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Badghis (IV): Los niños del sargento Abril

Esteban Villarejo, el abr 25, 2013 - Blogs ABC: Por Tierra, Mar y Aire

Día 7 en Afganistán: Qala i Nao. Siete de la mañana en pie y las fuerzas comienzan a flaquear en el grupo de cuatro periodistas empotrados con las tropas en Afganistán -”uy, uy, uy… cómo tengo las pilas ya”, dice alguno-; sin embargo, a lo largo de ese mismo día todo atisbo de flaqueza se volverá en ahínco. ¿El porqué? Sin más, observen la imagen de arriba. Así es. Sí, es una niña huérfana del orfanato “Sargento Juan Antonio Abril Sánchez” de Qala i Nao. Y hoy es un día festivo, los niños recibirán los premios de un concurso de dibujo.

¿Y quién era el sargento Abril?, se preguntará el lector. El sargento de Infantería Juan Antonio Abril Sánchez falleció en Afganistán un 26 de mayo de 2007. En marzo de 2008 se inauguró, con todo el apoyo de su familia desde España, este orfanato del centro de Qala i Nao que cobija en estos momentos a 76 niñas y niños huérfanos de padre, madre o ambos; otros 30  conviven con algunos de sus familiares lejanos pero también acuden a sus clases diarias.

Una de esas niñas es Semia, cinco años. Juega en una de las aulas con sus compañeros. Ante la presencia del periodista y fotógrafo su reacción es inmediata. Engancha una tiza y comienza a escribir el alfabeto. “A-B-C-D-E-F”… y así hasta el final. Tan solo algún problema con la Z, que la invierte. Dibujamos un barco, un mar y un sol en la pizarra… Pregunta qué es. Reclama que escribamos la palabra España… ella calca cada letra. Al asentir cualquier comentario del periodista -que habla con ella con signos y español-, le sale el espontáneo “yessss”. Una pronunciación perfecta.

Con Semia comparte sonrisa Zirisan. A la que retamos a que nos pronuncie los nombres de las frutas en inglés guiándose de un cartel colgado en la pared. La que más le gusta es la granada. Como Semia, Zirisan y una decena más de niñas nos encontramos con los chicos: El forzudo Yusuf, el “surfero” Billabong Ismail… que conviven en habitaciones de 16 con literas. Son los niños del sargento Abril.

Este orfanato es uno de esos proyectos construidos por los militares españoles en la provincia de Badghis desde su llegada a esta tercera provincia más pobre de Afganistán  en 2005 y en colaboración con la ayuda exterior española canalizada a través del Aecid. Son las denominadas operaciones CIMIC (Civil and Militar Cooperation) tan en boga en una guerra como la de Afganistán en la que la OTAN quiere transmitir a la población que no son “invasores” sino que aspiran a mantener una semilla de progreso para el futuro afgano tras treinta años de guerras ininterrumpidas.

El contingente Aspfor XXXII desplegado  en la base Ruy González de Clavijo cuenta entre sus aproximados 1.150 militares con diez especialistas en misiones CIMIC. Uno de ellos es el sargento De la Moya -del Regimiento de Artillería de Campaña Nº11 (Burgos)- quien nos explica el modus operandi de la unidad: “Actuamos de enlace con la población local, preguntamos sobre las necesidades, valoramos proyectos, velamos por el cumplimiento de los procedimientos, planificamos y también realizamos los denominados proyectos de impacto inmediato, destinados a solucionar un problema puntual y lo más rápido posible”.

Un instituto femenino, el edificio de gobernación, una escuela de enfermeras y matronas, el acondicionamiento del río “Darion” a su paso por la ciudad o la misma Ruta Lithium son algunas de las acciones realizadas en colaboración con el Aecid. Y, por supuesto, el orfanato “Sargento Juan Antonio Abril Sánchez”.

Roxana es su directora. De su percha cuelga el burka, nunca perdamos de vista el país en el que nos encontramos. Esto es Afganistán y Badghis una provincia de interior. Roxana valora el impacto que el orfanato ha tenido en la población de Qala i Nao y cómo es necesario continuar con este apoyo por el bien de los niños… y, sobre todo, de ellas. “No olvidemos a los talibanes” (pienso yo), no olvidemos la sharía imperante en estos lares en los que si una mujer es violada puede ser condenada a lapidación por adulterio y su violador irse de rositas. Pero no entremos de lleno en temas escabrosos, ya habrá tiempo en otras historias de este periplo afgano.

Sigamos paseando por este orfanato de la esperanza rodeado de unos grandes muros para evitar los ataques, no ya tanto de la insurgencia sino de intolerantes que no quieren que niños (y, sobre todo, ellas, de nuevo) vayan al colegio.

En una habitación observo al fotógrafo enfocando a un niño. En la litera superior, mano tonta, piernas cruzadas. Está a gusto en su habitación “Good, very good”… dice señalando su litera. Hacia arriba el pulgar de una mano. Sin preguntar su nombre abandonamos la habitación (fallo de periodista, nombres, datos, números… para apoyar historias… pero esta vez nos da igual). Y sí, nos da igual porque proseguimos el paseo. De nuevo en busca de Zirisan, pañuelo blanco, uniforme negro. Es la singular dicharachera. Nos obliga a escribir el nombre de Afganistán en español. Y otra vez calca cada letra.

Hora de la entrega de los regalos del concurso de dibujo que cuentan historias por sí mismas. Una bandera española con los colores invertidos mostrando a los soldados, un árbol, plantación de amapolas de opio, un avión aterrizando en la pista del aeropuerto de Qala i Nao -construido por los soviéticos en su invasión en los 80 pero asfaltado por la OTAN en la primera década del siglo XXI-, una profesora dando clases… Son las miradas esbozadas con lápiz y tinta de las niñas y niños huérfanos del sargento Abril.

Desayunan unas galletas, chocolate y zumos. Hoy es un día especial. Hasta hay unos señores filmando una “película” -son los compañeros Raúl Cadenas de la Vega y Emilio López Alemán, compañeros de viaje en Afganistán-, el micrófono de sonido con pelusas les llama la atención. Como si fuera un peluche.

Una bicicleta, material escolar o unas Adidas nuevas son algunos de los premios que reciben los niños. Han sido sufragados por empresarios afganos tras ser contactados por la unidad CIMIC del Ejército. El coronel González-Valerio mantiene un encuentro con el director de Asuntos Sociales de la provincia de Badghis al que asistimos y presenciamos la conversación.

- “Ya sabe que para nosotros los niños son lo más importante; son el futuro de Afganistán”, comienza el coronel español.

- “Permítame para finalizar recordar al sargento Abril y os pido que transmitáis a su familia nuestro agradecimiento”, concluye el representante del poder provincial.

Entremedio, durante unos 15 minutos, una conversación formal y protocolaria.

Esperemos, para siempre, que las sonrisas de los niños (y sobre todo niñas) del sargento Abril perduren. La sonrisa cómplice de Semia. Esa puerta entreabierta que nunca se cierre. Ahora sí, las pilas están cargadas.

 

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