Estimada Ministra,
Confiamos en que a la recepción de esta carta online y en estas fechas tan señaladas se encuentre bien. Quisiéramos expresar nuestro más sincero agradecimiento por las palabras tan alentadoras que hemos recibido los militares recientemente en relación con nuestro desempeño y dedicación en el ámbito de las Fuerzas Armadas. Saber que nuestro trabajo es valorado es, sin duda, motivador y gratificante; al fin y al cabo, no somos más que una parte de la Seguridad del Estado. Aunque haya diferencias económicas, sociales y profesionales entre los distintos cuerpos queda compensada esa diametral diferencia con sus cálidas palabras.
No obstante, en medio de este reconocimiento, no podemos evitar reflexionar sobre la conocida expresión "te quiero perrito, pero pan poquito". Aunque las expresiones de aprecio son recibidas con gratitud, también es imperativo que, como miembros dedicados y comprometidos de la sociedad, y así lo reconoce constantemente usted en cada ocasión, veamos reflejado ese reconocimiento de manera concreta.
Entendemos que las circunstancias pueden ser desafiantes, y apreciamos la transparencia y honestidad que siempre han caracterizado su tenaz opinión a ser impagables. Sin embargo, creo que ahora es un momento oportuno para abordar la cuestión de la compensación y el reconocimiento económico. Ese momento que nunca llega, para tratar con dignidad al profesional militar. Las circunstancias dilatorias hacen referencia a algo temporal, pero desde los informes del Observatorio de la Vida Militar y de la Comisión de Defensa de los representantes del pueblo ha derivado en una situación inexplicablemente permanente.
Nuestro compromiso hacia la defensa de los territorios (no nos atrevemos a decir España para no ser acusados de falta de neutralidad o de ser fascistas, lo que acaba siendo una excusa para no dotarnos de una retribución justa) ha sido constante, y nuestro deseo es contribuir no solo al éxito actual, sino a un crecimiento sostenible a largo plazo como demandan nuestros aliados. En consecuencia, nos gustaría debatir cómo podríamos alinear de manera más efectiva nuestra contribución, de la que usted hace gala en cada momento, con un reconocimiento económico, social y profesional adecuado.
Es fundamental subrayar que esta conversación no surge de la insatisfacción, sino del deseo compartido de construir un entorno laboral donde el esfuerzo y el rendimiento sean reflejados de manera justa y equitativa. Estamos abiertos a explorar soluciones que beneficien tanto a la institución como a sus profesionales.
Agradecemos su comprensión y estamos dispuestos, también, a programar una reunión para discutir este asunto en mayor detalle. Por alguna razón parece que la Secretaria Permanente del Consejo de Personal y su Gabinete Técnico esquivan nuestras solicitudes de audiencia, de ahí que haya que hacer uso de este medio menos ortodoxo.
Atentamente,
ASFASPRO