Se aumenta el presupuesto de Defensa porque así se ha pactado en el seno de la OTAN, es necesario modernizar los medios y materiales militares, atender a las infraestructuras que se caen y necesitan urgentes inversiones. Lo ha manifestado el Observatorio de la Vida Militar y a ello ha instado el Congreso de los Diputados. Pero en el aumento del presupuesto no se ve reflejada ni una mínima mejora de las retribuciones del personal militar, que según la Comisión de Defensa del Congreso están en una situación grave1.
Nuestros militares necesitan con urgencia una dignificación de su nómina. En palabras del presidente del Observatorio de la Vida Militar en sede parlamentaria, “El espíritu militar no suple las retribuciones”2. Sin embargo, parece que solucionar los problemas retributivos de nuestros militares no es fácil. Nada se sabe del estudio que sobre ellas anunció la anterior Ministra de Defensa en la pasada Pascua Militar. En cambio, sí se sabe que otros colectivos que ya estaban mejor retribuidos que los militares han visto mejoradas sus nóminas mensuales. Hay dinero para todos menos para los militares. Quizá sea porque para pedir dignidad, justicia y respeto nuestros militares no protagonizan encierros ni colapsan la Castellana y cuando aparecen de uniforme en las calles no es para manifestarse sino para quitar barro, como se les ve estos días en los telediarios de todas las cadenas televisivas, tras las inundaciones de Mallorca.
O quizá sea porque, sencillamente, no hay voluntad. Como tampoco la hay para reconocer el sacrificio que al militar y su familia supone el exceso de tiempo dedicado al servicio. Cuando cualquier servidor público tiene que realizar 1642 horas de jornada laboral anual, resulta habitual que muchos militares realicen más de 2000: ejercicios, maniobras, operaciones en el extranjero, navegaciones… Tiempo que prestan gratis, que “no computa” y que apenas es compensado en tiempo. Cuando en otros ejércitos de nuestro entorno los días pasados en operaciones internacionales computan multiplicados por un coeficiente para adelantar el retiro, como pasaba antiguamente en los ejércitos españoles con los “abonos de campaña”, en la actualidad los militares españoles ven que se les ha alargado gratuitamente el pase a reserva a los 61 años. Cuando los policías locales van a jubilarse con la pensión completa a los 59 años y los mineros a los 40 años, ¿con qué cara vamos a enviar de maniobras, ejercicio, vuelo, navegación o misión internacional al campo a un suboficial de las Fuerzas Armadas con 60 años?
Preocupación por el personal militar, lo que tanto se ensalza en bonitos discursos pero que, francamente, no apreciamos en obra alguna que no sea gratis. Si hubiera preocupación por el personal militar se intentarían solucionar sus problemas también presupuestariamente, y no es así. Como muestra, la incapacidad para encontrar en el presupuesto los menos de 14 millones de euros que supondrían acabar con la segunda disminución de haberes al cumplir 63 años en la situación de reserva, pérdida que no sufre ningún colectivo más. Una medida solicitada por la Comisión de Defensa del Congreso en su dictamen de febrero ya mencionado. La triste realidad es que no se asume esta pequeña cantidad en los presupuestos, lo que representaría una muestra de buena voluntad hacia el personal militar.
Voluntad, esa es la clave. Aunque parece que más allá de las buenas palabras encontrar buena voluntad y preocupación real por los y las militares es un milagro. Y desgraciadamente en el siglo XXI no abundan ni los milagros ni la voluntad.
1 http://www.justiciamilitar.com/wp-content/uploads/2018/03/DICTAMEN-COMISI%C3%93N-DEFENSA-CONGRESO-SOBRE-MEMORIA-INFORME-OVM-2016.-.pdf (Véase punto IV).