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Más fuertes con menos efectivos

28/02/2014 - defensa.com -

En el marco del llamado Proceso de Transformación de la Fuerza, el JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la Defensa), almirante general Fernando García Sánchez, anunciaba a finales de enero una muy  importante  disminución en el número de efectivos de las Fuerzas Armadas (FAS) españolas, que pasarán a tener alistadas y con plena capacidad operativa 67.000 personas, frente a las 120.000 actuales, lo que supone una reducción del 44 por ciento.

Acometer una restructuración de tal calado parecería no obedecer únicamente a razones de recorte presupuestario, dos conceptos bajo los que España lleva años metiendo la tijera a diestro y siniestro. El propio JEMAD se ha referido a este importante cambio estructural de las FAS explicando la necesidad de un cambio conceptual en la utilización de la Fuerza y la asunción realista del marco presupuestario existente.

Así, más allá de una cuestión de ahorro económico, salvo que Defensa aventure la caída libre de nuestra economía en los años venideros, el anuncio de tamaña reducción en un contexto en el que el país empezaría a ver la luz tras años de crisis, obedecería quizá más a ese cambio conceptual al que se refiere el JEMAD.

Tras lo que se ha dado en llamar Fuerza Conjunta, que aglutinaría a esos  67.000 efectivos, estaría  la clave para entender cómo se puede perder tamaño, pero no capacidad. En ella se aunarán 12.000 militares para los cometidos permanentes de las FAS, como la vigilancia y seguridad marítima, la defensa y operaciones aéreas de ámbito nacional, ciberdefensa o inteligencia. A éstos se sumarán 15.000 efectivos de los tres ejércitos para planes de reacción rápida o contingencias, en solitario o actuando con países aliados.

Junto a ellos, habrá 27.000 efectivos integrados en lo que se denominará Núcleo de la Fuerza Conjunta alistado, que no será fijo, ni tendrá un jefe permanente y que realizará rotaciones semestrales con dotaciones procedentes del tercer elemento de la Fuerza Conjunta: 40.000 que constituirán la reserva inmediata, alimentando los dos elementos anteriores.

Así pues, para misiones permanentes se destinarán unos 12.000 militares; para operaciones de reacción, 15.000; y para asegurar la resilencia y sostenimiento de la fuerza, 40.000. Quedarían, para completar los actuales 120.000 efectivos, 53.000 militares, que, según el plan, constituyen el  denominado Apoyo a la Fuerza y Cuarteles Generales, sobre los que se aplicarían reducciones progresivas en caso necesario, según el escenario presupuestario, ya que las cifras se revisarán cada  año en el proceso de planeamiento.

Si bien es verdad que las Fuerzas Armadas se limitaron a lo escueto de su presupuesto, que desde 2008 ha venido reduciéndose invariablemente, el ajuste a futuro en el número de militares no debería justificar el mantenimiento de políticas que continúen los recortes en Defensa. Precisamente porque el país tendrá unos ejércitos dotados de menos efectivos, deben contar con mayor capacidad, esto es, más y mejores medios.

Como el propio JEMAD ha dicho: Si hablamos de la necesidad de una Fuerza Conjunta útil, capaz de ser y de apoyar a otros organismos, tanto gubernamentales como no gubernamentales, tenemos que mejorar la capacidad de enfrentamiento, que debe residir en unidades que cuenten con sistemas de armas de alta precisión, que permitan actuar con baja huella sobre el terreno y minimizar los daños colaterales o bajas propias. Todo esto obliga a sistemas de armas que potencien la capacidad de enfrentamiento desde el punto de vista de la precisión y de la eficacia en las actuaciones.

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