La ministra de Defensa parchea el reclutamiento militar, pero se empecina en no solucionar ninguno de los problemas que convierten la carrera militar en la menos atractiva del mercado laboral.
El Ministerio de Defensa ha anunciado a bombo y platillo que va a lanzar una campaña publicitaria basada en el uso de globos aerostáticos para intentar atraer a las Fuerzas Armadas a una juventud que no encuentra atractivo en la profesión militar. ¿De veras se creen los promotores del proyecto que con cuatro globos, por grandes que sean, van a tapar las malas condiciones laborales que sufren los militares españoles? Los jóvenes pueden ser eso, jóvenes, inexpertos, pero no tontos. Y aspiran a una carrera digna, ilusionante y que les permita sostener en buenas condiciones una familia. Y esto no lo ofrecen las Fuerzas Armadas en el 2025.
En los últimos años, y ya llevamos unos cuantos, los miembros de las Fuerzas Armadas (y no solo los de la UME) van encadenando servicios emergencia tras emergencia: nevadas, incendios, terremotos, pandemia, volcán de La Palma, DANA… El Estado tiene a mano un personal para paliar los efectos cada vez que se desata una crisis, un personal profesional, disciplinado, organizado, que es la respuesta perfecta para todo. A priori, estas características exigidas a los miembros de un colectivo laboral deberían tener unas contraprestaciones en carrera atractiva y retribuciones adecuadas, más bien altas si tenemos en cuenta que en determinadas condiciones este mismo personal debe estar dispuesto a matar o a morir en el desempeño de su misión. Pero no es así, y nos encontramos ante un personal sacrificado, dispuesto a los esfuerzos que se le requieren, a quien se dedican muchas palabras bonitas, pero a quien se tiene en muy poca consideración y se le falta al respeto.
Como consecuencia, tenemos unas Fuerzas Armadas menguantes, que han ido perdiendo más de 10.000 miembros en los últimos años, las unidades están en cuadro y el ministerio de Defensa quiere paliar la situación con campañas de publicidad que incluyen los globos anunciados por el Ministerio. No va a servir de nada mientras no se solucionen los graves problemas que afectan al personal, entre los que destacan:
- Retribuciones paupérrimas, a la cola del personal de la Administración, a ningún otro colectivo se le paga menos por hacer más. Pese a que llevamos años denunciando la situación, que tanto el Observatorio de la Vida Militar como la comisión de Defensa del Congreso se han pronunciado repetidamente sobre ello, la realidad es que las nóminas militares cada vez están en peor situación, que ya en el año 2018 era definida como grave por los parlamentarios. Ahora es muy grave. Por el contrario, otros colectivos continúan en barra libre.[1]
- Movilidad geográfica galopante, que provoca graves problemas en las familias de los militares que deben desplazarse, agravados por las escasas retribuciones y por la falta de alojamientos militares en las diversas guarniciones.
- Profesión de riesgo que no es reconocida como tal, gran contrasentido cuando numerosas actividades desarrolladas por el personal militar sí tienen esa consideración cuando son realizadas por otros colectivos no militares (pilotos aeronáuticos, bomberos…). Solamente hay que tener en cuenta que lo que caracteriza al militar es el uso de los sistemas de armas, que prácticamente se comienza su formación despiezando un fusil… Además., ¿resulta razonable tener militares con más de 60 años en estas actividades? Sencillamente, kafkiano.
- La formación militar no se reconoce, da igual que un suboficial para obtener los galones de sargento haya tenido que superar una carga lectiva de nivel superior de más de 4000 horas, como si cursa 6000, da lo mismo, solamente se le reconocen 2000 para recibir un título de técnico superior que poco tiene que ver con su profesión, pero se le regatea el de graduado universitario que le otorgaría un reconocimiento social que se le está negando.
La promoción interna de suboficial a oficial es meramente testimonial, un ascensor social deliberadamente saboteado.
En conjunto describen una profesión militar poco atractiva y nada ilusionante y eso tiene consecuencias. En la última convocatoria de personal para la escala de tropa y marinería, anunciada a bombo y platillo por el Ministerio de Defensa, solamente en el Ejército de Tierra se han quedado 400 plazas sin cubrir. 400 plazas son muchas plazas. Y no es por los carteles, la difusión o lo alto que suben los globos publicitarios, no, es porque el ministerio de Margarita Robles, sabiendo los graves problemas que sufre el personal día tras día, no hace nada por solucionarlos y cada vez nuestros militares están peor.
Un ejemplo muy actual del maltrato sufrido por nuestros militares. Han pasado ya tres meses desde el momento en que comenzó la DANA, ha pasado ya la situación de riesgo para las personas y las infraestructuras; sin embargo, para los militares que intervienen sobre el terreno parece que no adelanta el tiempo: jornadas de trabajo eternas, alojamientos de campaña, incómodas literas de lona… y cuando no están en el tajo se les mantiene encerrados en el campamento, como si en lugar de ser profesionales estuvieran acuartelados por la declaración de los estados de alarma, de excepción o de sitio. Cualquier profesional, cuando está franco de servicio puede hacer su vida, tiene libertad de desplazamiento y circulación, sin embrago eso no rige para nuestros militares en zona de DANA. Si no se les deja salir del campamento cuando han terminado su jornada de trabajo, eso significa que están trabajando las 24 horas del día, y esto debería tener una compensación, en la nómina o en la recuperación de ese tiempo. Ninguna de las dos cosas -más allá de unos escasos módulos económicos- reciben como compensación los militares que están al tajo de la DANA, cuando una semana de trabajo para ellos son 7 días por 24 horas, 168 horas trabajadas en una semana, cuando la semana laboral normal son 37’5 y la extendida 40. ¿Esto es atractivo para los jóvenes? No, ni para los menos jóvenes tampoco. Es una tomadura de pelo y una absoluta falta de consideración.
En estas condiciones, ¿quién va a venir a las Fuerzas Armadas?
¿Hasta cuándo seguiremos recogiendo algodón en los campos del desprecio, Sra. Robles?
[1] https://www.elconfidencial.com/espana/pais-vasco/2025-01-23/gobierno-vasco-y-sindicatos-pactan-una-subida-salarial-minima-de-4-200-por-ertzaina_4048663/