La ceremonia se inició en el interior del hangar de la unidad minutos después de las 12 de la mañana (hora insular) con la llegada de los féretros a hombros de compañeros mientras se interpretaba el himno nacional. Posteriormente fue oficiada una misa funeral por el vicario general castrense, Pablo Panadero.
Finalizada la ceremonia religiosa, el ministro Morenés impuso sobre los ataúdes del capitán Daniel Pena Valiño, los tenientes Carmen Ortega Cortés y Sebastián Ruiz Galván, y el sargento Carlos Caramanzana Álvarez, la Cruz del Mérito Aeronáutico, con distintivo amarillo.
Tras realizarse el acto de homenaje a los caídos, finalizado con una salva de fusilería, fueron plegadas las enseñas nacionales que cubrían los féretros, haciendo el jefe del Estado Mayor del Aire entrega de las mismas y de las condecoraciones impuestas a los familiares de la tripulación fallecida.