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Suma y sigue: las FAS al rescate

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ASFASPRO denuncia la situación del personal militar, recurso eficaz del Estado para afrontar cualquier problema, a la vez que se le niega el pan y la sal, con unas retribuciones paupérrimas.

Aún están coleando los ecos por la reciente intervención en Afganistán cuando ya tenemos a las Fuerzas Armadas en primera fila de los actores intervinientes por la erupción volcánica en la isla de La Palma. Como siempre que se producen unas circunstancias de crisis con riesgo para las personas, los militares estamos ahí trabajando para solucionarlas y para paliar las consecuencias. Y vamos a seguir estando, en un suma y sigue: incendios, nevadas, terremotos, crisis migratorias en nuestras fronteras, piratería que afecta a nuestros barcos en el cuerno de África, pandemia… y ahora, actividad volcánica. Lo que sea, si es malo, ahí estaremos los militares. Personal formado y barato, muy barato.

Los militares estamos para cumplir nuestra misión, en la guerra y en la paz. Estamos muy bien formados y altamente preparados, la ciudadanía lo lleva viendo a través de los medios de comunicación desde hace tiempo. Nos sacrificamos por los ciudadanos en el lugar que sea, y a la hora que sea dejamos a nuestras familias y allá que vamos. Sin quejas ni protestas.

Pero no podemos permanecer callados cuando, una y otra vez, observamos cómo a nuestro alrededor se reconoce, se respeta y se valora a cualquier profesional no militar: no se discute su derecho a que se le compensen los excesos de jornada laboral, se les abonan sin pegas las horas nocturnas, los trabajos en festivo, se ajusta en su caso la edad de jubilación con unos factores correctores… y, especialmente, se les retribuye como corresponde. Nada de esto sucede con el militar, nosotros tenemos que hacerlo todo, darlo todo…. pero prácticamente gratis.

¿Quieren un ejemplo? ¿Cómo puede tener un teniente piloto de un Eurofighter (graduado universitario, 5 años de academia militar, más luego un exigente curso de piloto de reactores) una nómina inferior a la de un mosso d’esquadra, policía nacional o guardia civil acabado de salir de su centro de formación tras un curso de menos de un año?

¿Otro ejemplo? Operación de extracción de personas de un territorio hostil, operación típicamente militar desarrollada con medios militares en Asia Central (Afganistán hace unas pocas semanas). Finaliza la operación: todos los policías nacionales participantes condecorados con una medalla pensionada1, es decir, con un aumento perpetuo en su nómina mensual (en activo, y la pensión de jubilación se ve incrementada con un 15% de las retribuciones básicas). ¿Y el personal de las Fuerzas Armadas participante en la misma operación? Cero pelotero. Muchas gracias y mañana a vigilar la lava.

Llevan las Fuerzas Armadas apoyando en labores de muy diversa índole en la lucha contra el COVID-19 desde el primer minuto (descontaminando, custodiando cadáveres, montando hospitales, controlando áreas y fronteras…). ¿Cómo se compensa? Creando la medalla Balmis, de latón a dos céntimos, creada simplemente para cubrir el expediente en el ministerio ante el hartazgo de los militares. ¿Que si está pensionada? Mejor lo dejamos ahí.

Los presupuestos generales del Estado para 2021 trajeron algunas migajas para los militares, que se hicieron efectivas el pasado mes de marzo, con subidas mensuales en bruto desde 40€ (en neto podían ser 26€) hasta 100€ para algunos soldados, pocos y sufridos soldados. Pero como la alegría dura poco en la casa del pobre, dicho aumento en un par de complementos se vio contrarrestado para muchos con un descenso en la asignación del complemento de dedicación especial, lo que para algunos, no pocos, ha supuesto ver la nómina reducida en lugar de aumentada. Además, el retraso de los ascensos2 en determinados empleos de las Fuerzas Armadas supone otra bajada encubierta de nuestro sueldo; para supuestamente no descapitalizar empleos roban el pan de nuestros hijos (así de duro) y de paso compensamos subidas. ¿Será ingeniería contable? ¿Será mala suerte?

Desde hace años venimos denunciando las paupérrimas retribuciones militares y avisando de que en nuestros ejércitos se dan situaciones preocupantes:

  • Los soldados no quieren ser sargentos, no les sale a cuenta mejorar de categoría militar.
  • Los sargentos quieren deshacerse de sus galones opositando a ser guardias civiles o policías rasos, de una categoría laboral más baja. Ningún enfermero aspira a mejorar convirtiéndose en celador de hospital, como sería el equivalente sanitario.
  • Oficiales y suboficiales se están yendo a empresas como Amazon, donde se valora su formación, sus aptitudes y capacidades, donde gozan de unas condiciones laborales mucho más ventajosas, y con un sueldo doble o triple.

El problema es grave y ha merecido la publicación en la Revista General de Marina (órgano de la Armada) de un artículo de título muy claro, “La fuga de talento en la Armada”3, que analiza el grave problema de la huída de personal que, de no remediarse las circunstancias, se cierne sobre los ejércitos.

Las buenas palabras con las que se recompensa sistemáticamente el buen trabajo del personal militar esconden una gran falta de respeto hacia este mismo personal, porque sin el reconocimiento de la formación y sin unas retribuciones dignas no hay respeto, lo que hay son milongas.

ASFASPRO ya efectuó en diciembre y en junio concentraciones en diversas ciudades españolas reclamando una carrera y unas retribuciones dignas. Solo han llegado migajas. Las tres principales asociaciones profesionales militares (ASFASPRO, AUME y ATME) hemos convocado una manifestación en Madrid para el próximo 16 de octubre. Por dignidad profesional, porque la lealtad y el respeto que tenemos a nuestro uniforme nos exige hacer todo lo que esté en nuestras manos para que ese uniforme sea tratado con respeto.

No hay excusas, es el momento de empezar a solucionar los graves problemas de este personal que somos el último (o el primer) recurso del Estado ante cualquier tipo de crisis si queremos seguir contando con personal preparado para ello en un futuro cada vez más próximo.

¿Hay alguien ahí?

 


1 Real Decreto 1691/1995, de 20 de octubre, por el que se adecuan las cuantías de las pensiones anejas a las medallas y cruces de la Orden del Mérito Policial y del Cuerpo de la Guardia Civil a la realidad policial y a los actuales conceptos retributivos.

https://www.asfaspro.es/component/k2/item/2741-retribuciones-el-ahorro-del-no-ascenso

3 https://docplayer.es/214104589-La-fuga-de-talento-en-la-armada.html