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Fuerzas Armadas, explotación laboral

Los discursos de la Pascua Militar volverán a ser grandilocuentes, pero el balance de los últimos tiempos no puede ser más descorazonador para el personal militar. Los medios de comunicación vienen destacando el protagonismo militar en la resolución de todo tipo de crisis, continuamente activados para hacer frente a nevadas, incendios, pandemia, volcán… por si faltaba algo estas navidades también formando equipos de vacunación para reforzar las actuaciones de la sanidad pública. Chicos y chicas para todo. No para todo: sí para todo sacrificio, no para recibir a cambio unas retribuciones dignas.

Los Presupuestos Generales del Estado se han aprobado sin incluir el pequeño aumento en las retribuciones militares solicitado por las asociaciones profesionales, habiéndose rechazado en Congreso y Senado las enmiendas presentadas para ello por grupos políticos de distinto signo.

El personal militar sufre explotación laboral, definida como el hecho de recibir un pago inferior al trabajo que se realiza. La situación retributiva de las Fuerzas Armadas ya fue definida como grave por el dictamen del Congreso de los Diputados en febrero de 2018 y cada vez es peor, habiendo recibido limosnas por parte del Gobierno.

No solo se le paga mucho menos que a cualquier personal que desarrolle funciones similares (controlador aéreo civil, mecánico de helicópteros, buzo… un teniente piloto de avión de caza reactor gana menos que un policía conductor de un coche patrulla…) sino que realiza centenares de horas más de las 1642 horas anuales por las que recibe su nómina el personal que trabaja para la Administración: guardias, servicios, maniobras, navegaciones, misiones en el extranjero… Centenares de horas de más que no se cobran. Esto tiene un nombre: explotación laboral.

Sirva como ejemplo lo acontecido con las dos secciones enviadas desde Madrid a quitar ceniza a La Palma entre el 23 de diciembre y el 7 de enero. Las Navidades completas en un antiguo cuartel abandonado del que solo pueden salir para ir al tajo y volver. ¿Cuánto hubieran cobrado por este sacrificio familiar en estas señaladas fechas si en vez de militares hubieran sido civiles? Sin entrar en que el personal de otros ministerios de guardia en Nochebuena, Nochevieja… ha percibido una buena compensación en metálico. ¿Cuánto cobró un sanitario, un fiscal, un juez, un…? ¿Cuántos centenares de euros? ¿Y los militares? Los militares lo de siempre: gratis total, ni nocturnidad ni festividad ni turnicidad ni…

Desde hace años la promoción interna de suboficial a oficial es una carrera de obstáculos y es prácticamente inexistente, pero los suboficiales se ven obligados a desarrollar los cometidos y las guardias de los oficiales (la mayoría del personal que integra las guardias de oficial son suboficiales), pero se les niega ser retribuidos por el desempeño realizado en la categoría superior. Esto tiene un nombre: explotación laboral.

La militar es una profesión que exige vocación, y no poca, pero recurrir al mensaje facilón del altruismo gratuito para argumentar que el militar esté mal pagado es otra cosa. Es estafar al militar. El honor de llevar el uniforme no suple la falta de retribución, el honor no cotiza en la bolsa de la compra. Pretender pagar al militar con bonitas palabras y alguna medalla que no lleva pensión es explotación laboral. La comparación entre las recompensas a los policías y a los militares que protagonizaron la extracción de personas desde Afganistán es descriptiva de la situación: los policías -cuyo salario es muy superior al de los militares- reciben una medalla roja que aumenta su nómina para toda la vida y los militares una chapa que adorna el pecho. Con todo el respeto para los compañeros condecorados, pero la realidad es la que es.

Y mientras tanto Margarita Robles está obteniendo las mejores cotas de popularidad a costa del sacrificio de los militares y de sus familias, y en lugar de corresponder procurando un trato y una nómina digna para sus subordinados mira para otro lado. Se permite afirmar que los militares no piden aumento de sueldo, tras diversas manifestaciones y concentraciones en la calle con un mensaje claro (Retribuciones dignas). Se niega a atender la subida reclamada y anuncia de forma vaga que aumentarán los complementos de dedicación especial, repartidos de forma arbitraria a criterio de cada jefe. Cobrar no por un trabajo concreto o un motivo objetivo sino en función de lo que le parezca al superior es también otra forma de explotación laboral.

A cuenta de la reforma laboral, la ministra Robles ha declarado que con el consenso y el diálogo es como se puede avanzar pero ¿Dónde está el diálogo -ya no digamos consenso- con las asociaciones profesionales? Dos varas de medir, una para casa y otra para la opinión pública.

¡Feliz Día de la Pascua Militar!

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