La segunda petición de la Generalitat se produjo hace escasos días. También en el Ministerio de Defensa. La interlocutora, la vicepresidenta del Gobierno, Joana Ortega. Hablaba en nombre de los alcaldes. Su petición: garantizar la actividad de la Academia, que el Ejército no abandone Talarn, para preservar los 800 puestos de trabajo que dependen de su actividad.
El Pallars Jussà es una comarca situada en la cuenca media del río Noguera Pallaresa, al norte de la provincia de Lleida. Tiene una población de poco más de 12.000 habitantes que se concentran en la capital, Tremp, y en La Pobla de Segur. Es escarpada, verde y con mucha agua, en pleno Pirineo. Linda con la comarca aragonesa de la Ribagorza y posee un gran patrimonio románico. En la comarca se vive como en el resto de Cataluña el proceso soberanista. Sin embargo, para sus ciudadanos el «monotema» se esfuma por arte de magia cuando ponen encima de la mesa sus propias preocupaciones. Entre ellas, llegar a fin de mes. Entre ellas, garantizar las fuentes de ingresos. Una de estas fuentes de ingresos es la Academia General Básica de Suboficiales que el Ejército de Tierra tiene en la pequeña población de Talarn. Su primera promoción data de tiempos del franquismo, 1974, y el año pasado recibieron sus despachos los 428 sargentos de la 38ª promoción. En el acto, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, garantizó el futuro de la Academia de Talarn afirmando que «seguirá siendo la Academia de suboficiales de tierra». Era la respuesta del Gobierno de Mariano Rajoy a la petición que había hecho Artur Mas hacía menos de un año. Pedro Morenés se comprometió ante la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega, que en la ceremonia entregó al primero de la promoción una réplica de la espada de Jaime I El Conquistador.
Sin embargo, con el cambio del plan de estudios de 2011 los suboficiales no están un año entero en las instalaciones de Talarn. Apenas están cuatro meses –de septiembre a diciembre–. De los tres años que dura su graduación pasan la mayor parte en los centros especializados de Valladolid –Caballería–, Toledo –Infantería–, Segovia –Artillería– y Madrid –Ingeniería–. Esta nueva situación ha hecho saltar las alarmas en los municipios de la zona que ven peligrar los 800 empleos que dependen de la Academia. Sus alcaldes pidieron la mediación de la vicepresidenta ante el Ministerio de Defensa. Ortega se reunió con Pedro Morenés a primeros de marzo. El ministro garantizó la continuidad de Talarn. El miércoles de esta semana, dos alcaldes de la zona se reunieron con un asesor del titular de Defensa. El de Talarn, Lluís Oliva, de Esquerra Republicana de Cataluña, y el socialista Víctor Orrit de Tremp. Son conscientes de que Talarn puede salvar la economía de la comarca. Apenas algunas voces, como las CUP consideran al Ejército como una fuerza de ocupación. Incluso acusan al alcalde de Tremp de estar «a favor del Ejército español». La alternativa de los radicales independentistas raya en el esperpento: usar las instalaciones para crear la Universidad de los Pirineos.
De la reunión, sensaciones positivas. El Ministerio mantendrá otros cursos en Talarn como los de cabo mayor, de brigada o de inglés, además de mantener en la Academia las pruebas de acceso que duran unas dos semanas. «Esto no es la solución definitiva, pero todo ayuda. Ahora se están buscando fórmulas más estables» afirma uno de los presentes. La esperanza que tienen los alcaldes es que Talarn Albergue un curso superior formativo. Se plantea la posibilidad de que sea uno de Protección Civil y Emergencias, destinado a los suboficiales de la Unidad Militar de Emergencias. El ministerio está receptivo a las propuestas y abierto al diálogo. La Generalitat apoya a los alcaldes. Sigue con su objetivo de que el ejército no abandone Talarn. ¡Vivir para ver!