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Domingo, 08 Mayo 2022 07:35

Llegar al límite y no poder más

Nos ha costado mucho decidir si publicábamos o no este artículo. Hasta que nos hemos preguntado “¿Si me hubiera pasado a mí, me gustaría que se publicara algo así?”. Y entonces, con dolor por los protagonistas involuntarios, hemos considerado que sí, que querríamos que un hecho luctuoso nuestro sirviera para tratar de evitar otros casos posteriores.

El fin de semana del primero de mayo ha pasado con muy mal sabor de boca para los militares, especialmente para los suboficiales. Dos compañeros brigadas, Pedro G., del Ejército del Aire, y Juan Carlos J., del Ejército de Tierra, decidían poner fin a su vida el sábado 30 de abril en Torrejón de Ardoz y el 1 de mayo en Melilla, respectivamente. Queremos unirnos a sus familias en el dolor y hacerles llegar el abrazo más sentido y más caluroso.

Dos compañeros, dos suboficiales de diferente ejército pero del mismo empleo que con unas horas de diferencia llegaron al límite. Existen las coincidencias, las casualidades, también las luctuosas, pero también existen factores que deberían ser estudiados para evitar, o al menos disminuir, estas situaciones que nadie desea. Son casos diferentes y deberían ser tratados de forma diferente, pero merecen atención.

María José, la esposa de Juan Carlos, ha hecho pública una carta desgarradora

http://copemelilla.com/actualidad/carta-de-maria-jose-avila-montanez-en-memoria-de-juan-carlos-jimena-melendez/117835

en la que describe cómo la trayectoria profesional de su marido comenzó prometedora y satisfactoria hasta que en su tercer empleo de suboficial se volvió gris y descorazonadora.

Hemos perdido dos brigadas, en este empleo se ha alcanzado una plenitud y una experiencia profesional que permiten entender el entorno y vislumbrar el futuro. Para los suboficiales un futuro con perspectivas poco halagüeñas, desarrollando habitualmente un trabajo de superior categoría que ni es retribuido ni es reconocido, lo que es peor todavía. A menudo, cuando se cumple en el puesto de superior categoría se les exige eficiencia plena pero no se les reconoce el nivel ni se les aceptan planteamientos a que obliga el desempeño de ese puesto.

El reconocimiento del trabajo realizado, el valorar al profesional como se merece no es sólo un acto de justicia, es imprescindible para mantener la moral y la autoestima a la vez que puede evitar o disminuir el riesgo de sufrir situaciones límite. Hace años en la Guardia Civil sufrieron una oleada de suicidios, pero atacaron el problema y aumentó la motivación del personal. Hoy la desmotivación cunde en las Fuerzas Armadas, nos sentimos despreciados: los soldados no quieren ser suboficiales, los sargentos (y ya los tenientes) se van a ser guardias civiles o policías rasos, los capitanes se van a Amazon, los tenientes coroneles no quieren mandar unidad si eso les supone cambiar de localidad… Los cambios implican pérdidas e inestabilidad familiar que ni de lejos se quiere compensar con una adecuada retribución. Este último factor, el económico, la estrechez de los salarios, es uno más a tener en cuenta porque resulta ser también una importante forma de presión profesional sobre el individuo.

La situación de los destinos, la movilidad geográfica, las retribuciones, las indemnizaciones con razón del servicio que cada vez son menores, el mal uso de los IPEC (informe personal de calificaciones), del CDE (complemento de dedicación especial), de las evaluaciones (para el ascenso), que en demasiadas ocasiones son percibidos por los subordinados como cacicadas... son caldo de cultivo para estos desenlaces. Estas circunstancias negativas pueden potenciar otras circunstancias particulares, íntimas y personales, y quien las sufre puede no encontrar otra salida.

Es necesario que el Ministerio de Defensa reaccione, por un lado, con planes tangibles de valoración del personal que vayan más allá de las buenas intenciones y de las buenas palabras, pues los elogios no sirven para nada sin actos que los materialicen. Necesitamos poner en valor la profesión militar, reconocer, dignificar al personal para que se sienta realizado y comprendido. Y, de forma más específica, el ministerio debería tener un programa o protocolo que trate de detectar este problema entre el personal y actuar para tratarlo. Nos hacen IPECS, PAFAS (pruebas de aptitud física), ICCS (capacidades básicas comunes del combatiente), tomas de muestras en el Plan anti Droga todos los años…, pues además del reconocimiento médico a lo mejor vendría bien uno psicológico... medidas de prevención por parte del ministerio para evitar suicidios.

 

Que Pedro y Juan Carlos sean los últimos compañeros que pasen por esa puerta de salida. DEP.

Publicado en Titulares

La entonces flamante nueva ministra de Defensa, Margarita Robles, explicó a las asociaciones profesionales militares en 2019, en el primer pleno extraordinario sobre retribuciones, que el Ministerio de Defensa tenía un plan para mejorarlas, pero que no podía hacerles partícipe del mismo para no caer en electoralismo semanas antes de las elecciones generales tras las que revalidó el cargo. Desde entonces, y pese a las continuas solicitudes, quejas, reivindicaciones –incluidas concentraciones y manifestaciones en la vía pública-, otro pleno extraordinario, una comisión de trabajo… el Plan de Retribuciones Militares (PRM) no ha dado señales de vida. El secreto mejor guardado del Ministerio de Defensa.

 

Tras salir a la luz el robo de documentos realizado por Pegasus a la ministra Robles se aclara la sospechosa desaparición del Plan de Retribuciones Militares ministerial. Fuentes bien informadas pero que por secretas no podemos desvelar afirman que no es que no existiera, es que todas sus copias fueron robadas por Pegasus, con lo que el golpe dado por este sistema habría llegado al lugar considerado como más inaccesible en Defensa. Esto explica que el ministerio continúe dando largas y creando continuas cortinas de humo respecto a las retribuciones del personal de las Fuerzas Armadas, por lo que este sufrido personal sigue con sus paupérrimas nóminas.

 

Quitándole al Ministerio de Defensa la posibilidad de implementar el PRM la potencia que está detrás de Pegasus se garantiza que los militares sean el personal peor pagado de la Administración y que no tengan muchos motivos para sentirse valorados por su Estado, con lo que la operación de sustracción busca socavar la moral del personal militar.

 

¿Reaccionará el Ministerio de Defensa al robo diseñando un nuevo plan para dignificar el salario de las tropas y subir su moral?

Publicado en ASFASPRO
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