos de estos hospitales o clínicas que continúan en el catálogo, a pesar de ello, la oferta se ha visto reducida.
En este sentido HM Hospitales ha emitido una nota informativa comunicando que los mutualistas de la aseguradora ADESLAS Funcionarios no recibirán asistencia sanitaria en los centros y hospitales de HM Hospitales en la Comunidad de Madrid.
ASFASPRO ha elevado escrito instando a la Ministra de Defensa a mantener la atención sanitaria al personal militar y familias en los niveles que venían siendo habituales así como a mejorar la información que se transmite a los titulares y beneficiarios. Seguiremos insistiendo en todas las instancias posibles.