Además de los paupérrimos salarios militares, la continua movilidad geográfica, la retención en el empleo, la falta de promoción, la realización continua de maniobras, servicios, navegaciones y de ejercicios que imposibilitan la conciliación familiar y que no son retribuidos, y en definitiva, las pocas expectativas profesionales y una carrera desmotivadora, son muchas de las razones que hacen que los suboficiales y oficiales no deseen continuar sus servicios en las Fuerzas Armadas y reclamen acceder a unas mejores condiciones económicas y laborales gracias al cupo de reserva para guardia o policía raso.
Un petición que se fundamenta en el artículo 32.3 de la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas, que establece que el Ministerio de Defensa debe ofrecer programas de incorporación a otros ámbitos laborales acordes con su empleo, titulaciones, años de servicio e intereses profesionales, y que se deben desarrollar durante la vida activa del militar.