A la vez, llevan mucho tiempo exponiendo la paupérrima situación de sus retribuciones, la cual ha sido reconocida como grave por todo el arco parlamentario. La propia ministra de Defensa reconocía públicamente hace poco que los militares cobran poco.
Lamentablemente, se ha aprovechado la disciplina de los profesionales de las armas para mantenerles a la cola de las retribuciones públicas sin atender a sus demandas y sin modificar la situación: los últimos presupuestos generales del Estado posibilitaron darles unas pocas migajas y nada más. No hay voluntad ni respeto.
Hartos de una situación injusta para ellos y para sus familias, las tres principales asociaciones profesionales (ASFASPRO, AUME y ATME) convocan una manifestación en Madrid para el próximo 16 de octubre, sábado, para reclamar de viva voz el derecho a percibir una nómina justa y adecuada al desempeño profesional. Porque unos ejércitos profesionales no pueden tratar a sus miembros como mera carne de cañón a la que se compensa con chapas y abalorios.
El respeto profesional empieza por una retribución adecuada: con buenas palabras no pagamos el recibo eléctrico ni el pan para nuestros hijos.