ULTIMAS NOTICIAS
Fuente MDE Fuente MDE

LA PARADOJA DE LA PROFESIÓN MILITAR II

Promoción interna: todavía hay clases

 

En nuestro anterior artículo, describimos con profusión de detalles la injustificable situación de apartheid que sufrimos los militares profesionales, especialmente los suboficiales y la tropa. Por si quedaba alguna duda, y a pesar de la evidente realidad de marginación social que nadie se atreve a negar sin tener que agachar la cabeza o ponerse colorado, desde el otro lado de la barrera (en el más amplio sentido de la palabra) solo recibimos silencios desdeñosos y arrogantes que muestran la actitud incomprensible de todos aquellos que deberían velar por los intereses de todos sus subordinados en lugar de mirar para otro lado y taparse los oídos.

Y esta actitud es todavía mucho más cuestionable porque se dirige hacia un colectivo: el militar, cuyos miembros tenemos prohibido el ejercicio del derecho de huelga, la negociación colectiva y la adopción de medidas de conflicto colectivo, limitaciones que vienen perjudicando gravemente a nuestras retribuciones y a nuestra carrera profesional desde hace décadas. Aunque, como veremos a continuación, no afectan por igual a todos los militares, porque en nuestro caso particular todavía tiene mucho sentido la famosa expresión de épocas pasadas: ¡oiga usted, que todavía hay clases!

Pero por más que pretendan ignorar nuestro sólidos argumentos, por el momento ninguno de nosotros y nuestras familias vivimos en guetos aislados ni en limbos ministeriales ajenos a lo que sucede en el día a día, por lo que es muy fácil enterarse, por ejemplo, de lo que el Gobierno ofrece a los funcionarios en el nuevo proyecto de ley de la Función Pública de la Administración General del Estado, de los significativos incrementos retributivos de otros servidores públicos o de lo que propone el Mando de Personal del Ejército de Tierra para solucionar una supuesta problemática de la Escala de Oficiales. Informe y propuestas de las que hemos tenido noticias a través de un medio de comunicación y no del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, que para algo está desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes.

No obstante, con el respeto y el sentido común que siempre ha caracterizado nuestra labor, no nos corresponde a nosotros valorar este sorprendente hecho, pero sí estamos obligados a analizar y comentar la parte del contenido que nos atañe de manera muy directa, siendo lo más destacable el continuo ninguneo sistemático de la promoción interna del suboficial, otro modo de discriminación efectiva agravado tras la aprobación de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar.

Desde nuestros comienzos como asociación profesional, allá por el año 2011, han sido muchos los informes, propuestas y artículos, además de las intervenciones de nuestros representantes ante la Comisión de Defensa del Congreso, el Observatorio de la Vida Militar o el propio Consejo de Personal, en los que hemos denunciado el tremendo error de la Ley de la carrera militar y su desarrollo reglamentario, al no haber configurado titulaciones propias para adaptar la enseñanza y formación al Plan Bolonia. Anteponiendo los intereses particulares y con mucho cortoplacismo, se pasó por encima de los suboficiales eliminando, en la práctica, nuestra promoción interna y, a las pruebas y al informe del MAPER nos remitimos, la consecuencia es que el sistema está siendo un rotundo fracaso que está afectando muy seriamente a la formación de los nuevos oficiales y a la operatividad de las unidades.

Poco les importó a los impulsores de la Ley de la carrera y sus reglamentos que los oficiales de Escala Media permanecieran casi todo su servicio activo en los empleos de alférez, teniente y capitán, dotando de estabilidad a las plantillas de las unidades y a la prestación de servicios, comisiones, etc. Y tampoco quisieron tener en cuenta que había cientos de suboficiales en casi todas las unidades desempeñando funciones, cometidos y servicios de oficial y más de mil suboficiales con titulación universitaria a los que tampoco se les dio ninguna oportunidad de promoción.

Al mismo tiempo, se privilegió a los militares temporales de complemento permitiéndoles adquirir la condición de militar de carrera con cualquier titulación universitaria, con mínimos requisitos de acceso y sin mayor formación académica que la que ya tenían tras su incorporación como militares de empleo, que no superaba los nueve meses. Y lo más grave de todo es que el MAPER ET tampoco contempla ahora solucionar el problema de la escasez de oficiales impulsando y potenciando la promoción del suboficial. Vamos, que, si damos por válido el informe filtrado por el medio de comunicación, esa “absurda” opción ni se les ha pasado por la cabeza. ¡Hasta dónde podíamos llegar!

Tal y como venimos denunciando tan infructuosamente, la desigualdad y la arbitrariedad campan a sus anchas y esto se parece cada vez más a un sistema de castas, que, como todos sabemos, consiste en la creación de compartimentos sociales estancos, con funciones sociales y privilegios distintos, a los que el individuo pertenece desde su nacimiento sin posibilidad alguna de renunciar ni cambiarse de grupo. Naces en una casta y te mueres dentro de ella, no existe movilidad social. Aplíquese esta definición a la carrera del suboficial y encontrará muchos puntos coincidentes.

Y ante semejantes ejemplos de deslealtad y desconsideración, ya va siendo hora de que nuestro colectivo deje de someterse al chantaje emocional de los manidos valores militares o la satisfacción del deber cumplido, que siempre se utilizan para justificar nuestras carencias y la marginación profesional. Queda muy bonito hablar de ética, moral militar, disciplina, voluntad de vencer, espíritu de lucha, etc., pero todos esos valores deberían ir acompañados de otros tan importantes como la ejemplaridad, la motivación, el respeto y, sobre todo, la lealtad, que siempre tendría que ser ascendente y descendente.

Porque mandar no solo debe consistir en dar órdenes y exigir su cumplimiento a los subordinados. En el ejercicio del mando tiene que haber algo más y actualmente la gran mayoría de los suboficiales consideramos que estamos siendo tratados con grandes dosis de clasismo y arbitrariedad. Por otro lado, el Consejo de Personal, maniatado por los Cuarteles Generales, sigue desdeñado por la ministra de turno que no ataca los verdaderos problemas del personal ni se preocupa porque se produzca una mejora real de nuestra carrera profesional, como sí sucede en otros colectivos de servidores públicos.

Este es el sentimiento de frustración y desmotivación que tenemos muchos militares profesionales, no solo los suboficiales, y aunque las Fuerzas Armadas siguen siendo una institución jerarquizada y disciplinada, lo que más debería preocupar es que cada vez está menos unida. Hay que corregir errores, eliminar las dañinas actitudes inmovilistas y, con carácter urgente, modificar o cambiar la Ley de la carrera militar.

 

Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas

Artículo 18. Justicia en las Fuerzas Armadas.

Propiciará, con su actuación, que la justicia impere en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad.

Cookies
Este sitio web utiliza Cookies propias y de terceros para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web.