La situación en Ucrania y la reciente incursión de tropas rusas en el este del país centrará uno de los debates previstos para el jueves. La OTAN ha exigido a Rusia que cese “sus acciones militares ilegales” y que rebaje las tensiones en la crisis de Kiev y ha tendido la mano al presidente Poroshenko, que estará presente en la cumbre, para que ingrese en la Alianza. Una propuesta que ya se dejó abierta en la cumbre de 2008 en Bucarest, pero que hasta ahora había permanecido estancada.
Con las amenazas procedentes del sur y el EI ganando adeptos, los anfitriones británicos han calificado la cumbre de Gales como “vital”, mientras la dibujan como una “oportunidad para garantizar que la OTAN continúe en la vanguardia de construir la estabilidad de un mundo impredecible”.
El crecimiento del EI en el norte de Irak protagonizará varias reuniones bilaterales de los asistentes, que también abordarán las amenazas para la seguridad nacional y los recortes en la inversión en defensa por parte de los estados miembros.
En esta cumbre bianual, que coincide con el 65 aniversario de la Alianza, se reunirán entre otros, el presidente americano, Barack Obama, la canciller alemana, Angela Merkel o el presidente Mariano Rajoy, así como el del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. La de Gales será la última reunión a este nivel para el actual secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, cuyo mandato, por cinco años, finaliza el próximo 1 de octubre. El que será su sustituto, el noruego Jens Stoltenberg, asistirá como observador.
Unos 9.500 agentes británicos se encargarán de la seguridad de los 10.000 participantes, tanto en el hotel Celtic Manor de Newport, como en las inmediaciones, donde se espera que se manifiesten miles de activistas antinucleares y antimilitares.