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Un fallo en la ley obliga a Defensa a echar a reservistas

11/02/2014 - Obsercatorio CISDE -

El Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas no admite lugar a dudas, su artículo 19.5 recoge que la concesión de la ampliación del compromiso “requerirá haber sido activado, al menos, una vez en los últimos tres años y tres veces en los últimos seis, tanto para participar en programas de formación continuada, como para prestar servicio en unidades, centros y organismos del Ministerio de Defensa”. Pero en los últimos años cumplir este requisito  ha sido un imposible para la mayoría de los alrededor de 5300 reservistas voluntarios españoles. “ En los últimos tres años se ha activado a entre 300 y 400 reservistas por año, lo que supondría menos del 20%, todos para prestación de servicio, excepto los que han realizado el curso de perfeccionamiento específico de la Unidad Militar de Emergencias”, señala el presidente de la Asociación de Reservistas Españoles (ARES), Santiago Carrasco Díaz-Masa.

Once médicos no han renovado el compromiso
La aplicación de este artículo ya ha causado las primeras bajas, once oficiales médicos reservistas que no pueden cumplir con este requisito. Pero Carrasco advierte, “a partir de enero de este año se han empezado a cumplir los tres o seis años” que recoge el artículo y muchos más se verán en la misma situación. “El 22 de febrero cumple el compromiso de la primera promoción de 2004, que se publicó en febrero de 2005, son unos 400, de los que más de 100 pueden sufrir esta no renovación”.

Pero el problema no queda aquí, el mismo Reglamento, en su artículo 9 señala como una de las condiciones para el ingreso “no haberle sido denegada la ampliación de compromiso como reservista voluntario”. Por lo tanto, tal y cómo están las cosas, todos aquéllos que pierdan su condición de reservista voluntario por no haber sido activados, no podrán recuperarla.

La solución para que no haya más bajas por no activación pasaría por una disposición adicional en Real Decreto que debe aprobar el Consejo de Ministros, algo que, según cuenta el presidente de ARES al Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa, está previsto desde el verano, fecha en la que esta Asociación se reunió con la Dirección de Personal del Ministerio de Defensa. Carrasco lo tiene claro, “el Ministerio de Defensa debe aplicar el Reglamento”,  por eso se están produciendo estas no renovaciones. “No obstante, nos consta que Defensa quiere arreglar esto porque sabe que es muy injusto”. Pero la burocracia ha hecho que la solución se dilate y lo que, según las declaraciones de Carrasco, en principio se iba a arreglar el pasado otoño, aún está en el aire. “Por lo visto está perdido en el Consejo de Estado”, señala el responsable de la asociación.

Mientras que esta aprobación por el Consejo de Ministros se lleva a cabo, sigue creciendo el número de afectados, que piden una solución. “La propuesta de ARES al Ministerio de Defensa es que, a la par que se modifica el Reglamento para cambiar el artículo 19.5, se diseñe alguna fórmula para que los que han perdido la condición de reservista voluntario por este motivo puedan reingresar”, afirma Carrasco. “No les pedimos que no cumplan la norma, sino que realicen alguna fórmula para que se arregle”.  Y es que, según matiza el presidente de ARES, cuando se empezó a elaborar el Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas, allá por el año 2009, “había bonanza económica y el Ministerio de Defensa creía que se iba a poder activar a todos los reservistas, al menos para formación continuada dos semanas al año”, con el objetivo de evitar que hubiese reservistas voluntarios que no se prestasen a ser activados tras haber invertido en ellos el dinero correspondiente a la uniformidad y la formación inicial. Pero la crisis económica ha cambiado el panorama y estas activaciones que antes eran factibles ahora han demostrado ser inviables.

Un largo camino
Desde que hace ya diez años se implantase la reserva militar activable por el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, los reservistas voluntarios españoles han crecido en número de forma exponencial, de 400 en 2005 a más de 5000 en la actualidad.

“Los reservistas voluntarios constituyen un signo de modernidad y confianza en los ejércitos”, decía hace nueve años José Bono, en la incorporación por primera vez en las Fuerzas Armadas españolas de seis alféreces reservistas, tres médicos y tres enfermeros, en una misión en el exterior, la Operación ‘Respuesta Solidaria’ en Indonesia. La realidad es que este colectivo nunca se ha sentido valorado por Defensa. “El reservista voluntario tiene mucho aguante porque lo es por un convencimiento moral profundo, pero no se le cuida”, señala Santiago Carrasco. “Hemos hecho mucho por la Cultura de Defensa en España, nosotros hablamos de milicia continuamente y somos el eslabón entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas”, añade.

Es cierto que ha habido avances, como la autorización el pasado mes de septiembre por parte del ministro de Defensa, Pedro Morenés, de la incorporación de reservistas voluntarios del Área de Sanidad a misiones internacionales de las Fuerzas Armadas, a través de la Orden Ministerial 66/2010, acabando con el criterio de su antecesora, Carme Chacón. Pero ahora los reservistas voluntarios necesitan una respuesta rápida de la Administración y, como indica el presidente de ARES, “una solución para los que no han sido activados”, ante esta aplicación del artículo 19.5 del Reglamento que, de no ser modificado con celeridad, puede hacer que a una décima parte de ellos no se les renueve el compromiso.