Otro de los frentes en los que la ministra está decidida a plantar batalla a la empresa privada es en el terreno de la conciliación de la vida familiar y militar. Su plan contempla dotar de guarderías los cuarteles y limitar los traslados al personal con familia o hijos. Ella misma, madre de siete hijos, es capaz de apreciar estas medidas en su justo valor. Incluye además la adquisición de portátiles, tabletas y smartphones para poder trabajar desde casa y la modernización de los alojamientos de forma que supongan un incentivo. "Si queremos a los mejores, tenemos que ofrecer las mejores condiciones", ha dicho.
La anécdota de la presentación de esta reforma, con la que von der Leyen pretende captar a valiosos profesionales, ha sido una falsa alarma de incendios que obligó tanto a la ministra como a las varias docenas de periodistas que habían acudido a la rueda de prensa a abandonar el edificio del Bundespressekonferenz. La espera bajo el sol otoñal ha permitido la conversación informal con von der Leyen sobre "la necesidad de un ejército con personal altamente cualificado" en relación al "nuevo papel que Alemania paulatinamente empieza a desarrollar en la comunidad internacional".
El paquete conjunto de la reforma para los próximos cuatro años tendrá un coste de cerca de mil millones de euros. Los 22.000 soldados y 500 trabajadores civiles recibirán aumentos de hasta un 40%, mientras que los voluntarios verán incrementados sus salarios en un 7%. El esfuerzo presupuestario tiene como objetivo incrementar el número de trabajadores en su plantilla en los próximos tres años hasta llegar a los 185.000 soldados y 55.000 trabajadores civiles. Para ello quieren incorporar 20.000 nuevas personas al año, para lo que serán necesarias cerca de 60.000 solicitudes.