El pleno extraordinario de retribuciones del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas celebrado ayer por la tarde fue convocado de urgencia para dar trámite a un proyecto de modificación del reglamento de retribuciones de las Fuerzas Armadas que incrementa el componente general del complemento de empleo (CGCE) entre 17’12€ y 59’92€ mensuales en función del empleo militar.
Es una noticia agridulce: por un lado es bien recibida porque se trata del primer aumento –más allá del IPC- en muchos años, y algo es algo; por otro, son cantidades realmente pequeñas. El Ministerio de Defensa insiste en computar como aumento para el personal militar el 0’9% aplicado a todo el personal de la Administración a primeros de año. Además, ha realizado algunos incrementos en el componente singular del complemento específico sin modificar el reglamento y de espaldas al propio Consejo de Personal y a las asociaciones. A pesar de todo ello, no se elimina el gran escalón existente entre los salarios militares y el de ámbitos similares como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Si a esto se une que la comisión temporal de trabajo sobre retribuciones creada en el anterior pleno del Consejo de Personal nace viciada por no ajustarse al procedimiento y, lo que es muchísimo peor, no tiene como meta el establecer las bases para un nuevo proyecto de reglamento de retribuciones para equiparlas de forma estable a las de quienes desarrollan labores semejantes, el resultado es claramente insuficiente y alejado de las necesidades del personal.
No se atisba por ningún lado la voluntad gubernamental de dignificar de una vez por todas y mediante un plan plurianual las paupérrimas nóminas militares, que lo seguirán siendo tras la entrada en vigor de esta pequeña modificación reglamentaria. No hay plan. Seguimos necesitando un nuevo reglamento de retribuciones con una implantación progresiva que sitúe al militar socialmente en el lugar que le corresponde. Y en esto no hay movimiento. Desgraciadamente la modificación del reglamento es un paso adelante, pero muy pequeño, y sigue siendo poco pan para hoy y hambre para mañana.