Sin entrar a valorar el oportunismo, las actitudes violentas o la intención política de muchas de las acciones que se están produciendo, estamos asistiendo durante estos últimos meses a movilizaciones y protestas en casi todos los países occidentales para denunciar el racismo intrínseco puesto en evidencia en algunas actuaciones policiales que derivaron en la muerte de hombres “afroamericanos” en los Estados Unidos de América.
De manera firme y contundente, ciudadanos, deportistas, partidos políticos y muchas organizaciones civiles se manifiestan contra el racismo, la segregación, la desigualdad social o la falta de oportunidades de las minorías. En la misma línea, en España también son habituales los actos o declaraciones de representantes de grupos políticos, medios de comunicación y ciudadanos en general denunciando cualquier tipo de desigualdad de trato, xenofobia o exclusión social que sobrepasen los principios básicos de un estado de derecho o los que establece la propia Constitución Española.