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Las tres asociaciones se niegan a mercadear con las retribuciones para el personal militar a cambio de vagas mejoras en el terreno de los derechos asociativos que ofrece el Ministerio de Defensa.

Madrid, 21 de marzo de 2022.

El Ministerio de Defensa niega el diálogo a las asociaciones profesionales; ASFASPRO, ATME y UMT no ven motivos para blanquear a la ministra Robles y rechazan asistir al pleno de marzo del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.

El Ministerio de Defensa, en lugar de procurar que los militares tengan unas retribuciones dignas, mira para otro lado. Tras las solicitudes de reunión con la ministra y el gesto de las asociaciones en diciembre, los únicos movimientos del Ministerio de Defensa se han limitado a la presencia de la subsecretaría de Defensa, Amparo Valcarce, en la Comisión de Trabajo para la reforma y desarrollo de la Orgánica de Derechos y Deberes (LODD) de los miembros de las Fuerzas Armadas tras la que anunció tímidas medidas para potenciar el asociacionismo, y a una llamada telefónica de la ministra, Margarita Robles, a los presidentes de las asociaciones a quienes insistió en lo mismo.

Esto no es suficiente, enseñar la zanahoria de hipotéticas subvenciones, créditos horarios y otros medios para las asociaciones no puede significar que las Asociaciones Profesionales Militares se replanteen las acciones que llevan tomando desde hace ya muchos meses para defender los legítimos derechos profesionales y retributivos de los militares.

La negativa tajante por parte de la ministra Robles a no presentar ningún tipo de proyecto de mejora en la Carrera de los Militares, así como la negativa a presentar cualquier tipo de proyecto de subida retributiva en el presente o escalonado en el tiempo, bajo la excusa de que el Ministerio de Hacienda no lo aprobaría, e incluso la negativa a reunirse con las asociaciones mientras que no tenga nada que poner encima de la mesa, solo puede significar el enquistamiento de la situación y el menosprecio por el trabajo realizado por los militares.

La pésima gestión de personal de la ministra Robles sigue colmando la paciencia de ASFASPRO, ATME y UMT al ver que sus demandas son una y otra vez ignoradas, por lo cual han decidido no asistir al pleno del COPERFAS de marzo y valoran volver a reivindicar sus demandas laborales y retributivas a través de próximas manifestaciones y concentraciones en la calle.

Las más que necesarias mejoras del modelo de carrera militar, derechos profesionales y la imprescindible subida retributiva, reconocida por todo el arco parlamentario, no pueden ser mercadeadas a cambio de unas presuntas dádivas para las asociaciones militares. Los militares no pueden continuar siendo los servidores públicos peor retribuidos y con el futuro profesional menos esperanzador de toda la Administración Pública.

Los militares están constantemente trabajando tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, desde la lucha contra el COVID-19, incendios, inundaciones o nevadas hasta misiones internacionales contra la piratería, de la OTAN o donde el Gobierno considere necesaria su actuación, incluso en zonas de guerra.

Los militares garantizan la seguridad colectiva frente a la amenaza externa con su disponibilidad permanente para el servicio a todos los ciudadanos, sin importar cuándo y dónde, y con la obligación de entregar la propia vida en caso de ser necesario. Y esto no puede ser a cambio de una nómina mileurista. Es por ello que, tanto su sacrificio como el que deben realizar sus familias, deben verse compensados con unas condiciones profesionales y salariales justas y acordes a los tiempos que corren.

BASTA DE DESPRECIOS, BASTA DEL ABANDONO DE LOS MILITARES.

ASFASPRO, ATME y UMT señalan que el aumento del presupuesto no puede ir destinado exclusivamente a la inversión en programas de armamento y empresas del sector, mientras la mayoría de los militares reciben sueldos paupérrimos y sufren condiciones laborales que dejan mucho de desear.

 

Madrid, 17 de marzo de 2022.

La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con unas Fuerzas Armadas mejor dotadas para defender eficazmente a nuestra sociedad. Se ha constatado que el gasto en Defensa es más una inversión de futuro que un gasto superfluo, siendo necesario invertir en sistemas de armas modernos, en infraestructuras adecuadas y en dotar al personal que los maneja de una carrera atractiva que garantice contar con un personal capacitado y motivado. Con los sueldos de miseria actuales, los peores de la Administración, no será posible mantener la eficacia en las Fuerzas Armadas.

El presidente del Gobierno ha anunciado un aumento de varios miles de millones para elevar el gasto en Defensa al 2% del PIB, como viene preconizando la OTAN desde hace lustros. Esto es positivo porque nuestras Fuerzas Armadas llevan décadas infrafinanciadas. Ahora bien, a las asociaciones profesionales nos preocupa el reparto porque debe alcanzar el equilibrio entre la mejora de los medios materiales y los humanos.

Las inversiones en Defensa siempre generan empleo, tanto de forma directa como indirecta, con lo que se va a obtener un beneficio social; sin embargo, también la gestión del personal militar tiene necesidades acuciantes que deben dotarse de presupuesto para su solución:

  • Mejorar el sueldo de los militares, de los trabajadores militares de las Fuerzas Armadas. Esta nomenclatura es importante porque, desde posicionamientos ideológicos diversos, se tiende a que sean palabras que no casan: para unos los militares no son trabajadores, por ello no tienen derechos a un salario ajustado a su desempeño, y, para otros, el ser militar es incompatible con una retribución porque el honor de servir es suficiente compensación. Ambas posiciones están alejadas de la realidad: los miembros de las Fuerzas Armadas son unos profesionales formados que dominan su trabajo y deben ser retribuidos de forma digna y equiparable a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo que no sucede en 2022.

  • Muy relacionada con la falta de retribuciones adecuadas está la falta de atractivo que tiene la carrera militar: espíritu de sacrificio, mucha exigencia, pero poca retribución con que mantener a la familia. Es imprescindible dotar de atractivo a la profesión militar, que tenga unos sueldos competitivos, para que ingresen o no se marchen los mejores. Lo contrario significa que solo entre en filas aquel que no encuentre nada más y, esto, es muy poco halagüeño.

  • Un mayor reclutamiento permitirá una mejor conciliación de la vida profesional, personal y familiar de los militares. Actualmente, las numerosas misiones y la falta de personal impiden, en muchas ocasiones, el suficiente descanso. La explotación laboral no debe ser permitida ni en el ámbito civil ni en el militar.

  • Es necesario invertir en medidas que mejoren la seguridad y salud en el desarrollo de la actividad de las Fuerzas Armadas. La prevención de riesgos laborales requiere de sistemas y material modernos.

  • Otro campo que necesita inversión es la sanidad militar, puesto que su mejora, como se ha visto con la crisis del COVID-19 revierte en toda la ciudadanía.

  • Naturalmente, también urge la mejora de las infraestructuras, especialmente de los alojamientos logísticos tan necesarios para una profesión que exige una constante movilidad geográfica. Movilidad geográfica que sigue sin retribuirse y compensarse adecuadamente.

En definitiva, las Fuerzas Armadas necesitan la inversión anunciada; pero sin marginar ni olvidar, en ningún caso, las necesidades del personal militar. El valor más importante de las Fuerzas Armadas es el humano, ya que sin soldados no hay ejército y, sin este, no hay defensa. Es necesario tener un personal preparado, capacitado y motivado para cumplir con la misión de defender a nuestra sociedad y a nuestros conciudadanos.

Retribuciones dignas para los profesionales militares.

Ante la negativa del Ministerio de Defensa a explicar su plan de equiparación retributiva del personal militar y la falta de incrementos salariales reales y consolidables para el 2022, la mayoría de las asociaciones profesionales abandonan el pleno del Consejo.

Madrid, 16 diciembre de 2021.

La mayoría de las asociaciones profesionales con presencia en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas se han levantado del pleno de hoy y lo han abandonado minutos después de iniciarse la sesión.

Ha sido la reacción a las tres negativas ministeriales: no informar en el pleno sobre el plan de mejora de retribuciones, la falta de incrementos salariales reales para el 2022 y que la ministra no quiere recibir a las asociaciones.

Pese a ser una parte fundamental en la resolución de todo tipo de crisis los militares se ven ninguneados profesional y retributivamente, viendo negados sus derechos. Especialmente por quien debería ser más sensible a sus problemas. En una entrevista reciente1 Margarita Robles, Ministra de Defensa, se permitía afirmar “Yo hablo con muchísimos militares y nunca he oído a nadie pedirme subir las retribuciones”. Se referirá a soldaditos de Playmobil, porque los representantes del personal militar, las asociaciones profesionales, se lo llevamos pidiendo desde que accedió al cargo. La Ministra de Defensa olvida que el militar de forma individual no puede pedirle directamente que le suba las retribuciones, debe hacerlo por conducto reglamentario. ¿No conoce la ministra el régimen disciplinario que se aplicaría a quien hiciera eso? ¿Se olvida de la iniciativa que cientos de compañeros cursamos sobre retribuciones? ¿Se olvida de la queja que elevamos al Defensor del Pueblo? ¿Del informe del Observatorio de la Vida Militar? ¿Del dictamen de la Comisión de Defensa del Congreso? Se han celebrado dos plenos extraordinarios del Consejo de Personal para ello, que acabaron en un bluf, se le ha expuesto directamente en el Ministerio repetidas veces, ha habido concentraciones de militares en numerosas ciudades y el pasado 16 de octubre una manifestación en Madrid pidiendo retribuciones dignas. Las asociaciones han pedido una audiencia con la ministra que ha dado la callada por respuesta, ahora ya sabemos que es para no oírnos y poder soltar ocurrencias como esa. A la ministra le importa poco el personal militar y solo lo utiliza para tener buena valoración en las encuestas a costa del esfuerzo del personal a sus órdenes.

La celebración del Día de la Constitución permite poner de relieve la situación del personal militar como ciudadanos de segunda. Afortunadamente, no es necesario insistir en que los militares conocen y acatan la Constitución Española de 1978 como, con mala intención y con desconocimiento se les discutía hace pocos años. El problema real es el contrario, que no se ven beneficiados por la legítima aplicación de los derechos que la Constitución consagra.

Grupo Parlamentario Popular 

Se añade un nuevo apartado Cinco al Artículo 25 "Retribuciones del Personal de las Fuerzas Armadas" con la siguiente redacción:

"En todo caso, las retribuciones del personal de las Fuerzas Armadas incorporarán una subida lineal de 160 euros mensuales a todos los funcionarios militares del Ministerio de Defensa".

Para el próximo pleno del Consejo de Personal, ASFASPRO ha elaborado y presentado las siguientes 6 propuestas:

Como en anteriores plenos y debido a la situación sanitaria originada por el COVID-19, se celebró en formato reducido, cinco representantes ministeriales y cinco representantes de las asociaciones con representación en el Consejo. Presidido por la Subsecretaria de Defensa, asistieron la Directora General de Personal Militar (DIGENPER), el Director General de Reclutamiento y Enseñanza Militar (DIGEREM), los Mandos de Personal de los Ejércitos y la Armada, y cinco representantes de las asociaciones profesionales.

Además, a la primera parte del pleno asistieron los representantes de las asociaciones de retirados y de personal con discapacidad.

En línea con plenos anteriores, los mandos de personal continuaron en la senda del rechazo de cualquier progreso y, más aún, negando la realidad de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, todo ello amparado por una Subsecretaria de Defensa que ha abandonado los objetivos que la Ley de derechos y deberes establece para el Consejo de Personal. Prueba palpable es que la Subsecretaria de Defensa ni siquiera admitió los ruegos y preguntas presentados por las asociaciones en el pleno, tan solo se comprometió a responder por escrito a algunas de ellas y otras las pasó a las comisiones de trabajo.

ASFASPRO denuncia que al Ministerio de Defensa se le llena la boca con un supuesto aprecio por el personal militar y aplica medidas retributivas de espaldas a los legítimos representantes de este personal.

La última semana de octubre la Subsecretaria de Defensa compareció en el Congreso para explicar los planes del Ministerio de Defensa en lo que respecta a retribuciones del personal militar. Tras un discurso grandilocuente en el que sacó pecho por las ridículas cantidades de aumento realizadas a principios de año, puso el énfasis en el futuro, insistiendo en priorizar “el mayor esfuerzo y dedicación, es decir, vamos a hacer un gran esfuerzo en el CDE, en el Complemento de Especial Disponibilidad (sic)”. Le traicionaban las palabras, el CDE es el Complemento de Dedicación Especial, el más injusto de todos los conceptos retributivos que sufre el personal militar.

La Ministra de Defensa, miembro de un gobierno que se consideran garante del diálogo social, sigue sin querer reunirse y escuchar a las asociaciones profesionales representantes del personal militar. Las asociaciones profesionales se plantean nuevas actuaciones de presión.

Madrid, 29 de octubre de 2021.

La mísera subida salarial efectuada hace un año a solo una parte de los militares resulta injustificable como respuesta a las necesidades de estos. Aquella subida demandada por las asociaciones como gesto de inicio del proceso de la actuación salarial no se puede esgrimir como fruto de un gran esfuerzo ni puede servir como contestación la no convocatoria de una reunión de la ministra solicitada por las asociaciones, verdadera mesa para el diálogo social. Hacer oídos sordos a representantes del personal mientras se debaten borradores de los presupuestos generales del Estado, resulta un menosprecio a los militares que como trabajadores tienen todo el derecho a la participación y a ser escuchados en sus justas reivindicaciones. Esto dice mucho de la poca calidad democrática existente en el Ministerio de Defensa.