Belenes tradicionales
El Cuartel General del Ejército, en Madrid, ha abierto su tradicional belén navideño en los Jardines del Palacio de Buenavista. La instalación puede contemplarse desde el pasado 19 de diciembre y es una muestra del denominado belenismo tradicional, situado en enclaves concretos visitables por el público. Otro ejemplo de este tipo, sin ánimo de agotar la relación de iniciativas en este ámbito, es el que se ha dispuesto en Santa Cruz de Tenerife, en la sede de la Capitanía General de Canarias.
Belenes de montaña
La fértil tradición montañera de distintas unidades del Ejército de Tierra deja cada año buenos ejemplos de nacimientos situados en altas cotas de montaña. Una muestra en este final de 2014 la ha dejado la Unidad de Servicios del Acuartelamiento (USAC) “Santolcides”, ubicada en Astorga (León), que situó el pasado 11 de diciembre un belén de cumbres en la mítica montaña Teleno, la más elevada de los montes de León, con una altitud de 2.188 metros.
Para cumplir su propósito, la USAC partió de Filiel, en el municipio de Lucillo, a 1.100 metros, para luego iniciar el ascenso por las nevadas laderas del monte. La expedición alcanzó la cima tres horas después.
En la misma tradición montañera, los miembros del Cuartel General de la Jefatura de Tropas de Montaña han instalado un belén en el Pico de Espelunciecha, de 2.399 metros de altitud, situado en el Pirineo oscense.
Y para muestra, un tercer botón. El personal de la Unidad de Servicios de Base (USBA) “Oroel”, ha colocado dos belenes en las cimas de los picos de Astún y La Raca, a 2.277 metros de altitud, en el Valle de Aragón. En este caso, la USBA ha aprovechado dos recorridos contemplados en su Plan de Adiestramiento y Preparación 2014 para situar sus creaciones en los respetivos picos.
Belenes subacuáticos
El mundo submarino tampoco es ajeno a la liturgia navideña. En Melilla, el equipo de buceo del Regimiento de Ingenieros nº 8 ha materializado, un año más, su tradicional belén subacuático. Confeccionado por personal de la Sección de Mantenimiento, reside ya en las profundidades de los acantilados de Aguadú.
Antes de ser sumergido bajo el agua, el nacimiento recibió la bendición del capellán castrense, desplazado para la ocasión al acantilado, donde estuvo también presente el segundo jefe de la Comandancia General de Melilla, general Luis Martínez Trascasa. Miembros de la Hermandad de Veteranos y el propio personal del Regimiento de Ingenieros nº 8 completaron la clásica liturgia de hundimiento.