El pasado día 30 de septiembre se celebró el tercer pleno ordinario del Consejo de Personal en el Ministerio de Defensa. Debido a la situación sanitaria originada por el COVID-19 en la Comunidad de Madrid su formato fue reducido. Presidido por la Subsecretaria de Defensa, asistieron la Directora General de Personal Militar (DIGENPER), el Director General de Reclutamiento y Enseñanza Militar (DIGEREM), los Mandos de Personal de los Ejércitos y la Armada, y cinco representantes de las asociaciones profesionales.
A la primera parte del pleno también asistieron los representantes de las asociaciones de retirados y discapacitados para tratar propuestas presentadas por estas asociaciones.
Otro pleno más se aprecia la línea continuista de las autoridades ministeriales para no acometer reformas de calado en las políticas de personal, evitando hasta su debate en el propio Consejo de Personal.
Durante el pleno no se trataron asuntos sobre retribuciones debido a la próxima presentación en sede parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado, comprometiéndose la Subsecretaria a realizar un pleno extraordinario sobre las mismas en cuanto dichos presupuestos estén aprobados y así poder informar con mayor rigor.
Recientemente se ha publicado la Orden Ministerial por la que se determinan los requisitos y procedimientos de concesión, anotación y descripción de la medalla conmemorativa de la Operación Balmis.
Con esta orden la ministra Robles establece las condiciones para ser acreedor de la medalla, no falta de polémica desde su nacimiento, a pesar de que su concesión no conlleva ni un solo euro para el agraciado, a diferencia de lo que ocurre con otras condecoraciones en otros ministerios e instituciones. Latón y tela sin reconocimiento retributivo.
El tiempo transcurrido entre la solicitud del pleno y su celebración, con el estado de alarma finalizado y ya en la nueva normalidad, ha supuesto un cambio de situación, pero siguen subsistiendo problemas o se generan nuevos enraizados en la crisis del coronavirus.
A diferencia del pasado pleno extraordinario sobre el mismo tema, hemos recibido promesas de respuesta -que no es lo mismo que soluciones- a las cuestiones planteadas. Por otro lado, es alarmante el silencio que la ministra Robles guarda en lo relativo a las retribuciones, continuando con el agradecimiento de palabra, pero no con hechos. Ofrecer el caramelo del CDE del mes de agosto a los implicados en la Operación Balmis es una burla frente a la subida de sueldo del 20% de todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Para el próximo pleno del Consejo de Personal, ASFASPRO ha elaborado y presentado las siguientes 8 propuestas:
Pasados más de 12 años desde la entrada en vigor de la Ley 39/2007, de la carrera militar, esperamos que el diálogo ofrecido por la nueva Subsecretaria de Defensa, Amparo Valcárcel, no quede en uno más de los muchos brindis al sol que nos han prometido los políticos durante todo este tiempo. La Ministra de Defensa y sus colaboradores, en los dos años de su mandato, no han realizado ninguna mejora de calado en nuestra carrera profesional. La nueva subsecretaria solo tiene que mirar hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para darse cuenta de que es posible otra carrera profesional y que lo único que hace falta es su voluntad para llevarla a cabo.
En lo que respecta a las retribuciones, ni tienen intención de mejorarlas de manera efectiva ni muestran sonrojo alguno cuando son conscientes de que cualquier policía o guardia civil recién salidos de su academia, y ya no digamos un policía autonómico o local, cobran más o significativamente más que los cien mil hombres y mujeres con empleos inferiores al de capitán. Estamos ante una clara discriminación que nos sitúa como empleados públicos y ciudadanos de segunda, sometidos al olvido de todos. En consecuencia, sin excusa alguna, solo nos queda la vía de la masiva movilización del colectivo para exigir a políticos, instituciones y sociedad civil, respeto, dignidad y reconocimiento de la singularidad de la profesión militar.
La grave situación actual de las nóminas de los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas es un hecho objetivo reconocido por todas las instituciones y organismos que han prestado una mínima atención a las retribuciones militares en los últimos años. No es una novedad.
NOTA DE PRENSA
ASFASPRO, AUME y ATME solicitan un nuevo pleno extraordinario del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas para debatir las medidas de implementación del Plan para la transición hacia una nueva normalidad
El Ministerio ha ninguneado el necesario Dialogo Social con los representantes legítimos de los militares.
A lo largo de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, las medidas tomadas con relación a las condiciones de trabajo del personal militar, cuyo ámbito natural de interlocución debería ser el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, han sido tomadas por el Ministerio de Defensa de manera unilateral, obviando en ocasiones incluso su comunicación a los integrantes del Consejo.
Para el próximo pleno del Consejo de Personal, ASFASPRO ha elaborado y presentado las siguientes 12 propuestas:
ASFASPRO y otras dos asociaciones -AUME y ATME- solicitaron un pleno extraordinario para tratar la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, sin embargo, el Subsecretario de Defensa decidió que hubiera también un pleno ordinario. Se celebró éste y, entre medias, el pleno extraordinario con la asistencia de la Ministra de Defensa, todo ello mediante videoconferencia no exenta de los habituales problemas técnicos de este sistema. Sobre el pleno extraordinario ya se ha informado ampliamente en la web: https://www.asfaspro.es/component/k2/item/2642-como-estas-naranjas-traigo
Los desarrollos de la fracasada Ley de la carrera militar continúan haciendo estragos, como el Reglamento de especialidades de segundo tramo que en nada mejora la carrera del suboficial y que otorga tanta manga ancha a los Jefes de Estado Mayor que puede acabar empeorando aún más lo que ya tenemos.
Un diálogo de sordos, eso es el título que encabeza este artículo, y de la misma manera se podría definir la interlocución entre el Ministerio de Defensa y su personal militar, representado por las asociaciones profesionales de miembros de las Fuerzas Armadas. Pero sería faltar a la verdad, no se trata de un diálogo entre dos actores sordos, ni lo son las asociaciones ni lo es el ministerio. Nos encontramos ante otra cosa.
Estamos ante unas asociaciones que ejercen lealmente su función, que no es otra que defender los intereses profesionales, económicos y sociales de sus asociados -labor que también beneficia al resto de profesionales de la milicia- mediante el uso de las herramientas que la ley les permite, acudiendo al Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas, al órgano legislativo, a los tribunales… o, si se da el caso, manifestándose también en la calle, como permite la ley. Unas asociaciones que, como militares que son, exponen las cosas sin paños calientes, sin esconder nada, de forma veraz y contrastada.