ASFASPRO denuncia las malas condiciones profesionales y económicas que van a encontrar los nuevos sargentos del Ejército del Aire y del Espacio cuando lleguen a sus unidades de destino.
León, 1 de julio de 2025 – Un año más, la Academia Básica del Aire finaliza curso con la ceremonia de entrega de despachos a los nuevos sargentos del Ejército del Aire y del Espacio. Estos suboficiales, eslabón fundamental de las Fuerzas Armadas, emprenden su andadura profesional con ilusión y con ganas de hacer bien las cosas. Sin embargo, la realidad de la carrera militar y de nuestras bases y acuartelamientos va a comenzar a desmoralizarles tan pronto pongan un pie en sus unidades de destino.
España lleva décadas sin atender adecuadamente a su defensa, sin dotar presupuestariamente de manera suficiente a nuestras Fuerzas Armadas:
- retribuciones paupérrimas para el personal,
- configuración obsoleta y clasista de la carrera profesional,
- escasos recursos en mantenimiento de infraestructuras, sin suficientes alojamientos ni viviendas logísticas que palien la elevada movilidad geográfica de nuestros militares,
- falta de modernización de medios, aeronaves y demás sistemas de armas, con lo que implica en prevención de riesgos y protección de la salud del militar.
En la reciente cumbre de la OTAN en La Haya los aliados han acordado el objetivo de invertir el 5% del PIB en defensa de cara al 2035 en un escenario geopolítico de grandes tensiones internacionales. En este escenario de incertidumbres y conflictos bélicos la lógica indica que los responsables de la Defensa deberían aplicarse en solucionar los graves problemas ya diagnosticados con el fin de disponer de mecanismos adecuados a la neutralización de todo tipo de crisis, entre los que tienen un papel fundamental unas Fuerzas Armadas bien dotadas de personal y de medios.
Lamentablemente, el Gobierno se empecina una y otra vez en dilapidar ocasiones para dignificar los salarios del personal militar, para reflotar las instalaciones y para modernizar los medios. De manera sorprendente, cuando todos los aliados confirman el aumento paulatino en el gasto en defensa hasta llegar al 5% del PIB, el presidente del gobierno español se desmarca y se permite afirmar que con un 2’1% la defensa española va sobrada.
No nos gustan los malos augurios, pero con esta falta de voluntad política, los que van a ir sobrados, pero de exceso de horas de trabajo sin retribuir, de peores instalaciones que las actuales, de medios y sistemas cada día más obsoletos van a ser, precisamente, los estrenados sargentos del Ejército del Aire y del Espacio. De lo que, desgraciadamente, no van a ir muy sobrados va a ser de unas adecuadas condiciones de trabajo, retribuciones y alojamientos dignos para ellos y para sus familias.
Desafortunadamente, en pocos años, muchos de estos sargentos solicitarán la baja de las Fuerzas Armadas en busca de unas mejores expectativas profesionales y económicas en otros cuerpos y escalas del Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.
La Defensa nacional requiere de una financiación suficiente pero también de la modificación de las leyes que rigen la carrera militar, que deben atraer y retener el talento.