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Reforma de la Ley 39/2007 de la Carrera Militar. Como no se han hecho los deberes, quedamos para septiembre.

Son más de diez los documentos con propuestas e informes elaborados por esta asociación profesional de suboficiales, que en los últimos meses han sido remitidos al Ministerio de Defensa, a los Mandos de Personal y a los responsables de los grupos políticos con representación en la Comisión de Defensa. Nuestros representantes se desplazaron allí donde fueron requeridos y explicaron, con detalle y seriedad, la problemática de la Escala de Suboficiales y alguna otra que también afecta a la Escala a extinguir de Oficiales y a la de Tropa y Marinería.

Cuestiones tan importantes como la formación y la promoción interna de los militares, el orden y la seguridad en las Fuerzas Armadas o el sistema de pase a la situación de reserva –por citar solo algunas– han sido objeto de análisis y propuesta por parte de nuestra asociación, sin que hasta el día de hoy hayamos obtenido respuesta alguna. Sorprende esta ausencia de noticias, más si cabe cuando recordamos las palabras pronunciadas en el Congreso de los Diputados durante la pasada legislatura, por los intervinientes en los debates previos a la aprobación de la Ley Orgánica 9/2011, de Derechos y Deberes de los Miembros de las Fuerzas Armadas (LODD). La gran mayoría abogó por reformar la Ley 39/2007 al objeto de corregir los muchos problemas generados por su aplicación, de ahí la inclusión de la Disposición final duodécima en la citada Ley Orgánica.

Pasados más de nueve meses desde su entrada en vigor, tan solo una asociación de militares, ASFASPRO, ha hecho públicas propuestas de modificación que pueden ser leídas, criticadas o rebatidas. Si en el mes de noviembre del año 2009, los grupos políticos con representación en la Comisión de Defensa ya eran conscientes de la urgente necesidad de reformar la Ley, tenían identificados los problemas y elaboradas sus propuestas, y estando a punto de cumplirse el primer aniversario de la aprobación de la Ley 9/2011, no acabamos de entender el evidente retraso en la adopción de medidas que, aparte de corregir las disfunciones existentes, supondrían, si fueran en la línea de lo que ASFASPRO propone, un importante ahorro para las arcas del Estado y aportarían a los miembros de esta Escala tan castigada, una elevada dosis de moral, que ya va haciendo falta. Por el contrario, los concursos de ideas o las prisas de última hora –después de no haber hecho los deberes a su debido tiempo– se pueden convertir en un peligro potencial a la hora de culminar con éxito el mandato recogido en la Disposición final duodécima de la LODD.

No nos cansaremos de repetir que las cosas ni se han hecho ni se están haciendo bien. El sistema de evaluaciones se mantiene inalterable a pesar de la existencia de informes que avisan de que cualquier error de cálculo –en este ciclo se ha producido uno, reconocido por el Mando de Personal del Ejército de Tierra– puede afectar gravemente a todo el proceso e invalidar los resultados. El personal declarado apto con limitaciones, por su propia condición, sufre una penalización, lo que en la práctica les lleva a ocupar los últimos lugares de los evaluados. Tampoco debemos olvidarnos del IPEC, elemento subjetivo y manipulable con un excesivo peso en las evaluaciones, que es la peor forma de aplicar los principios de mérito y capacidad que deberían presidir la carrera militar. Si a estos condicionantes le sumamos la duda razonable que aparece cuando se evalúa a suboficiales de muy distinta procedencia, no teniendo todos las mismas posibilidades de realizar cursos de perfeccionamiento o de ocupar determinados destinos, ¿se puede afirmar que la justicia impera en las Fuerzas Armadas cuando personal evaluado y declarado apto en estas circunstancias puede quedar retenido en el empleo hasta el final de su carrera militar?

Mención aparte merecen las convocatorias de acceso y promoción a las Fuerzas Armadas, aunque este tema lo tratamos ampliamente en nuestro informe: Formación y Promoción Interna

Además de que cualquier soldado, con diez meses de servicio y dos de formación, tiene más posibilidades de promoción que un suboficial (en este caso sí que hubo diligencia para aplicar una disposición de la LODD), se imponen, para el acceso a las Escalas de Oficiales de los Cuerpos Comunes e Ingenieros, unos límites de edad más que discutibles, sobre todo teniendo en cuenta que el pase a la reserva está fijado en los 61 años y que por tanto hay tiempo suficiente para desarrollar la nueva especialidad. Somos conscientes de que la antigüedad y los años de servicio en la Institución son conceptos que no pasan por su mejor momento, siendo más bien un demérito cuando se trata de un suboficial; a las pruebas nos remitimos. De todos modos, ante la falta de igualdad de oportunidades que se ha producido en esta convocatoria, merecemos una explicación que nos aclare los motivos de esta discriminación.

Hace unos pocos días hemos sabido que el Ministro de Defensa ya tiene en su poder el “Informe Visión 25” que le encargó al Jefe del Estado Mayor de la Defensa, para remodelar las Fuerzas Armadas. Aunque tenemos claro que no nos corresponde a los suboficiales decidir el modelo de Fuerzas Armadas más apropiado para nuestro país, sí podemos decir que el actual no nos gusta, por los motivos que exponemos en nuestros informes.

Para los militares, el tiempo de servicio y la antigüedad no son “el mero transcurso de los años”, como se llegó a afirmar en la Comisión de Defensa en la pasada legislatura. Caracterizados, en su mayor parte, por una jornada laboral mucho más amplia de lo habitual, son en realidad un largo período de esfuerzo y dedicación a la profesión que nunca debe ser menospreciado. Por tal motivo, el pase a la situación de reserva –fundamental para conseguir una pirámide de efectivos por empleos y una adecuada edad para el ejercicio profesional– debe regularse de forma que no se produzcan situaciones arbitrarias como sucede actualmente en la Escala de Suboficiales, en la que más años de servicio suponen menor pensión o empleo militar.

La imagen de unidades militares con jóvenes capitanes y tenientes pero con sargentos cercanos a los cuarenta, brigadas de cincuenta y subtenientes de casi sesenta años, puede ser una realidad –si no lo es ya– que habla muy en contra de las políticas de personal que se han aplicado en la Escala de Suboficiales a lo largo de estos últimos veinte años.

Para finalizar, queremos manifestar que desde esta asociación defendemos el esfuerzo, el mérito y la capacidad como los principios que deben regir la carrera del militar, pero también la igualdad de oportunidades. Deseamos que los que tienen la gran responsabilidad de iniciar el camino hacia las Fuerzas Armadas del año 2.025 acierten plenamente en sus decisiones y podamos, después de muchos años sin conseguirlo, disfrutar de un modelo de carrera justo, eficaz y con plena seguridad jurídica. ASFASPRO se ofrece a colaborar con el Ministerio de Defensa, los Mandos de Personal y la Comisión de Defensa en la puesta en marcha de esas Fuerzas Armadas que todos anhelamos.

 

LA JUNTA DIRECTIVA DE ASFASPRO


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