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Por primera vez una asociación profesional de militares participa en el patrocinio de la Carrera del Ebro, dando normalidad a su presencia en la realización de actividades sociales que favorecen el ejercicio de la profesión, la deontología militar y la difusión de la cultura de seguridad y defensa, tal y como recoge la propia Ley de Derechos y Deberes1.

Si bien en la pasada edición no fue posible el patrocinio2, tras el compromiso adquirido por el Mando de Personal del Ejército de Tierra en el Consejo de Personal, este año se ha materializado satisfactoriamente.

Seguimos, como en ocasiones anteriores, con un Gobierno en funciones y un equipo ministerial en el mismo estado.

Las retribuciones siguen en un recóndito cajón y el toro de la fracasada Ley de la carrera militar continúa dando cornadas en forma de desarrollos normativos que empeoran aún más eso mismo, la carrera profesional. El futuro no es nada alentador, el Reglamento de ingreso y promoción auspiciado por la Directora General de Reclutamiento y Enseñanza Militar finiquitará la promoción interna del suboficial y el Reglamento de segundas especialidades se perfila como un elfo que otorgará mayores conocimientos y responsabilidades, pero no superiores titulaciones y retribuciones, al menos para el avejentado eslabón fundamental.

Recientemente se ha publicado y entrado en vigor la Instrucción 71/2019, de 18 de diciembre, del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, por la que se desarrollan las valoraciones de méritos y aptitudes, así como los procedimientos y normas a tener en cuenta para la realización de las evaluaciones para el ascenso por los sistemas de elección, clasificación, concurso y concurso-oposición, así como para la selección de asistentes a determinados cursos de actualización en el Ejército de Tierra.
 

No podemos seguir así. Se puede decir más fuerte o más alto, pero no más claro. La política de personal de las Fuerzas Armadas necesita con urgencia un cambio de rumbo. Esto hace aguas y de seguir así vamos a chocar con el iceberg de la más absoluta desmotivación del personal, con todo lo que ello implica en operatividad y eficacia. Hace cuatro años ASFASPRO avisaba de la necesidad de cambiar el rumbo. Hoy estamos peor.

https://www.asfaspro.es/index.php/rss/item/2040-consejo-personal-fuerzas-armadas-cambiar-rumbo

El Ministerio de Defensa dedica miles de millones de euros a grandes contratos de material, pero resulta que no hay presupuesto para un simple programa de vestuario. Y, además, el panorama retributivo de una buena parte de los militares profesionales es desolador e injusto, sobre todo si tenemos en cuenta que no ha habido problema alguno para destinar estos dos últimos años cientos de millones de euros para la equiparación salarial de las FCSE. En estas circunstancias en las que el sueldo medio de un soldado es de 900 €, ni siquiera han sido capaces de encontrar menos de catorce millones para solucionar la discriminación que sufren los militares al cumplir 63 años, cuando ven disminuir por segunda vez sus retribuciones en la reserva. Cada vez es más evidente que por el personal militar no hay preocupación, dejándolo en una situación marginal y de desigualdad efectiva con el resto de servidores públicos.

Luis Herrero ha entrevistado este martes, 5 de noviembre, al Presidente de ASFASPRO, Miquel Peñarroya, en su programa "En casa de Herrero" en esRadio.

Podrán escuchar el audio de la entrevista en la que se ha analizado la situación de lo acontecido estos últimos días ante la suspensión de la "Prueba de unidad" después de que el pasado viernes falleciera un soldado del regimiento Arapiles 62 en Girona. 

 

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Fuente: esRadio

 

 
 

Acudimos a un pleno con un Gobierno en funciones y con un equipo ministerial en el mismo estado. Los graves problemas del militar como las retribuciones, la promoción y una desmotivadora carrera profesional, siguen bajo el agua y el lodo a la espera de ser rescatados.

Todo parece indicar que, en los últimos estertores del actual Gobierno, el Subsecretario de Defensa tiene como objetivo atacar el molesto y creciente asociacionismo militar queriendo implementar un procedimiento para conocer el listado de afiliados de cada asociación, pasando por encima de la Constitución y de diferentes leyes que protegen el derecho de los afiliados a no declarar su pertenencia a una asociación y a no autorizar la cesión de sus datos a terceros. En lugar de atacar, un Gobierno progresista debería promover la modificación de la Ley orgánica de derechos y deberes para permitir las elecciones de los representantes de las asociaciones, como ocurre en la Guardia Civil.

12 de octubre, día del Pilar, día festivo en el que conmemoramos la fecha en la que una expedición organizada por la monarquía hispánica descubre un nuevo continente. Una fecha de escala planetaria elegida como Día de la Fiesta Nacional para regocijo de todos los españoles.

Aquella de finales del siglo XV era una sociedad con empuje, con ganas de ampliar el mundo, en la que la milicia –entonces dedicación a tiempo parcial- tenía un papel destacado y sus integrantes prestigio social. Hoy estamos a las antípodas de aquella situación para quienes visten uniforme. Los miembros de las Fuerzas Armadas están en el vagón de cola de las retribuciones de los empleados públicos, muy separados del resto. Cualquier comparación con otros uniformados del ámbito de la seguridad pone los pelos de punta. No sólo en la nómina, en consideración social o reconocimiento del nivel de formación, en compensación del tiempo de servicio… Otras profesiones cuentan con un coeficiente compensatorio de unos factores de peligrosidad y penosidad que les hace llegar antes a la jubilación, pero a los militares se les regatea todo, tal vez porque no debe ser peligroso ni penoso trabajar con armas y explosivos en cualquier punto del mundo donde se manda a estos mismos militares a quienes se homenajea participando en desfiles, en los Campos Elíseos o en la Castellana. Malas pagas.

El pasado viernes 4 de octubre se celebró un pleno ordinario del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas. No fue como tantos otros, las aguas de la Defensa están revueltas en lo que respecta a los asuntos de personal en este año tan movido políticamente. A propuesta de las asociaciones profesionales1 se celebró en marzo un pleno extraordinario sobre retribuciones que resultó ser agua de borrajas porque en medio hubo un adelanto electoral y el Ministerio de Defensa no quiso facilitar su estudio de retribuciones con el argumento de no querer hacer electoralismo. Un pleno para nada.

En el pleno ordinario de junio los representantes de ASFASPRO se levantaron de la mesa tras la negativa del Ministerio a reconsiderar unos proyectos de Real Decreto sobre enseñanza y promoción lesivos para los suboficiales. Por lo visto, para bloquear la carrera de los suboficiales y eliminar en la práctica la promoción interna el ministerio no está en funciones. Funciones a la carta2, a la medida de los deseos. Unos deseos de los responsables de la Administración que están en dirección contraria a la demanda del legislativo, que sí se preocupó en la Ley 46/2015, de reforma de la Ley de la carrera militar, de establecer el fomento de la promoción interna en la nueva redacción del art. 62 de la Ley de la Carrera militar.

Intervenciones de ASFASPRO en el pleno del Consejo de Personal P19-02, el 20 de junio de 2019, relativas a los proyectos de RD sobre enseñanza y promoción que son lesivos para el suboficial.

 

Proyecto de RD reglamento ingreso y promoción en las Fuerzas Armadas

Con su permiso, Sr. Subsecretario.

Se presentan como reparo las alegaciones no aceptadas y se solicita que se retire el presente proyecto porque excluye a los suboficiales de su legítima promoción interna.

El modelo es un fracaso porque discrimina una parte muy importante de las Fuerzas Armadas, casi 30.000 efectivos.

Debe establecerse una promoción específica para el suboficial que aproveche su capacidad, mérito, competencia, experiencia profesional y formación.

Los oficiales procedentes de la Escala Especial, luego Escala Media, han sido y son excelentes oficiales que incluso han llegado a ser diplomados de Estado Mayor cuando se les ha dado la oportunidad. Ascendían sin ánimo de llegar a coronel o al generalato y han venido ocupando una serie de puestos en los primeros empleos de oficial para los que ahora resulta que no hay suficiente número de oficiales. Impidiendo la promoción al suboficial lo único que se consigue es que las Fuerzas Armadas no dispongan de suficientes oficiales en los primeros empleos y que esos puestos vacíos deban ser desempeñados por suboficiales, a quienes se exige una mayor responsabilidad que no se les compensa. La prueba del algodón es el personal que integra los turnos de las guardias y servicios correspondientes a empleos de oficial (oficial de cuartel, capitán de cuartel, oficial de servicio de Estado Mayor…), que en un porcentaje elevadísimo están cubiertos por suboficiales. Y las sentencias por las que suboficiales tienen derecho a percibir el CSCE del puesto de oficial que ocupan.

  • No se reconoce la carrera profesional del suboficial.
  • Se bloquea la promoción interna del suboficial.

 

MADRID, 20 de junio de 2019 – ASFASPRO abandona el pleno del Consejo de Personal de hoy ante la intransigencia del Ministerio de Defensa en dignificar al suboficial negándose a mejorar su carrera y dificultando su promoción interna a oficial. Menos del 1% de un colectivo de 28.000 suboficiales ha conseguido promocionar en los últimos nueve años. Mientras, sus homólogos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado rondan el 26%, en el caso del Cuerpo Nacional de Policía, y el 11% en la Guardia Civil.