El Ejército de Tierra tiene un problema de falta de oficiales, pero obvia la raíz del problema, la falta de promoción interna del suboficial a oficial. La solución que propone es una disminución de los tiempos de servicio para algunos ascensos, es decir, aumento de retribuciones para los afortunados; el trabajo de los oficiales que no están, para los suboficiales.
En el Ejército de Tierra se acaban de dar cuenta de que les faltan oficiales[1], y urge solucionar el problema. Les faltan tenientes coroneles, comandantes, capitanes y tenientes. Hoy, no ayer, hoy. Y han encontrado la piedra filosofal que permitirá solucionar el problema: hacer correr el escalafón para que asciendan antes. Claro, si los tenientes ascienden antes a capitán habrá más capitanes, aunque no tenientes. Pero esto no preocupa, no hay tenientes, pero hay suboficiales que se hacen cargo de esos puestos de oficial que no se pueden cubrir. Subtenientes y brigadas, incluso sargentos primeros que los desempeñan sin ningún problema, como bien sabe el mando. Suboficiales, justo la palabra que no aparece entre las soluciones que le presentan a la ministra. Casualmente cuando el problema de falta de oficiales está directamente ocasionado por la eliminación en la práctica de la promoción interna del suboficial a oficial efectuado con la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar. Hasta ese momento un número de suboficiales ascendían cada año a oficial tras superar dos cursos en la academia de oficiales, con lo que se daba ascenso social a la escala de suboficiales y el Ejército se aseguraba contar con un número adecuado de oficiales en los primeros empleos, que contaban con una apreciada experiencia que permitía ocupar puestos que la necesitaban, especialmente los logísticos y administrativos de todo tipo de unidades. Pero eso se acabó. Esos oficiales dejaron de entrar y se viene notando el hueco. Ahora son suboficiales, con conocimientos y experiencia quienes tienen que desempeñar esos puestos, eso sí, cobrando mucho menos que un oficial.
¿Por qué sale ahora a la luz el problema de la falta de oficiales? Que muchos excelentes oficiales procedentes de suboficial han pasado y están pasando a la reserva y no tienen quien les sustituya porque la promoción del suboficial a oficial es prácticamente inexistente, puramente testimonial.
¿Y esto no se sabía que iba a pasar? Pues desde el mismo momento en que, con la Ley de la carrera militar, en 2007, se cortó la promoción del suboficial a oficial. Pero no hay más ciego que aquel que no quiere ver. Y seguimos igual, porque tampoco ahora se quiere reconocer el problema: entre las soluciones propuestas no hay ninguna mención al suboficial.
En un Ejército que ya está trabajando en la Fuerza 35[2], ¿no se tenían desde hace años las previsiones de efectivos por empleos para 2023? Naturalmente que sí, pero parece que no preocuparan en exceso, puesto que no se ha hecho nada por evitarlo, porque siempre hay quien se encarga de desarrollar las tareas de los puestos que quedan vacíos. La sucesión de mando es consustancial a la milicia y no permite huecos. Sin embargo, se ha generado un problema estructural y un análisis sin prejuicios permite detectar por donde falla el sistema: la integración real de todo el personal militar en un conjunto que permita una movilidad ascendente y coherente, como existía antes de la Ley 39/2007 de la Carrera militar, en la que dan la impresión de aflorar unos prejuicios de clase que consideran que ser suboficial sea un estigma para promocionar a oficial. No lo pone la letra de la Ley, pero en la práctica quedó truncada la promoción interna de suboficial a oficial (no sucedió lo mismo con la promoción de tropa a suboficial). En otro cuerpo militar, la Guardia Civil, sí han venido apreciando a sus suboficiales, estableciendo una vía para que tras cursar dos años de academia (sumados a la enseñanza previa y a la experiencia, como marca el Plan Bolonia) un suboficial promocione a oficial. Así, cada año 80 suboficiales de la Guardia Civil ascienden a teniente, año tras año. El resultado es que ese flujo permite mantener una pirámide de edades en los empleos de suboficial y el cuerpo dispone de oficiales con experiencia a pie de calle y, al contrario que en las Fuerzas Armadas, no tiene el acusado déficit en la categoría de oficial. ¿Por qué en las Fuerzas Armadas no se ha hecho lo mismo?
¿A qué responde la obsesión por dificultar o impedir la promoción interna del suboficial? Paradójicamente, la democracia ha cerrado de nuevo las puertas a la promoción interna del suboficial y el resultado es que no hay suficientes oficiales. ¿Cómo se llama esto? ¿corporativismo? ¿casta? ¿miedo a no estar a la altura de quienes promocionan?
[1] https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/el_chivato/deficit-oficiales-ejercito-tierra-cuela-asamblea-orden-san-hermenegildo/20230412170537551902.html
[2] https://ejercito.defensa.gob.es/estructura/briex_2035/resumen_ejecutivo_fuerza_35.html