Por una parte, la prueba constituyó un homenaje a todos los militares españoles que a lo largo de los últimos años han desarrollado una abnegada labor en Qala-i-Nao, base que durante el transcurso de los próximos días será transferida al Gobierno afgano. Por otro lado, el objetivo era recaudar la mayor cantidad de dinero posible, mediante la venta de dorsales tanto entre las tropas españolas como a familiares y amigos en territorio nacional, cuya recaudación íntegra será destinada a la compra de alimentos con los que paliar, al menos temporalmente, las necesidades fundamentales de alguno de los orfanatos de la ciudad de Herat.
La jornada se convirtió además en una fiesta deportiva: a lo largo de las casi nueve horas y media que duró la aventura, decenas de corredores se animaron a correr distancias que oscilaron entre 5 y 37 kilómetros, sumándose al final de la misma un total de 751 kilómetros recorridos por parte de todos aquellos que se atrevieron a desafiar al sol y a las temperaturas cercanas a los 40 grados.
El primer relevista fue el sargento 1º Alberto Muñoz, que comenzó su andadura de 37 kilómetros al filo de las seis de la mañana acompañado por un gran número de atletas. Le siguieron el sargento 1º Pascual Vargas, segundo relevista, y el comandante Francisco Moreno, quienes en todo momento se vieron apoyados por corredores, ciclistas y vehículos que se turnaron en su acompañamiento y avituallamiento.
Numerosos voluntarios se congregaron en la Plaza de España de la FSB, punto de salida y llegada de cada vuelta, así como en diversos puntos del recorrido, para apoyar a todos los atletas participantes durante la jornada, preparando y ofreciendo bebidas y alimentos a los mismos, o simplemente mostrándoles su apoyo, convirtiendo así la mañana del domingo en una gran fiesta deportiva.