Sin embargo, no se trata solo de publicar plazas sino de cubrirlas. El Ministerio de Defensa debe facilitar a los suboficiales la promoción a oficial de la misma manera y condiciones que los militares de complemento de la Ley 17/1999, de 18 de mayo, pasan a ser militares de carrera.
Es especialmente preocupante la promoción del suboficial en la Armada. En el año 2017, ningún suboficial promocionó al Cuerpo General y tampoco al Cuerpo de Infantería de Marina. Ni siquiera hubo suboficiales que se presentaran al Cuerpo de Infantería de Marina. El sistema de promoción establecido por el Real Decreto 35/2010, de 15 de enero, ha terminado excluyendo definitivamente al suboficial, a pesar de lo dispuesto en el artículo 62.1 de la Ley de la carrera militar que obliga al Ministerio de Defensa a impulsar y facilitar los procesos de promoción. Deben arbitrase medidas que incentiven y posibiliten la promoción.
Esta situación contrasta con la promoción en otros cuerpos de la Administración General del Estado. En la propia oferta de empleo público se reservan 200 plazas para la promoción de los subinspectores a inspector del Cuerpo Nacional de Policía.
En siete años, de un colectivo de 5.600 subinspectores han promocionado a inspector 948, y 560 de 6.600 suboficiales de la Guardia Civil han promocionado a oficial. Sin embargo, de los 28.000 suboficiales de las Fuerzas Armadas, tan solo han promocionado 211.
Estas cifras tan evidentes esconden una realidad: las trabas que los Ejércitos y la Armada ponen para la promoción de sus suboficiales. ¿Cuántos subinspectores del Cuerpo Nacional de Policía o suboficiales de la Guardia Civil promocionarían si tuvieran que cursar cinco años más de academia? ¿Cuántos lo harían si el reconocimiento de su formación previa y su trayectoria profesional fuese prácticamente igual a cero? Claramente la promoción interna del suboficial no funciona como debería funcionar y necesita cambios profundos.