En primer lugar, como ya sucedió cuando se creó, porque no puede afrontarse la potenciación de la Reserva Voluntaria sin haber solucionado antes los muchos problemas que presenta el modelo de carrera de una parte muy importante de los militares profesionales: los suboficiales y los militares de tropa y marinería. La sola existencia de los militares de complemento, renacidos como el ave fénix tras ser declarados a extinguir por la Ley 17/1989 y cuya trayectoria profesional ha sido privilegiada por la sucesión normativa de las últimas décadas, debería ser un argumento suficiente para no caer nuevamente en el error de marginar a los militares de carrera creando una estructura normativa diferente (como ya sucede con el actual modelo de Reserva Voluntaria y los militares de complemento) que permite a unos obtener ascensos y consideraciones que le son negados a los auténticos profesionales de la milicia aun teniendo muchos más méritos o titulaciones universitarias. ¿Se imagina el lector que pudiera suceder algo parecido en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, bomberos, Administración civil, etc.? ¿O a un inspector de hacienda, un abogado del estado o un teniente de la Guardia Civil ejerciendo su profesión con 28 días de formación?
Por otro lado, claro que es factible el encaje más o menos inmediato de profesionales de la sanidad y de alguna otra rama del conocimiento en determinadas unidades de las Fuerzas Armadas, ¿pero de verdad podemos pensar que se puede enviar a zona de operaciones a un reservista del Cuerpo General de las Armas, con mando operativo y vidas a su cargo, con su actual grado de instrucción militar y exigencias psicofísicas? No podemos obviar que su incorporación al servicio lo es con los mismos derechos y deberes que el resto del personal militar y la ausencia de periodos de activación, adiestramiento y cursos de formación, además de la no obligación de superar unas simples pruebas físicas, convierte esta opción en una quimera o una temeridad.
Finalmente, para no generar un mayor grado de frustración del que ya tienen los sufridos e ilusionados ciudadanos que integran la Reserva Voluntaria o que aspiran a formar parte de la misma en el futuro, es fundamental modificar las condiciones de acceso a determinadas especialidades, cumpliendo unos requisitos básicos de preparación física e instrucción militar, y obligado fijar la correspondiente dotación económica que les permita participar en los diversos ejercicios de instrucción y adiestramiento con sus unidades de adscripción. No solo de la asistencia a las patronas, desfiles y conferencias puede vivir el reservista.
No obstante, con los actuales presupuestos de Defensa solamente pueden mantenerse unas Fuerzas Armadas mal retribuidas y con muchas necesidades de medios materiales, señales evidentes de que la propuesta del Senado es un mero brindis al sol que no logrará cambiar el rumbo de la reserva descafeinada con la que se pretende sustituir las necesidades de personal que anteriormente facilitaba el servicio militar obligatorio y tampoco contribuirá a fomentar la cultura de la defensa. Es necesario, por tanto, compromiso político, consenso de toda la sociedad y financiación. Tres factores fundamentales que escasean en la España del siglo XXI.
DOCUMENTOS:
- Moción por la que se insta al Gobierno a impulsar la reserva militar de España y potenciar su gran labor de apoyo a las Fuerzas Armadas. XII Legislatura - SENADO
- Propuesta de ASFASPRO en la subcomisión para el estudio de la Reserva Voluntaria: