Llega un nuevo Día de las Fuerzas Armadas con menos claros que oscuros -está siendo ya costumbre- y sin normalidad en el trato con los militares. No contamos en España con unas actitudes claras ante las cuestiones que afectan a la defensa nacional, y esto tiene su reflejo en la manera en que los diferentes gobiernos manejan el régimen del personal militar. Con mucha desgana.
Una muestra de ello es que el Día de las Fuerzas Armadas que se celebra en Sevilla el 1 de junio de 2019 constituye la primera ocasión en que un ministro de Defensa invita a asistir a este acto a las asociaciones profesionales de miembros de las Fuerzas Armadas. Es un hito, y queremos agradecer públicamente a la ministra Robles el haberlo hecho, porque lo lógico y habitual en otras instituciones es que las asociaciones profesionales estén presentes en este tipo de actos, como el Día de las Fuerzas Armadas o la Pascua Militar, en tanto que representan al personal. Igual que las asociaciones de jueces están presentes en la inauguración del año judicial, por ejemplo. Y así lo hemos hecho saber en alguna que otra ocasión.
El pasado día 23 de abril ASFASPRO y ATME organizaron una reunión de asociaciones profesionales de miembros de las Fuerzas Armadas con representantes de los grupos parlamentarios para que expusieran su programa electoral.
A la misma asistieron Dª Zaida Cantera de Castro del Grupo Parlamentario Socialista, D. Miguel Ángel Gutiérrez Vivas del Grupo Parlamentario Ciudadanos y D. José Julio Rodríguez Fernández representando al Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos (hoy Unidas-Podemos) así como las asociaciones profesionales APROFAS, UMT y AMTM, además de las organizadoras. El encuentro estuvo moderado por D. Emilio Andreu, periodista de Radio Nacional de España premiado con la Distinción Especial en los 56º Premios Ejército por su colaboración en la difusión de la cultura de Defensa.
DESPRECIO ABSOLUTO HACIA LA PROFESIÓN MILITAR
Quince meses después del inicio del estudio de la dignificación de las retribuciones del personal de las Fuerzas Armadas, seguimos en la casilla de salida. Y no se ve el final del túnel. El pleno extraordinario del COPERFAS sobre retribuciones para lo único que ha servido ha sido para que el Ministerio dé la razón a las asociaciones sobre la gravedad de la situación de las retribuciones del personal militar de las Fuerzas Armadas, que es insostenible y que necesita con urgencia de un incremento.
A pesar de que ASFASPRO viene exponiendo el grave problema retributivo desde antes que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado iniciasen sus reclamaciones, parece que la Administración pretende asegurar la efectividad de las Fuerzas Armadas, menoscabando los derechos del militar.
Es preocupante que por un lado el Ministerio de Defensa venda como un logro las recientes mejoras en conciliación familiar y por otro habilite a los Cuarteles Generales a impedir su efectividad, permitiéndoles establecer nuevas condiciones para el ascenso que pueden menoscabar las primeras.
También es muy significativo que, casi cuatro años después de la modificación de la Ley de la carrera militar por la Ley 46/2015, de 14 de octubre, no se avance e incluso el Ministerio de Defensa no quiera debatir propuestas sobre el cumplimiento efectivo del artículo 62, en lo que se refiere a las condiciones de la promoción interna de los suboficiales.
Aunque es posible que se celebren dos plenos más del Consejo de Personal, la legislatura toca a su fin con importantes temas empantanados que no van a ser objeto de reales decretos ley o “viernes sociales”. La ya citada promoción interna, el pase a la reserva, las disposiciones transitorias de ascenso en la reserva y, especialmente, las retribuciones quedan, una vez más, a merced de la deriva política.
Mientras tanto, otros colectivos aumentan derechos y retribuciones.
El pasado sábado, 24 de Febrero, tuvo lugar en Zaragoza la XIII edición de la Carrera del Ebro. La competición, organizada por UNESCO ARAGÓN DEPORTE y la Brigada “Aragón I”, es la primera carrera cívico-militar de estas características en España. Pero además de tratar de fomentar esta unión de la sociedad civil con la milicia también promueve la solidaridad entre todos sus participantes y colaboradores al destinar el dinero recaudado a proyectos de ayuda humanitaria gestionados por la propia UNESCO ARAGÓN DEPORTE.
A esta cita no quiso faltar la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO, que comenzó conversaciones el 25 de septiembre con los organizadores de la prueba para formar parte del grupo de patrocinadores y colaboradores de la carrera.
10/12/2018 -
Desarrollo, evolución, avance o mejora son sinónimos de progreso, inherente a la condición humana y a lo que entendemos por civilización en una de sus denominaciones más importantes. Por este motivo, en pleno siglo XXI, a nadie le debería extrañar que una asociación profesional defienda, precisamente, los intereses económicos, profesionales y sociales de sus socios o del colectivo al que pertenecen, sobre todo cuando hay pruebas contundentes de que están en grave riesgo o en constante retroceso. En el caso concreto de los suboficiales de las Fuerzas Armadas se da la triste paradoja de que las antiguas leyes de personal de los Ejércitos y la Armada, vigentes hasta el año 1989, nos otorgaban una mejor carrera profesional que las actuales. Disponíamos hasta entonces de buenos sistemas de promoción interna o, lo que es lo mismo, mayor reconocimiento y motivación, factores fundamentales en cualquier empresa o institución.
Ante esta verdad incómoda para los arquitectos de las Fuerzas Armadas del siglo XXI hay quienes se atreven a afirmar, con mucha simpleza y desprecio a la labor callada que los militares realizamos diariamente, que “el simple transcurso de los años” no puede suplir al mérito y la capacidad. Podemos estar de acuerdo, pero lo que no es de recibo es que, treinta años después del inicio del proceso de profesionalización, la carrera profesional de los suboficiales no es que no haya evolucionado, sino que ha retrocedido hasta niveles anteriores a la Ley Azaña. Aunque la realidad de la sociedad española es bien distinta a la de aquella época, no exageramos cuando efectuamos tal afirmación. ¿Por qué?
26/11/2018 -
Madrid, 21 de noviembre de 2018
Estimado compañero:
Aunque seguramente te haya llegado con anterioridad alguna propuesta, artículo o informe elaborados por nuestra asociación profesional, quiero, en primer lugar, presentarme. Soy Miquel Peñarroya i Prats, subteniente de Artillería del Ejército de Tierra y presidente de ASFASPRO, la asociación mayoritaria de todas las registradas en el Ministerio de Defensa al amparo de la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas. Nuestra asociación, cercana a los 5.000 socios, representa principalmente a suboficiales, pero también a alumnos de las academias y escuelas de suboficiales y a oficiales procedentes de suboficial.
La filosofía de esta asociación es similar a la de un colegio profesional, siendo nuestro principal objetivo la defensa de los intereses profesionales, económicos y sociales de nuestros asociados. Desarrollamos nuestra actividad conforme a la legislación vigente, respetando la más absoluta neutralidad en relación con la actuación de los partidos políticos y sindicatos.
Creo que a estas alturas ya no hace falta que te relate, porque los has sufrido en tus propias carnes, los muchos agravios y efectos negativos que desde el año 1989 la profusión legislativa en materia de personal ha causado a nuestra carrera profesional, a nuestra trayectoria vital y, sobre todo, a la dignidad que siempre hemos tratado de mantener como militares acostumbrados al cumplimiento de las misiones encomendadas, de manera escrupulosa y eficaz, ofreciendo incluso nuestra vida si fuese necesario. Sin embargo, esta singularidad de la profesión militar no ha servido para que los miembros de los diferentes grupos políticos que han formado parte de la Comisión de Defensa o del Gobierno de la Nación, hayan tenido la sensibilidad suficiente como para dotarnos de unas justas retribuciones o de una ley de personal con plena seguridad jurídica y un reconocimiento profesional acorde con los requisitos académicos y de trayectoria. Es evidente, por tanto, que las sucesivas autoridades del Ministerio de Defensa y la propia cadena de mando de las Fuerzas Armadas fallaron estrepitosamente en la defensa de los intereses profesionales de sus subordinados, a lo que estaban obligados en exclusiva hasta la aprobación de la ya mencionada Ley Orgánica de derechos y deberes, que otorgó esa responsabilidad, también, a las asociaciones profesionales.
Pero en esta ocasión no me dirijo a ti para comentarte estas circunstancias o hechos negativos de nuestro pasado reciente, sino para transmitirte mi preocupación, nuestra preocupación, por lo que consideramos una afrenta y una marginación de la profesión militar, que se está produciendo desde los poderes legislativo y ejecutivo de nuestra Nación, utilizando una doble vara para medir nuestro valor humano y profesional en relación con los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado –en las que también están incluidas las distintas policías autonómicas y locales– y otros servidores públicos. Esta cuestión no es baladí, pues de no corregirse puede significar que la consideración del militar profesional quede a los mismos niveles que tenía a comienzos del siglo XX. O sea, totalmente marginado y olvidado por la sociedad.
Seguro que a más de uno le puede parecer alarmista mi reflexión, pero la realidad de los hechos no hace más que fortalecerla. ¿Por qué? Por varias razones, entre algunas otras:
La realidad es muy tozuda compañero y aunque no queramos verla o tristemente miremos para otro lado, lo cierto es que la profesión militar corre un enorme riesgo de convertirse en algo marginal de la que algunos pueden llegar a decir, con la mala uva que caracteriza a ciertos sectores de la sociedad, que la ejercen “los que no tienen donde caerse muertos”. Ya sé que la mayoría de nosotros ingresamos en la Institución con un alto componente vocacional que prioriza valores tan importantes como el espíritu de sacrificio, la satisfacción del deber cumplido, el compañerismo, etc., pero hay un valor muy destacable que siempre debemos defender: la dignidad, personal y profesional, y esto es algo que deben tener muy presente quienes utilizan esa doble vara de medir cuando legislan con la tranquilidad de saber que los militares ni vamos a provocar algaradas callejeras ni cortes en las vías de comunicación o en las calles de nuestras ciudades.
Por todos estos motivos, es fundamental que los militares valoremos la urgencia del momento y tengamos muy en cuenta la posibilidad que nos otorga la Ley Orgánica de derechos y deberes para participar y colaborar en la configuración de nuestro régimen de personal a través de las asociaciones profesionales. Como prueba de la normalidad con la que venimos trabajando desde hace ya seis años, recientemente se ha registrado en el RAPFAS (registro de asociaciones profesionales de las Fuerzas Armadas) la primera asociación profesional exclusiva de oficiales de carrera, que será bienvenida al Consejo de Personal si verdaderamente tiene como objetivo la mejora de las condiciones profesionales, económicas y sociales del militar sin tratar de menoscabar a los suboficiales.
En consecuencia, no solo te pido que te asocies a ASFASPRO, aunque no voy a negar que me gustaría, sino que tomes conciencia de la situación y te des cuenta de que los militares no podemos convertirnos en ciudadanos de segunda ni en servidores públicos de tercera, por lo que es importantísimo que aumentemos cuanto antes nuestro grado de representación ante la propia Administración, instituciones y grupos políticos, para que nadie pueda acusarnos en el futuro de que nuestra inacción o pasividad fueron las causantes del desprestigio de la profesión militar y de la pérdida del bienestar de nuestras familias. Recuerda, no nos importa la actitud de aquellos que nos insultan, marginan o desprecian, sino el silencio de los que no hablan.
Asociarse a ASFASPRO es muy fácil y actualmente puedes disfrutar de importantes ventajas si lo haces antes del 31 de diciembre de 2018. Básicamente, si necesitas apoyo jurídico y disponer de distintos seguros y ayudas, la cuota integral es de 60 € anuales (5 € al mes). En el caso de que por tu situación profesional o circunstancias personales consideres que no necesitas estos servicios, puedes elegir una cuota básica de 10 € anuales.
Para mayor información:
Tfno. de contacto Administración y altas: 673 969 530
Sin otro particular, recibe un cordial saludo.
Miquel Peñarroya i Prats
Presidente de ASFASPRO
06/11/2018 -
Presidido por el Subsecretario de Defensa, el ministerio presentó 14 disposiciones normativas, de las que se debatieron 6 además de 33 propuestas de las asociaciones profesionales y otras 3 de las asociaciones de retirados y discapacitados. La Ministra de Defensa estuvo unos minutos presente en el pleno para agradecer el trabajo que realizan las asociaciones, anunciar que estaban estudiando la racionalización de los horarios del Órgano Central y Organismos Autónomos, y trabajando en las medidas acordadas en el pleno anterior sobre conciliación.
ASFASPRO volvió a preguntar por el estado en el que se encuentra la modificación del Reglamento de retribuciones en lo concerniente al personal en reserva a partir de los 63 años. DIGENPER explicó que se ha elevado en 5 ocasiones al Ministerio de Hacienda -la última el 7 de mayo de 2018-, además el 19 de julio se reiteró el interés de seguir con la tramitación del proyecto de real decreto.
08/06/2018 -
Hemos asistido a través de los medios (pues no se ha invitado a las asociaciones profesionales) al acto de relevo en la cabeza del Ministerio de Defensa, y entre las palabras pronunciadas en los discursos, al personal militar nos parece importante una de ellas: la disposición al diálogo anunciada por la nueva ministra.
Diálogo con el personal militar. Para algunos esto es un oxímoron, cuando en una democracia del siglo XXI debe ser una realidad inexcusable. Como en todos los colectivos laborales, los militares tenemos problemas profesionales que debemos solucionar. La solución sólo puede llegar a través del diálogo de los representantes ministeriales con los representantes de las asociaciones profesionales. Hay un foro específico para ello, el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, y resulta indispensable mejorar su funcionamiento para que sea eficaz y no un simple escenario para convidados de piedra.