En aquella explanada de la AGBS, que es una especie de balcón natural a la Conca, estaba formada la primera promoción de la «Básica» -nombre tradicional por el que se conoce a la AGBS - celebrando sus «bodas de oro» con motivo de los 40 años de su ingreso en la Academia. Por similar motivo, pero celebrando las «bodas de plata» (25 años) se encontraba la quince promoción. Y realizando sus primeros estudios como militares de carrera, formaba la cuarenta y dos promoción.
Son tres hornadas diferentes de profesionales de la milicia que marcan diferentes hitos vitales y corporativos en la evolución del ejército en estos últimos 40 años. Los componentes de la primera promoción, todos ellos en la reserva y habiendo finalizado el ejercicio de su profesión, fueron los pioneros de un nuevo modelo de suboficiales que «revolucionó2 la calidad de los cuadros intermedios de los ejércitos. Atrás quedaba el «chusquero» - nombre por el que se conocía a los sargentos procedentes de sucesivos reenganches en la unidad para ganarse el pan (chusco)- y aparecía el sargento de la Básica con una formación común para todos y una preparación de dos años académicos, más un curso de prácticas en las unidades, para liderar un pequeño grupo de soldados en su especialidad. Ellos difundieron entre las unidades la existencia de su Academia leridana.
Los componentes de la quince promoción se encuentran en el último tercio de su carrera. Su formación académica duró tres años antes de adquirir el empleo de sargento e inauguraban una época donde la AGBS tuvo el mayor protagonismo en su formación, ya que pasaban en ella más de un curso y medio. Ellos salieron con un mayor bagaje de conocimientos militares.
Los alumnos de la cuarenta y dos promoción se encuentran realizando los estudios de formación común hasta finales de diciembre. Ellos representan la última reforma de la enseñanza militar, que deja a la AGBS con menor protagonismo en la formación de los futuros sargentos. Después de tres cursos, ellos saldrán sargentos y además con una titulación civil reconocida de formación profesional de grado superior. Son tres grupos sociológicos diferenciados, pues sus procedencias de ingreso fueron diferentes, y el ejército donde iban a ejercer su profesión era distinto. La primera promoción se nutrió de muchos que conocían el ejército a través del Servicio Militar y era un Ejército que miraba más hacia el interior del país en el ejercicio de sus funciones. En 1989, el año de ingreso de la quince promoción, las Fuerzas Armadas habían iniciado la profesionalización y las misiones internacionales. Muchos de sus componentes las iniciaron con el empleo de sargento. Hoy, los actuales alumnos de la AGBS, proceden de un ejército profesionalmente consolidado y muchos de ellos ya han realizado más de una misión internacional.
A pesar de tales diferencias generacionales, todos ellos, y también los suboficiales que les han precedido en la historia, tienen en común que han sido un engranaje muy importante en la organización de los ejércitos. Ellos han sido los intermediarios entre el soldado y el oficial. Les ha correspondido pulir, cuidar, exigir y conducir, en definitiva moldear, al soldado de acuerdo con las directrices del mando. Con su ejemplo han tenido que liderarlos y con su preparación facilitan que la maquinaria de los ejércitos no chirríe. En definitiva, todos ellos han sido, son y serán unos artesanos de la milicia y de un rincón de Lleida salen para ponerlos al servicio de España, como dice el himno de la AGBS: «Mi alma templó, tu Academia leridana, donde aprendí, a quererte con fervor…». ¡Per molt anys!