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Los discursos de la Pascua Militar volverán a ser grandilocuentes, pero el balance de los últimos tiempos no puede ser más descorazonador para el personal militar. Los medios de comunicación vienen destacando el protagonismo militar en la resolución de todo tipo de crisis, continuamente activados para hacer frente a nevadas, incendios, pandemia, volcán… por si faltaba algo estas navidades también formando equipos de vacunación para reforzar las actuaciones de la sanidad pública. Chicos y chicas para todo. No para todo: sí para todo sacrificio, no para recibir a cambio unas retribuciones dignas.

Los Presupuestos Generales del Estado se han aprobado sin incluir el pequeño aumento en las retribuciones militares solicitado por las asociaciones profesionales, habiéndose rechazado en Congreso y Senado las enmiendas presentadas para ello por grupos políticos de distinto signo.

El personal militar sufre explotación laboral, definida como el hecho de recibir un pago inferior al trabajo que se realiza. La situación retributiva de las Fuerzas Armadas ya fue definida como grave por el dictamen del Congreso de los Diputados en febrero de 2018 y cada vez es peor, habiendo recibido limosnas por parte del Gobierno.

No solo se le paga mucho menos que a cualquier personal que desarrolle funciones similares (controlador aéreo civil, mecánico de helicópteros, buzo… un teniente piloto de avión de caza reactor gana menos que un policía conductor de un coche patrulla…) sino que realiza centenares de horas más de las 1642 horas anuales por las que recibe su nómina el personal que trabaja para la Administración: guardias, servicios, maniobras, navegaciones, misiones en el extranjero… Centenares de horas de más que no se cobran. Esto tiene un nombre: explotación laboral.

Ante la negativa del Ministerio de Defensa a explicar su plan de equiparación retributiva del personal militar y la falta de incrementos salariales reales y consolidables para el 2022, la mayoría de las asociaciones profesionales abandonan el pleno del Consejo.

Madrid, 16 diciembre de 2021.

La mayoría de las asociaciones profesionales con presencia en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas se han levantado del pleno de hoy y lo han abandonado minutos después de iniciarse la sesión.

Ha sido la reacción a las tres negativas ministeriales: no informar en el pleno sobre el plan de mejora de retribuciones, la falta de incrementos salariales reales para el 2022 y que la ministra no quiere recibir a las asociaciones.

Pese a ser una parte fundamental en la resolución de todo tipo de crisis los militares se ven ninguneados profesional y retributivamente, viendo negados sus derechos. Especialmente por quien debería ser más sensible a sus problemas. En una entrevista reciente1 Margarita Robles, Ministra de Defensa, se permitía afirmar “Yo hablo con muchísimos militares y nunca he oído a nadie pedirme subir las retribuciones”. Se referirá a soldaditos de Playmobil, porque los representantes del personal militar, las asociaciones profesionales, se lo llevamos pidiendo desde que accedió al cargo. La Ministra de Defensa olvida que el militar de forma individual no puede pedirle directamente que le suba las retribuciones, debe hacerlo por conducto reglamentario. ¿No conoce la ministra el régimen disciplinario que se aplicaría a quien hiciera eso? ¿Se olvida de la iniciativa que cientos de compañeros cursamos sobre retribuciones? ¿Se olvida de la queja que elevamos al Defensor del Pueblo? ¿Del informe del Observatorio de la Vida Militar? ¿Del dictamen de la Comisión de Defensa del Congreso? Se han celebrado dos plenos extraordinarios del Consejo de Personal para ello, que acabaron en un bluf, se le ha expuesto directamente en el Ministerio repetidas veces, ha habido concentraciones de militares en numerosas ciudades y el pasado 16 de octubre una manifestación en Madrid pidiendo retribuciones dignas. Las asociaciones han pedido una audiencia con la ministra que ha dado la callada por respuesta, ahora ya sabemos que es para no oírnos y poder soltar ocurrencias como esa. A la ministra le importa poco el personal militar y solo lo utiliza para tener buena valoración en las encuestas a costa del esfuerzo del personal a sus órdenes.

La celebración del Día de la Constitución permite poner de relieve la situación del personal militar como ciudadanos de segunda. Afortunadamente, no es necesario insistir en que los militares conocen y acatan la Constitución Española de 1978 como, con mala intención y con desconocimiento se les discutía hace pocos años. El problema real es el contrario, que no se ven beneficiados por la legítima aplicación de los derechos que la Constitución consagra.

La Ministra de Defensa, miembro de un gobierno que se consideran garante del diálogo social, sigue sin querer reunirse y escuchar a las asociaciones profesionales representantes del personal militar. Las asociaciones profesionales se plantean nuevas actuaciones de presión.

Madrid, 29 de octubre de 2021.

La mísera subida salarial efectuada hace un año a solo una parte de los militares resulta injustificable como respuesta a las necesidades de estos. Aquella subida demandada por las asociaciones como gesto de inicio del proceso de la actuación salarial no se puede esgrimir como fruto de un gran esfuerzo ni puede servir como contestación la no convocatoria de una reunión de la ministra solicitada por las asociaciones, verdadera mesa para el diálogo social. Hacer oídos sordos a representantes del personal mientras se debaten borradores de los presupuestos generales del Estado, resulta un menosprecio a los militares que como trabajadores tienen todo el derecho a la participación y a ser escuchados en sus justas reivindicaciones. Esto dice mucho de la poca calidad democrática existente en el Ministerio de Defensa.

Si te dicen que grité no fue por la turbulenta demostración asociada al militar de Netflix sino por la turbada preocupación del honorable soldado que es ninguneado, mentido y humillado una y otra vez por aquellos que deberían defenderle, por un ministerio desde el que los responsables de su bienestar expectoran excusas en pago a su dedicación. Una gestión de personal dirigida desde cálidos presepios, llena de lustres y deshonestas arengas. Mas de tres lustros en los que los hechiceros del bienestar nos riegan con fallidos sortilegios que pretenden servir de burundanga presentada en cáliz de cobre a los representantes de las asociaciones. 

El consejo de personal es un instrumento de la Ley de Derechos y Deberes adulterado, amañado y fraudulento en el cumplimiento de sus obligaciones democráticas. El pozo negro en el que las iniciativas de las asociaciones se descomponen por efecto bacteriano del bloqueo arbitrario de los que tienen que actuar.

COMISIÓN DE DEFENSA

La Mesa de la Cámara, en su reunión del día de hoy, ha adoptado el acuerdo que se indica respecto del asunto de referencia.

Autor: Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.

Proposición no de Ley sobre adecuación salarial del personal de las Fuerzas Armadas

ASFASPRO denuncia la situación del personal militar, recurso eficaz del Estado para afrontar cualquier problema, a la vez que se le niega el pan y la sal, con unas retribuciones paupérrimas.

Aún están coleando los ecos por la reciente intervención en Afganistán cuando ya tenemos a las Fuerzas Armadas en primera fila de los actores intervinientes por la erupción volcánica en la isla de La Palma. Como siempre que se producen unas circunstancias de crisis con riesgo para las personas, los militares estamos ahí trabajando para solucionarlas y para paliar las consecuencias. Y vamos a seguir estando, en un suma y sigue: incendios, nevadas, terremotos, crisis migratorias en nuestras fronteras, piratería que afecta a nuestros barcos en el cuerno de África, pandemia… y ahora, actividad volcánica. Lo que sea, si es malo, ahí estaremos los militares. Personal formado y barato, muy barato.