LOS MILITARES CONTINUAN RECLAMANDO UNAS RETRIBUCIONES JUSTAS. MÁS INVERSIÓN EN DEFENSA DEBE INCLUIR POR FIN UNA ADECUACIÓN DE LOS SALARIOS MILITARES AL TRABAJO Y COMPROMISO DE ESTOS.
Las principales asociaciones profesionales ASFASPRO, AUME y UMT reclaman un pacto de estado que garantice unas retribuciones justas y dignas para las Fuerzas Armadas que, además, sirvan para retener el talento y hagan atractiva la carrera militar y, con ello, satisfacer las necesidades imperiosas de la defensa en los términos que la situación actual requiere.
Madrid, 20 de marzo de 2025.
En un mundo en constante cambio, donde los desafíos geopolíticos demandan una defensa sólida y operativa, no se puede seguir ignorando un problema histórico: la carencia salarial en las Fuerzas Armadas, las cuales deben atenderse prioritariamente si queremos disponer del principal elemento de la defensa “Los militares”, con plena capacidad y disposición de cara a los nuevos escenarios.
Desde hace décadas, los militares estamos solicitando reiteradamente una dignificación de las retribuciones a semejanza de otros que desempeñan funciones similares en términos de responsabilidad y exigencia, sin que se haya abordado de forma decidida hasta ahora, haciendo necesario de una vez un pacto de estado que ofrezca una solución definitiva a este colectivo.
Las asociaciones profesionales militares reclamamos que la defensa nacional requiere de un personal motivado y comprometido, y ello solo es posible mediante un reconocimiento económico acorde a su labor, ofreciendo así un aliciente imprescindible para tener una carrera militar atractiva, siendo ambos elementos fundamentales para la retención del talento y para el aumento del reclutamiento. En un momento en el que se prevé un aumento del presupuesto en defensa, consideramos ineludible que este incluya la mejora de las retribuciones militares, insistiendo en la necesidad de un pacto de Estado que garantice la estabilidad y el reconocimiento justo a los miembros de las Fuerzas Armadas.
La exigencia de salarios dignos no es solo una cuestión de justicia social, sino un elemento estratégico para la seguridad del país. Las asociaciones ASFASPRO, AUME y UMT reclamamos un PACTO DE ESTADO que de una vez por todas atienda las imperiosas necesidades de los Militares, y queremos dejar claro que seguiremos luchando por este objetivo hasta que se materialice una solución concreta y efectiva.
La asociación profesional de suboficiales, mayoritaria en las Fuerzas Armadas, demanda un consenso político sobre el incremento del presupuesto del Ministerio de Defensa en lo relativo al personal.
Madrid, 13 de marzo de 2025. –
Las asociaciones profesionales llevamos años solicitando el incremento del presupuesto para mejorar las precarias retribuciones, las condiciones de vida en las unidades, la prevención de riesgos laborales y la protección de la salud, sin olvidar las necesarias medidas económicas que deben paliar la movilidad geográfica que exige el servicio.
Sin embargo, algo tan básico en cualquier profesión genera rechazo en un importante porcentaje de las fuerzas políticas que sí lo reclaman para otro tipo de trabajadores y empleados públicos. Una vez más, se constata que los militares son ciudadanos de tercera que no tienen derechos profesionales y que sus representantes parlamentarios se los niegan y pisotean.
Las Fuerzas Armadas vienen perdiendo miles de miembros en los últimos años. ASFASPRO considera que la falta de reclutamiento es una realidad y se acentuará aún más si no se mejoran las condiciones económicas, profesionales y sociales del militar y su familia. La manida reserva voluntaria no es la solución ni de lejos, tanto por su escaso número -alrededor de 400 reservistas voluntarios en la categoría de tropa- como por su exigua preparación militar y psicofísica acentuada por una media de edad superior a los 48 años. Todo ello complica su encuadramiento en unidades con cierto grado de exigencia operativa lo que, ante unas circunstancias de cierta intensidad y duración que lleven a la necesidad de aumentar el personal en filas, nos abocaría a tener que activar los reservistas obligatorios, el conocido como servicio militar obligatorio.
La asociación demanda consenso político en la mejora de las retribuciones, en la tramitación y aprobación de una nueva ley de carrera que revitalice y haga más atractiva la profesión militar y, por último, en una nueva ley de medidas de apoyo a la obligada movilidad geográfica que compense los cambios de domicilio y de guarnición.
La realidad es tozuda por mucho que intente negarse, taparse o ignorarse. Hemos abierto la puerta y nos hemos percatado de la mísera y oscura habitación en la que penaban las Fuerzas Armadas.
Algunos ven ahora la falta o escasez de casi todo, lo vomitivo del discurso mentiroso y aborregado de “hacer más con menos”, el ridículo simulacro de un “power point con colorines” y unos presupuestos imposibles e incluso camuflados. Ya nada cuadra y falta ejército, ese que unos cuántos continúan viendo como reminiscencia de tiempos anteriores que muy pocos en activo han conocido. No importan pandemias, danas, volcanes, terremotos, incendios, nevadas, misiones internacionales, muertos en acto de servicio… la catadura moral de ciertos políticos, tertulianos y periodistas que juegan al despelleje continuo del militar no tiene nombre, o quizás sí.
Ahora ven las orejas al lobo, pero siempre ha estado ahí. Para muchos la necesaria e impuesta inversión (que no gasto) en defensa es una oportunidad de negocio, para otros un desastre apocalíptico y los menos siguen en su mundo feliz.
Y aquí están los hombres y mujeres que forman las Fuerzas Armadas esperando mejoras económicas, profesionales y sociales mientras zurcen los calcetines de lana y preparan los calzoncillos largos para un cada vez más probable despliegue en el frio Este.
¿Qué va a pasar con el reclutamiento, si en la actualidad ya hay plazas que no se cubren? ¿Qué pasará si nieva de verdad? ¿Y si el despliegue en el flanco Este es aprovechado en el flanco Sur?
Si no hay reclutamiento suficiente, ¿volveremos a la mili? Varios países europeos ya han recuperado el servicio militar.
Hasta el más torpe es capaz de intuir que hay que mejorar las condiciones económicas, profesionales y sociales del militar para alcanzar un reclutamiento aceptable, para lo que se necesita consenso político. El manual tiene tres capítulos: retribuciones, nueva y única ley de carrera militar y nueva ley de ayudas a la movilidad geográfica, si realmente se quiere disponer de unas Fuerzas Armadas profesionales operativas y en número suficiente para poder afrontar los difíciles retos que nos depara el futuro más inmediato.
El importe a pagar de la cuota integral disminuirá si el alta se produce en el segundo o tercer cuatrimestre, según la siguiente tabla:
En el siguiente cuadro se resumen las diferentes coberturas según el tipo de cuota:
OTRA INFORMACIÓN DE INTERÉS:
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Certificado de Seguro de Accidentes | Póliza Seguro accidentes | Coberturas Jurídicas | Requisitos para pertenecer a ASFASPRO |
IMPORTANTE: está Vd. en una página segura. El Protocolo seguro de transferencia, es un protocolo de aplicación, destinado a la transferencia segura de datos. Es utilizado principalmente por entidades bancarias, tiendas en línea, y cualquier tipo de servicio que requiera el envío de datos personales o contraseñas.
El sistema HTTPS utiliza un cifrado basado en SSL/TLS para crear un canal cifrado más apropiado para el tráfico de información sensible que el protocolo HTTP. De este modo se consigue que la información sensible (usuario y claves de acceso) no pueda ser usada por un atacante que haya conseguido interceptar la transferencia de datos de la conexión, ya que lo único que obtendrá será un flujo de datos cifrados que le resultará imposible de descifrar.
TODA LA PAGINA DE ASFASPRO ES UNA PAGINA SEGURA, no solo este apartado (Lo sabrá porque siempre se encontrará detrás de https:// en lugar de http://)
El día 26 de febrero la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley (PNL) presentada por el Grupo Parlamentario VOX en la que insta al Gobierno a reconocer la profesión y el servicio en las Fuerzas Armadas como profesión de riesgo.
Aunque el PSOE haya votado en contra, seguiremos insistiendo para que el Gobierno tenga en cuenta lo aprobado y proceda con las modificaciones que correspondan en la legislación de Clases Pasivas y de Seguridad Social que permitan la aplicación de coeficientes reductores de la edad de retiro.
El día 21 de febrero se celebró un pleno extraordinario para tratar la modificación del Reglamento de retribuciones del personal de las Fuerzas Armadas. Esta reforma supone un incremento lineal bruto de 200€ al mes en el componente general del complemento específico con efectos retroactivos de 1 de enero.
Una vez más, la ministra Robles no se ha presentado en el pleno delegando la presidencia en la Subsecretaria de Defensa. Poco parece importarle los banales asuntos que conciernen al personal a su cargo.
ASFASPRO expuso que el incremento no es suficiente para alcanzar la equiparación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y que debería ser el primer paso de un camino que ha de continuar en los próximos años.
Un guardia civil recién egresado sigue ganando más que un sargento después de pasar por la academia tres años y adquirir un título de técnico superior. Esto no motiva ni a los propios suboficiales ni a la tropa, que no quiere promocionar a suboficial. Las plazas de promoción interna no se cubren.
Las retribuciones son muy importantes, pero no es la única razón, el modelo de la Ley de la carrera militar está agotado y desfasado frente a otras profesiones que ofrecen mejores condiciones de vida, de trabajo, de ascensos, de promoción interna, de reserva e incluso coeficientes reductores de la edad de jubilación. A esto se une la movilidad geográfica, con insuficientes viviendas y alojamientos logísticos. El aumento de 160€ líquidos no es suficiente para alquilar un piso, por ejemplo, en Madrid.
Sigue pendiente un pleno extraordinario sobre retribuciones y ASFASPRO, junto a otras asociaciones, ha presentado una propuesta de subida lineal de retribuciones de 800€ para aproximarnos a la equiparación.
Finalmente, ASFASPRO explicó que había presentado un informe sobre esta disposición e insistió en el problema de los niveles de complemento de empleo de los suboficiales, el sargento sigue en el nivel 19 a diferencia del resto de empleados públicos del grupo A2.
Ruegos y preguntas
Según el ministerio la modificación se publicará como máximo en el mes de abril.
Seguirán trabajando en el incremento de niveles de complemento de empleo.
Mantienen el compromiso de pagar el incentivo de 100€ exclusivamente a la tropa y marinería. ASFASPRO incidió en que hay sargentos que perciben menos retribuciones que cabos mayores y cabos 1º.
El problema de las cuantías de las dietas se ha trasladado al Ministerio de Hacienda solicitando su modificación sin avance alguno.
El Director General de Personal explicó que va a emitir un criterio interpretativo para incluir los nuevos permisos recogidos en el art. 48 del Estatuto Básico del Empleado Público referentes al tiempo indispensable para la realización de los actos preparatorios de la donación de órganos o tejidos siempre que deban tener lugar dentro de la jornada de trabajo. Se adoptará el criterio hasta la correspondiente modificación de la Orden DEF/253/2015, de 9 de febrero, por la que se regula el régimen de vacaciones, permisos, reducciones de jornada y licencias de los miembros de las Fuerzas Armadas.
Propuesta 800€:
https://www.asfaspro.es/ASFASPRO/DOCUMENTOS/2024/2024.02.26.%20Propuesta%20ASFASPRO-AUME-ATME-UMT%20-%20revisado.pdf
Enlace al Informe de ASFASPRO:
Las asociaciones profesionales ASFASPRO, AUME y UMT consideran que el incremento anunciado de 200€ lineales en las retribuciones del personal militar se quedan muy lejos de un tratamiento digno del colectivo.
Madrid, 19 de febrero de 2025.
Tras el anuncio realizado en el día de ayer por parte del Ministerio de Defensa del incremento en 400 millones de euros destinados a aumentar de manera lineal las retribuciones del personal militar (200€), las tres asociaciones profesionales, en unidad de acción, consideran que, una vez más, se ha realizado un auténtico menosprecio hacia los representantes legales de los militares, por haberse hecho público el anuncio sin antes informar y tomar en consideración su opinión. Esta falta de información se viene repitiendo reiteradamente en el departamento que dirige Margarita Robles. Las asociaciones se enteran de los asuntos de su competencia por los medios de comunicación en lugar de la que debería ser una autentica mesa de diálogo social, que es el Consejo de Personal. Ha sido convocada la reunión previa sin entregar el borrador del real decreto.
La cantidad anunciada como incremento retributivo de 200€ lineales, se queda muy lejos de la reivindicación de las asociaciones profesionales, que ya en su momento reclamaron que debería llegar a los 800€. Nuestros soldados y marineros perciben salarios en torno al SMI, con independencia del horario y la peligrosidad de los trabajos que desarrollan.
Las tres asociaciones entienden que se trata de un auténtico despropósito este intento de calmar el malestar militar actual, antes de los esfuerzos futuros que se adivinan en el horizonte. Tras una Comisión de Retribuciones fallida y dos plenos extraordinarios sobre retribuciones, uno de ellos aún por convocar, nuestra ministra de Defensa se limita a dejar caer en prensa una escasa intención de incrementar las retribuciones de los militares, obviando de nuevo las propuestas de las Asociaciones Profesionales y viéndose obligada por terceros al incremento ridículo propuesto.
La dignificación plena mediante unas retribuciones justas, buscando similitud con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ha de ser prioritario y por ello instan a todos los grupos parlamentarios a firmar un Pacto de Estado en materia de Defensa, que nos lleve a que las exigencias de inversión establecidas por la OTAN no se queden únicamente en la industria de defensa y lleguen a quienes están en primera línea de defensa, el personal militar, y que estas mejoras lleguen tanto en materia retributiva como en condiciones de vida y trabajo.
SI la materialización de este primer paso se lleva a cabo, quedará patente nuevamente el trabajo de las asociaciones profesionales, de todas ellas, que vienen reivindicando estas mejoras a lo largo de ya demasiados años.
Asistiremos al pleno de Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas con ánimo colaborativo, pero con sentido crítico y sin renunciar a nuestras justas reivindicaciones.
Repercusión mediática:
21NOTICIAS: https://21noticias.com/2025/02/19/asfaspro-aume-y-umt-alzan-la-voz-los-militares-merecen-mas-que-un-aumento-de-200e/
EL MUNDO: https://www.elmundo.es/espana/2025/02/19/67b5aee4fdddff9c1d8b4599.html
LA RAZÓN: https://www.larazon.es/espana/defensa/militares-aumento-sueldo-que-prepara-defensa-queda-muy-lejos-reivindicacion_2025021967b5ba22500f96000111edd2.html
HUFFPOST: https://www.huffingtonpost.es/sociedad/este-nuevo-sueldo-militares-aprobacion-subida-salarial-espana-sale-ultimo-puesto-otan.html
EL FARO DE MELILLA: https://elfarodemelilla.es/asfaspro-aume-y-umt-piden-un-pacto-de-estado-en-materia-de-defensa-nacional/
INFOBAE: https://www.infobae.com/espana/agencias/2025/02/19/asociaciones-militares-critican-la-subida-de-sueldo-porque-se-queda-lejos-y-piden-un-pacto-de-estado-de-defensa/
EL PUEBLO DE CEUTA: https://elpueblodeceuta.es/art/103746/las-asociaciones-profesionales-ven-insuficiente-la-subida-salarial-para-los-militares
ESCUDO DIGITAL: https://www.escudodigital.com/defensa/militares-tachan-ridiculo-aumento-salarial-reclaman-pacto-estado-defensa_62352_102.html
ABC: https://www.abc.es/espana/militares-cobraran-subida-salarial-caracter-retroactivo-enero-20250219135825-nt.html
PROPUESTAS PRESENTADAS AL PRÓXIMO PLENO DEL CONSEJO DE PERSONAL
ASFASPRO ha presentado las siguientes seis (6) propuestas para su debate en el próximo pleno del Consejo de Personal.
La ministra de Defensa parchea el reclutamiento militar, pero se empecina en no solucionar ninguno de los problemas que convierten la carrera militar en la menos atractiva del mercado laboral.
El Ministerio de Defensa ha anunciado a bombo y platillo que va a lanzar una campaña publicitaria basada en el uso de globos aerostáticos para intentar atraer a las Fuerzas Armadas a una juventud que no encuentra atractivo en la profesión militar. ¿De veras se creen los promotores del proyecto que con cuatro globos, por grandes que sean, van a tapar las malas condiciones laborales que sufren los militares españoles? Los jóvenes pueden ser eso, jóvenes, inexpertos, pero no tontos. Y aspiran a una carrera digna, ilusionante y que les permita sostener en buenas condiciones una familia. Y esto no lo ofrecen las Fuerzas Armadas en el 2025.
En los últimos años, y ya llevamos unos cuantos, los miembros de las Fuerzas Armadas (y no solo los de la UME) van encadenando servicios emergencia tras emergencia: nevadas, incendios, terremotos, pandemia, volcán de La Palma, DANA… El Estado tiene a mano un personal para paliar los efectos cada vez que se desata una crisis, un personal profesional, disciplinado, organizado, que es la respuesta perfecta para todo. A priori, estas características exigidas a los miembros de un colectivo laboral deberían tener unas contraprestaciones en carrera atractiva y retribuciones adecuadas, más bien altas si tenemos en cuenta que en determinadas condiciones este mismo personal debe estar dispuesto a matar o a morir en el desempeño de su misión. Pero no es así, y nos encontramos ante un personal sacrificado, dispuesto a los esfuerzos que se le requieren, a quien se dedican muchas palabras bonitas, pero a quien se tiene en muy poca consideración y se le falta al respeto.
Como consecuencia, tenemos unas Fuerzas Armadas menguantes, que han ido perdiendo más de 10.000 miembros en los últimos años, las unidades están en cuadro y el ministerio de Defensa quiere paliar la situación con campañas de publicidad que incluyen los globos anunciados por el Ministerio. No va a servir de nada mientras no se solucionen los graves problemas que afectan al personal, entre los que destacan:
La promoción interna de suboficial a oficial es meramente testimonial, un ascensor social deliberadamente saboteado.
En conjunto describen una profesión militar poco atractiva y nada ilusionante y eso tiene consecuencias. En la última convocatoria de personal para la escala de tropa y marinería, anunciada a bombo y platillo por el Ministerio de Defensa, solamente en el Ejército de Tierra se han quedado 400 plazas sin cubrir. 400 plazas son muchas plazas. Y no es por los carteles, la difusión o lo alto que suben los globos publicitarios, no, es porque el ministerio de Margarita Robles, sabiendo los graves problemas que sufre el personal día tras día, no hace nada por solucionarlos y cada vez nuestros militares están peor.
Un ejemplo muy actual del maltrato sufrido por nuestros militares. Han pasado ya tres meses desde el momento en que comenzó la DANA, ha pasado ya la situación de riesgo para las personas y las infraestructuras; sin embargo, para los militares que intervienen sobre el terreno parece que no adelanta el tiempo: jornadas de trabajo eternas, alojamientos de campaña, incómodas literas de lona… y cuando no están en el tajo se les mantiene encerrados en el campamento, como si en lugar de ser profesionales estuvieran acuartelados por la declaración de los estados de alarma, de excepción o de sitio. Cualquier profesional, cuando está franco de servicio puede hacer su vida, tiene libertad de desplazamiento y circulación, sin embrago eso no rige para nuestros militares en zona de DANA. Si no se les deja salir del campamento cuando han terminado su jornada de trabajo, eso significa que están trabajando las 24 horas del día, y esto debería tener una compensación, en la nómina o en la recuperación de ese tiempo. Ninguna de las dos cosas -más allá de unos escasos módulos económicos- reciben como compensación los militares que están al tajo de la DANA, cuando una semana de trabajo para ellos son 7 días por 24 horas, 168 horas trabajadas en una semana, cuando la semana laboral normal son 37’5 y la extendida 40. ¿Esto es atractivo para los jóvenes? No, ni para los menos jóvenes tampoco. Es una tomadura de pelo y una absoluta falta de consideración.
En estas condiciones, ¿quién va a venir a las Fuerzas Armadas?
¿Hasta cuándo seguiremos recogiendo algodón en los campos del desprecio, Sra. Robles?
[1] https://www.elconfidencial.com/espana/pais-vasco/2025-01-23/gobierno-vasco-y-sindicatos-pactan-una-subida-salarial-minima-de-4-200-por-ertzaina_4048663/
La política del personal de las Fuerzas Armadas comenzó el año 2025 en la misma penosa situación que finalizó el anterior. Pasados cuarenta y seis años desde que se aprobó la Constitución Española la vida del militar profesional (especialmente la de los suboficiales y la tropa) transcurre por unas vergonzosas vías de marginalidad totalmente ajenas al principio de igualdad, que teóricamente debería aplicarse a todos los ciudadanos españoles.
Además, y esto es lo más grave, estamos siendo sometidos durante todo este periodo de tiempo a la indiferencia, en algunos casos desprecio, de una clase política que nos ha “regalado” una sucesión de leyes de personal cargadas de injusticia, inseguridad jurídica y arbitrariedad, de aplicación imposible en cualquier otro ámbito o colectivo de trabajadores. Y todo rematado con unas insultantes retribuciones inversamente proporcionales al esfuerzo o las obligaciones y cometidos inherentes a la profesión militar. Nada que no se haya dicho con anterioridad, pero no por ello deja de ser una auténtica vergüenza.
Teniendo que convivir con estas injustificables condiciones profesionales, que afectan muy directamente tanto al plano moral como al material, nos ofenden todavía más si cabe los recurrentes y empalagosos halagos paternalistas de la ministra de Defensa y de otros políticos, e incluso periodistas, con los que nos deleitan cada vez que la cruda realidad se lo exige cuando son testigos de la entrega y dedicación con las que el personal militar afronta todo tipo de tareas. Ante situaciones extremas como las que hemos vivido recientemente en el Levante español todos dicen apreciar nuestro trabajo, y también querernos mucho, pero ninguno lo demuestra con hechos plausibles.
¡Ay, la mili!, tan denostada y, sin embargo, la excusa perfecta para otorgarnos este denigrante trato. Aunque no se atrevan a reconocerlo abiertamente, el pensamiento básico de los responsables de turno de los ministerios de Hacienda y Defensa o, lo que es lo mismo, de todos los gobiernos que hemos tenido hasta el día de hoy, es simple y demoledor: si el coste de aquellos “soldaditos amateurs” del siglo pasado era prácticamente gratis, ¿por qué vamos a tener que considerar a los de ahora como auténticos profesionales y tratarles y retribuirles igual que al resto de servidores públicos?
Y así, en este terreno minado por la hipocresía, el olvido y la intransigencia ministerial, transcurre nuestro servicio activo. Una vez tras otra, se intenta colocar un mensaje (más bien bulo) dirigido a la sociedad española cuya única finalidad es distorsionar la realidad, buscando la artificial equiparación de las Fuerzas Armadas a una ONG en la que todos sus componentes vivimos felices y contentos bajo la tutela de la ministra de Defensa. Ya solo falta sustituir las marchas militares de los desfiles por la banda sonora de “Los mundos de Yupi” para rematar la faena. Porque, según este malintencionado criterio interpretativo de la realidad, el enemigo (que lo hay) te recibe siempre con flores y pastelitos, cuando te dispara lo hace con pompas de jabón y las minas que utiliza son realmente cajas rellenas de confeti. Vamos, como la guerra de Gila o incluso más allá. Sin embargo, la cruda realidad es muy diferente a como la pintan.
Para nuestros legisladores y autoridades ministeriales, ejercemos una profesión tan exenta de riesgos que todos tenemos garantizado que las espoletas nunca fallan, que somos inmunes a los impactos de los proyectiles o los artefactos explosivos; que los paracaídas siempre se abren y en la que están terminantemente prohibidos todo tipo de accidentes, principalmente los de aviones y helicópteros en sus vuelos de combate o adiestramiento, además de, por supuesto, los de cualquier soldado de a pie. Tal vez estos sean algunos de los motivos que le impiden a la ministra de Defensa facilitar el número de fallecidos, heridos y mutilados en acto de servicio desde el inicio de la profesionalización de las Fuerzas Armadas. Ya sabemos que los muertos no hablan y que la memoria burocrática del ministerio es muy selectiva.
Es más, vistas en los medios de comunicación las “magníficas condiciones” de vida que viene “disfrutando” el personal militar en todo tipo de acciones y maniobras, no es de extrañar que a alguien se le ocurra implantar una tasa de participación. No vaya a ser que pueda cuajar entre la población civil la opinión de que estas “lúdicas actividades”, como las de estas últimas Navidades con los espectaculares menús que les han servido, son como una estancia en un hotel de cuatro o cinco estrellas con todo incluido. Eso no se puede consentir de ninguna manera y, por lo tanto, debe tener un coste para los afortunados participantes.
Pero dejando a un lado la ironía, porque lo que denunciamos con este artículo es de máxima gravedad, los mantras ministeriales tienen un alto porcentaje de eficacia y, debido a ello, todavía son muchos los que creen que nuestra profesión está efectivamente exenta de riesgos y no tiene especial dedicación. ¡Ay, la mili! Y, por otra parte, los bajos salarios, la nula compensación por la disponibilidad permanente, la constante movilidad geográfica, el exceso de jornada laboral o la insólita vigencia de un modelo de carrera injusto, segregador y con una significativa ausencia de promoción interna real del suboficial, no son motivos suficientes para que de una vez por todas deje de transmitirse este falaz discurso que tanto daño nos hace.
Así, en cada una de sus intervenciones públicas los “cariños” de la ministra pretenden enmascarar, además de todo lo expuesto, la miseria y las dificultades económicas que están viviendo miles de mujeres y hombres afectados por la exigencia de una movilidad geográfica que se impone sin dotarla de los recursos necesarios para evitar el sufrimiento y el desgaste psicológico de los propios militares y, de manera muy especial, el de unas familias que en la mayoría de los casos no pueden trasladarse al nuevo destino por falta de apoyos, de recursos económicos o por las circunstancias laborales y de escolarización del cónyuge y los hijos, respectivamente. Todo lo contrario de lo que se viene haciendo en los ejércitos de nuestro entorno.
La escena que relatamos a continuación es real y sucedió hace poco tiempo en el domicilio de un militar destinado forzoso en una lejana localidad, tras llegar a casa después de un largo viaje en tren para pasar un par de días con su familia. Algo que viene siendo habitual desde hace casi tres años cuando el servicio o las maniobras se lo permiten, siendo esta separación familiar forzosa la tercera que se produce en el corto plazo de diez años, con la sangría económica y emocional que conlleva.
Al entrar por la puerta, su hijo pequeño se dirigió a él entusiasmado y con la natural inocencia de los niños le dijo:
–Papá, papá, vuestra ministra ha dicho en la tele que os quiere mucho a los militares. ¡Qué bien!, ¿ya te va a dejar volver a casa para que estés siempre con nosotros?
Y lo más triste, es que la inocente pregunta de este niño es una muestra del mensaje sibilino que la ministra de Defensa y su coro mediático de propaganda ministerial están trasladando a una sociedad civil desinformada convenientemente sobre la realidad del estado de la Defensa Nacional y sus actores principales: los militares profesionales.
Pero para que esta hábil campaña de propaganda tenga el suficiente éxito se necesitan colaboradores activos, aunque también pasivos. Entre los primeros, dicho con todos los respetos, están los medios de comunicación, cuyos expertos en defensa o sus líderes de opinión no se atreven nunca a preguntarle a la ministra de Defensa, “¿por qué la militar no es una profesión de riesgo?” o “¿por qué los militares somos siempre excluidos de cualquier equiparación salarial?,” en ninguna de sus entrevistas. Durante estos años han sido muchas y a veces han dejado la impresión a los oyentes de una manifiesta falta de interés por nuestra situación profesional.
También, como si la ministra fuera la ejecutora de las peligrosas acciones en zona de operaciones o la que limpia directamente el barro de las calles o la lava de un volcán, todo suelen ser alabanzas para su gestión, no se le formula habitualmente ni una sola crítica y casi siempre se les presta una mayor atención a las cuestiones sobre la industria militar. Con la excepción de las horas y horas dedicadas a algún siniestro producido en determinadas unidades y el lógico seguimiento de las vicisitudes de la Princesa de Asturias a su paso por las academias y escuelas de formación, el resto importa muy poco.
Y de este entorno mediático tan poco crítico la ministra de Defensa ancla la negación sistemática a cualquier equiparación salarial real o a la mejora de la carrera profesional del personal bajo su mando, así como el continuo desprecio al Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, al que considera un insignificante obstáculo para el trámite normativo de su ministerio. Ya sabemos lo que hay: buenas palabras ante los medios de comunicación e intransigencia y mano de hierro con las solicitudes y propuestas que formulamos, por ejemplo, las asociaciones profesionales.
La desatención es manifiesta y la distorsión tan escandalosa, que tras el apoyo unánime de todos los grupos políticos a las leyes que permiten a los bomberos y agentes forestales ser reconocidos como profesión de riesgo y tener acceso a la jubilación anticipada a partir de los 59 años, algunos informativos cubrieron la noticia con imágenes del personal de la UME actuando, precisamente, en incendios forestales. Y lo triste es que ninguno de estos comunicadores se preguntó por qué los “bomberos militares” quedaron excluidos de esta importante medida. ¡Ay, la mili!
Y haciendo un paréntesis en nuestra exposición, tenemos que decir que nuestra indignación y perplejidad se incrementó hasta límites estratosféricos cuando comprobamos que los legisladores aprovecharon este trámite para modificar, una vez más, la disposición transitoria séptima de la Ley de la carrera militar, sin que hasta el día de la fecha hayamos podido entender ni el texto, el alcance de la modificación o la urgente necesidad de la misma. También es muy significativo que este cambio no se haya producido tras debatirse en la Comisión de Defensa, sino en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico que, como todos sabemos, son los auténticos expertos en la milicia y su régimen de personal. Mientras tanto, la ministra de Defensa, como quien oye llover y no se moja.
Pero los principales colaboradores pasivos y, en consecuencia, con mucha responsabilidad en la degradación de la profesión, somos los 120.000 mujeres y hombres que integramos las plantillas de las Fuerzas Armadas. En esta asociación profesional tenemos muy claro lo difícil que resulta exigir derechos o reclamar mejoras en una institución en la que el régimen disciplinario y los chantajes emocionales y económicos están a la orden del día. Cuando tu estabilidad familiar y profesional depende de la caprichosa concesión de un complemento de productividad o de la firma de un informe favorable, te lo piensas dos o tres veces antes de pronunciarte sobre cualquier tema.
Sin embargo, ¿es lógico permanecer en silencio cuando ves que todos los colectivos avanzan en derechos y retribuciones y el militar se queda anclado en los del siglo pasado o incluso peor? ¿Es normal quedarse callado cuando la dignidad de la profesión y la tuya propia están sufriendo una degradación constante que te puede convertir en un paria de la sociedad? Aunque parezca increíble o exagerada esta afirmación, hacia esa condición nos dirigimos sin remedio si nada cambia.
En este país nuestro cada vez son más los declarados profesionales de riesgo, con todos los beneficios que conlleva esa categoría profesional, principalmente para la jubilación. Los policías nacionales y guardias civiles serán los siguientes, junto a algún que otro colectivo de trabajadores, y el Gobierno y las cámaras legislativas ya han anunciado en varias ocasiones que el trámite está avanzado.
Cuando estamos frente un auténtico ninguneo y la ignominiosa ausencia de mejoras retributivas y profesionales, ¿todavía hay quien se atreve a decirnos a los militares que no debemos ser reivindicativos o que las reclamaciones son sinónimo de mal militar y atentan contra nuestros valores? Efectivamente, en las academias militares nos enseñaron determinados valores, ¿pero acaso no lo son también la dignidad y la lealtad en una Institución que se define como unida, además de jerarquizada y disciplinada?
No se puede exigir la vigencia y el respeto de algunos valores cuando la dignidad y la lealtad, que siempre debe ser ascendente y descendente, están siendo pisoteadas sin ningún rubor. O todos son importantes o ninguno lo es. Por lo demás, también refleja una clara ausencia de valores cuando se prefieren ver los toros desde la barrera, que otros hagan el trabajo y luego recoger los frutos cosechados sin esfuerzo alguno
Después de todo lo expuesto, señora ministra, y estando usted perfectamente informada de que los militares hemos quedado al margen del progreso retributivo que han tenido en los últimos años colectivos de servidores públicos como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con su equiparación salarial. Pero tampoco estando dentro de sus prioridades el que se nos declare profesionales de riesgo, se modifique el plan de estudios de los suboficiales en la misma línea que el de los oficiales, se recupere la maltrecha promoción interna del suboficial o se mejore el modelo de carrera del personal de tropa y marinería:
¿por qué no presenta su dimisión de manera inmediata para dejar paso a otra persona que nos quiera de verdad y se dedique a mejorar, como debería ser, la carrera profesional y las retribuciones de las mujeres y hombres que estamos bajo su mando?
En las actuales circunstancias, no podemos seguir viviendo mucho más tiempo de sus cariños ni de sus ofensivas limosnas aleatorias y oportunistas.