Un día la ministra de Defensa dice que va a denunciar a la Fiscalía General del Estado que la UME había encontrado a ancianos desatendidos y fallecidos en las residencias de mayores y, otro, el ministerio toma medidas para atender a nuestro personal más vulnerable, retirados, viudas y huérfanos.
Un día diputados de ERC y BILDU insultan a las Fuerzas Armadas en el Congreso de los Diputados y, otro, nuestra ministra de Defensa guarda silencio.
Un día el JEMAD no quiere dar los datos de los militares afectados por el COVID-19 en su comparecencia matinal y, otro, dice que son 172. Tener 172 casos entre 128.000 efectivos supone un 0,13% de incidencia, todo un logro en la prevención del riesgo, aunque se desconoce el número de fallecidos o de aquellos que permanecen aislados con síntomas, pero sin confirmación de la enfermedad -como miles de españoles-. ¿Y el personal de la Sanidad militar? ¿Por qué no se publican los datos oficiales?
Los militares, además de gratuitos, no enfermamos ni fallecemos, y si lo hacemos, es por accidente o no es de interés.