Las tres asociaciones proponentes del pleno extraordinario -ASFASPRO, AUME y ATME- expusieron claramente en su solicitud el objeto de la reunión y así figuraba en la convocatoria: la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19: condiciones de trabajo del personal militar, conciliación personal, familiar y laboral, atención sanitaria del colectivo militar y sus familias. Sin embargo, tras escuchar las intervenciones de la ministra de Defensa, había otros objetivos que no figuraban en el orden del día.
La ministra de Defensa habló de algunos detalles públicos de la Operación Balmis y agradeció varias veces la labor de las Fuerzas Armadas, sin embargo, no contestó a ninguno de los problemas planteados por las asociaciones profesionales.
El lunes 27 se reunió la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados con la comparecencia de la ministra de Defensa para informar sobre la crisis del COVID-19. La ministra por la mañana acudió a la sesión extraordinaria del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas y por la tarde a la Comisión de Defensa.
La ministra Robles desveló que el Ejército de Tierra tenía 1.250 infectados, 193 diagnosticados y 1.057 en cuarentena; la Armada 543 aislados (incluidos civiles), 49 positivos y 19 ingresados en hospital; el Ejército del Aire 84 afectados, la UME un 3% de afectados y en la Misión EUTM-Malí 2 positivos y 7 sospechosos. Estos datos, que fueron solicitados por ASFASPRO a finales de marzo, ¿por qué no se aportaron en el Consejo de Personal celebrado unas horas antes? (vídeos nº 2 y nº 18).
Estos días los medios de comunicación se han hecho eco de los datos oficiales de la incidencia de la pandemia en sanitarios, guardias civiles y policías, incluso del número de test practicados a estos colectivos. Es posible saber cómo el virus ha afectado y, por tanto, valorar si los procedimientos y las medidas de protección han sido adecuados y, aún más importante, si son mejorables.
Por el contrario, de los militares -especialmente los que han estado o están en primera línea- se desconocen los datos: fallecidos, infectados, aislados, test realizados. El Ministerio de Defensa no los facilita y tampoco da razón para ello. Tan solo el 2 de abril el JEMAD en su comparecencia diaria admitió que había 230 infectados y 3194 aislados, sin especificar nada más.
Ciertamente, la situación extraordinaria en la que vivimos nos trae incoherencias involuntarias o provocadas.
Un día el presidente del Gobierno nos dice que ya no nos percibe como un gasto superfluo y, otro, la ministra de Defensa nos agradece la entrega y el esfuerzo.
Un día el Gobierno dice que la situación era impredecible y, otro, se descubre que el Ministerio de Defensa pidió numeroso material médico a la OTAN el 9 de marzo, 5 días antes del Real Decreto por el que se declaró el estado de alarma.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha hecho llegar al Presidente de la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (ASFASPRO) la siguiente Carta de Agradecimiento. Palabras que nos ruega traslademos a todos nuestros socios y resto de compañeros.
No podemos seguir así. Se puede decir más fuerte o más alto, pero no más claro. La política de personal de las Fuerzas Armadas necesita con urgencia un cambio de rumbo. Esto hace aguas y de seguir así vamos a chocar con el iceberg de la más absoluta desmotivación del personal, con todo lo que ello implica en operatividad y eficacia. Hace cuatro años ASFASPRO avisaba de la necesidad de cambiar el rumbo. Hoy estamos peor.
https://www.asfaspro.es/index.php/rss/item/2040-consejo-personal-fuerzas-armadas-cambiar-rumbo
El Ministerio de Defensa dedica miles de millones de euros a grandes contratos de material, pero resulta que no hay presupuesto para un simple programa de vestuario. Y, además, el panorama retributivo de una buena parte de los militares profesionales es desolador e injusto, sobre todo si tenemos en cuenta que no ha habido problema alguno para destinar estos dos últimos años cientos de millones de euros para la equiparación salarial de las FCSE. En estas circunstancias en las que el sueldo medio de un soldado es de 900 €, ni siquiera han sido capaces de encontrar menos de catorce millones para solucionar la discriminación que sufren los militares al cumplir 63 años, cuando ven disminuir por segunda vez sus retribuciones en la reserva. Cada vez es más evidente que por el personal militar no hay preocupación, dejándolo en una situación marginal y de desigualdad efectiva con el resto de servidores públicos.
Este inicio de verano suben los termómetros en toda España, y el humo de los incendios en numerosos lugares de la geografía nacional. De nuevo es necesario recurrir a los militares para ganar la batalla al fuego, desde el aire y desde el suelo. Los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias deben esforzarse y arriesgarse para, en compañía de otros cuerpos, neutralizar el peligro. Nada nuevo, lo mismo que al año pasado y que el anterior. Tampoco es nuevo que el único pago recibido por los militares sea fundamentalmente agradecimiento, como ha hecho la Sra. Ministra de Defensa.
Las retribuciones del personal militar es asunto que merece periódicamente la atención de los medios de comunicación: están en una situación grave, como reconoció ya en febrero de 2018 el Congreso de los Diputados, como informó el Observatorio de la Vida Militar en su memoria informe correspondiente a 2016, el mismo Jefe de Estado Mayor de la Defensa lo ha expuesto en sede parlamentaria este año. Un pleno extraordinario del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas monográfico sobre retribuciones tuvo lugar el 28 de marzo de 2019, que se clausuró sin llegar a tratar el asunto porque la Sra. Ministra decía que no quería hacer electoralismo con el tema. En el último pleno ordinario del Consejo de Personal, el pasado 20 de junio, las asociaciones volvieron a traer el tema retributivo. La respuesta del ministerio es que estaba en funciones.