También pretenden sortear las sentencias de los tribunales de justicia en relación con los límites de edad para el acceso a las Fuerzas Armadas y desprecian parte de los preceptos que rigen el Espacio Europeo de Educación Superior y la normativa que se aplica en nuestro país en el sistema educativo general, igualando a cero la formación académica de los suboficiales (tres años), su formación de especialización y actualización, sus titulaciones civiles y militares y la experiencia profesional, lo que impide o dificulta al máximo la legítima promoción interna a la que tienen derecho y disfrutan sin problema alguno todos los servidores públicos. El grado de apartheid es tan enorme que las mismas titulaciones universitarias que avalan la permanencia de los militares de complemento o la incorporación de reservistas voluntarios no sirven si las poseen los suboficiales
Por tanto, se está eliminando el necesario reconocimiento que el suboficial debe tener en las Fuerzas Armadas y en la propia sociedad civil, mientras se mejora significativamente en otras instituciones del Estado como la Guardia Civil o la Policía Nacional, como se puede comprobar en el siguiente cuadro.
Esta situación de apartheid profesional, unida al lamentable estado de las retribuciones de los militares, está provocando la absurda situación de que sean muchos los suboficiales que se están planteando abandonar las Fuerzas Armadas para comenzar de cero en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuando hace poco tiempo sucedía todo lo contrario.
En una institución que se define como jerarquizada, disciplinada y, sobre todo, unida, los intentos de aprobar una normativa segregadora y la ausencia de medidas correctoras que pongan fin a la vergonzosa situación que estamos viviendo los suboficiales, están poniendo en grave riesgo el régimen de personal de las Fuerzas Armadas y, en consecuencia, la Defensa Nacional. Si no hay retribuciones dignas y tampoco una carrera atractiva que conlleve reconocimiento y posibilidades reales de promoción profesional, ¿quién va a querer ser suboficial?
Cuando la ratio de aspirantes a ingresar en la Escala de Suboficiales está disminuyendo progresivamente hasta niveles muy preocupantes, porque el personal de tropa y marinería, al que se le reservan un 80% de las plazas disponibles, prefiere optar por la vía de la permanencia, por las FCSE o por convertirse en personal laboral de la administración u otras opciones de la vida civil, ¿por qué se sigue denigrando al suboficial convirtiendo su carrera profesional en una sucesión de obstáculos y se la somete a una permanente involución?
El Ministerio de Defensa está tirando piedras contra su propio tejado marginando y no reconociendo la importante labor de casi 30.000 mujeres y hombres que tienen una excelente formación y gran solvencia profesional. Prueba de ello, es que son muchas las unidades en los que los suboficiales realizan funciones, cometidos y servicios de oficial.
Por este motivo, desde ASFASPRO solicitamos a las autoridades del Ministerio de Defensa que retiren unos proyectos normativos que cuestionan los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad e incumplen lo que es la primera ley de Recursos Humanos: el respeto y preocupación por el personal, estableciendo vías de promoción para aprovechar su experiencia y elevar su grado de motivación y productividad. Consideramos que marginar, segregar o desmotivar al personal no es la mejor manera de elevar la operatividad o el prestigio de las Fuerzas Armadas.
En el año en el que celebramos el 525 aniversario de la creación del empleo de sargento, es inaceptable y contrario a toda lógica que el Ministerio de Defensa quiera darle la puntilla a la llamada columna vertebral de las Fuerzas Armadas, llevándola, en pleno siglo XXI, a su ostracismo social y profesional.