Tras las manifestaciones de la Ministra de Defensa que calificaba de muy bajas las nóminas del personal (justo tras las concentraciones de militares en once ciudades del pasado 12 de diciembre) las asociaciones esperaban un talante más constructivo por parte del ministerio, que ha resultado un espejismo: las palabras van por un lado y los hechos por el lado contrario.
En los últimos años la grave situación de las retribuciones militares se ha venido reconociendo abiertamente por Congreso, Senado, Jefes de Estado Mayor de la Defensa, Ministras de Defensa, Observatorio de la Vida Militar… pero la actitud del Ministerio de Defensa sigue siendo la de permanecer en la casilla de salida, sin proyecto alguno para modificar un sistema injusto.
Causa indignación la falta de consideración a que son sometidos los militares: buenos para quitar gratis el hielo y la nieve de Barajas a pico y pala evitando que AENA utilizara sus 80 vehículos quitanieves y ahorrándole pagar 192€ de más a su personal en los turnos, pero indignos de recibir un salario adecuado por su trabajo, con independencia de la penosidad y peligrosidad de las condiciones en las que tienen que desarrollarlo.
Con esta actitud inmovilista y de falta de consideración por su personal, el Ministerio de Defensa parece querer empujar a los militares a manifestarse legítimamente en la calle, pues se dedica sistemáticamente a aumentar su descontento. Si tenemos en cuenta que esto sucede cuando los militares llevan más de un año atendiendo a las catástrofes que se vienen sucediendo, realizando disciplinadamente los trabajos más sacrificados y penosos -cuando otros colectivos que ya disponen de mejores nóminas han recibido gratificaciones-, esta situación de desprecio por su profesionalidad no puede ser más nefasta. Sigue resultando muy barato dar la vida por la Patria vistiendo el uniforme militar.