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Fuente: Ejército del Aire y del Espacio Fuente: Ejército del Aire y del Espacio

De vuelta con las evaluaciones para el ascenso

Desde ASFASPRO hemos denunciando una y otra vez en el poco progresista y obsoleto Consejo de Personal varios de los problemas de las evaluaciones para el ascenso. Uno de ellos es el que se produce cuando hay más vacantes para el ascenso que militares evaluados. No deja de ser una evidencia de la falta de planificación, en este caso, de los Cuarteles Generales.

Sirva de ejemplo el ciclo 2024/2025 del Ejército del Aire y del Espacio[1], ¿cómo es posible que se plasmen evaluaciones en las que la relación de evaluados/vacantes de capitanes sea de 0,183 en el primer ciclo y 0,567 en el segundo? Hilaridad produce el caso de los sargentos primeros con 0,135 en el primer ciclo y 0,468 en el segundo y profundo malestar porque lleva ocurriendo varios años. Estos números se traducen en que faltan comandantes y brigadas, las vacantes no se cubren porque no hay suficientes capitanes y sargentos primeros que cumplan las condiciones para el ascenso: tener el tiempo cumplido en determinados destinos y haber cumplido los tiempos mínimos requeridos para el ascenso.

Pero ¿realmente estas condiciones están justificadas?

En el primer caso, es inaceptable que el Ministerio de Defensa ofrezca puestos militares que no cumplan condiciones para el ascenso: se sigue siendo militar en activo y trabajando como tal, pero no cuenta para el ascenso.

En el segundo caso, sobre los tiempos mínimos requeridos para el ascenso, se basa en el manido argumento que apunta a que se debe contar con la experiencia necesaria para el desempeño del empleo superior olvidando que la experiencia no depende simplemente de un tiempo físico sino de la valoración del desempeño bajo los principios rectores constitucionales de mérito y capacidad. ¿Por qué el Mando de Personal planea rebajar estos tiempos para los capitanes pero no para los sargentos primeros?

¿Cuál es la consecuencia de no ascender cuando hay vacantes?

Una pérdida económica añadida a las paupérrimas nominas que sufren los militares y sus familias, y que nuestros Estados Mayores no quieren ver. Esta pérdida se cuantifica en tres cruces: la primera los complementos retributivos (CE y CGCE) del empleo superior, la segunda el componente singular (CSCE) que puede ir asociado a los puestos ocupados por el empleo superior, y la tercera, el complemento de dedicación especial (CDE). A ello hay que añadir que el trabajo que debería realizar el empleo superior será ejecutado en la mayoría de los casos por el empleo inferior, eso sí, sin ser nombrado o comisionado para ocupar el puesto de empleo superior. Más trabajo por la misma retribución, un verdadero enriquecimiento injusto de la Administración Militar.

¿Conoce la ministra Robles este atropello? ¿Por qué no hace nada? ¿Por qué no se piden responsabilidades a aquellos que han realizado una planificación tan desastrosa? Sencillamente porque ese ahorro a costa de las retribuciones del personal termina pagando otras cosas, ¿o no?

 

[1] Resolución 762/03784/24, de 4 de marzo, del JEMA, por la que se determinan las zonas definitivas de los escalafones del Ejército del Aire y del Espacio para las evaluaciones para el ascenso al empleo superior durante el ciclo 2024/2025 (BOD núm. 49/2024)

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