"Podéis sentiros orgullosos. Yo lo estoy de vosotros. Soy consciente de la complejidad de la misión, que es lograr los objetivos de paz y estabilidad de la región en momentos tan difíciles y delicados para el escenario mundial", ha señalado Don Felipe en el brindis con el contingente español en Líbano, desplegado en Marjayún, en el sur del país.

En la que es su primera visita como monarca a una misión internacional de las Fuerzas Armadas, el Rey ha dedicado sus primeras palabras a todos aquellos militares que "han dado su vida cumpliendo su deber" en las misiones en el exterior. Así, ha hecho especial mención al cabo Francisco Javier Soria Toledo, quien falleció el pasado 28 de enero durante un ataque del Ejército israelí contra posiciones de la milicia Hezbolá.

Tanto la ONU como el Gobierno israelí iniciaron sendas investigaciones para determinar lo ocurrido y de las conclusiones de las mismas informará la semana que viene el ministro de Defensa en comparecencia en el Congreso de los Diputados.

Misión histórica

El monarca, jefe supremo de las Fuerzas Armadas, ha explicado al contingente español que ha elegido la misión de Líbano como la primera para visitar desde su proclamación por su carácter "histórico", y ha recordado que actualmente es la que más personal concentra de todas las operaciones desplegadas actualmente, con más de 550 efectivos.

Don Felipe ha trasladado el "reconocimiento" de los ciudadanos españoles a todos los efectivos de las Fuerzas Armadas que prestan servicio fuera de nuestro país. "Gracias por hacernos sentir orgullosos. Os deseo los mayores éxitos y un feliz regreso a casa", ha remarcado, tras lo cual ha brindado por todo el contingente, por sus familias, por el Ejército y por España.

Por su parte, el general Antonio Ruiz Olmos, jefe de la BRILIB, ha hecho entrega al Rey de una reproducción de la estatua dedicada al Gran Capitán de la ciudad de Córdoba, ya que el contingente que actualmente presta servicio en Líbano pertenece a la Brigada de Infantería Mecanizada Guzmán el Bueno X, ubicada en Cerro Muriano, de la que también era miembro el cabo Soria.

Homenaje a los caídos

Felipe VI ha llegado pasadas las once y cuarto de la mañana (una hora menos en España) a la base, acompañado por el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Fernando García Sánchez; y el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, general Jaime Domínguez Buj, en el marco del viaje oficial de dos días que está realizando a este país de Oriente Próximo.

Tras la rendición de honores, el monarca, que iba ataviado con uniforme de camuflaje y boina de la Guardia Real, ha pasado revista a las tropas y ha saludado a los jefes de las unidades. A continuación, ha tenido lugar el acto de homenaje a los 13 militares que han fallecido en esta misión de la ONU y ha sido el propio Rey el que ha depositado una corona de laurel en el monumento a los caídos.

A continuación, el monarca ha sido informado de las características de la misión y ha podido ver el material y los recursos con los que trabajan los militares españoles. Tras el brindis, ha compartido un almuerzo con el contingente. En total, Don Felipe ha permanecido unas cuatro horas en la base 'Miguel de Cervantes'.

Esta no es la primera vez que Don Felipe visita al contingente español en Líbano, aunque sí es la primera que lo hace como Rey de España y jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Como Príncipe de Asturias, cuando ostentaba el rango de teniente coronel, viajó a este país de Oriente Próximo en noviembre de 2008, mientras que el entonces monarca, Juan Carlos I, lo hizo en febrero de 2010.

El monarca llegó a primera hora de la tarde de ayer a Líbano, en el marco de una visita oficial en la que ha mantenido encuentros con representantes del Gobierno, entre ellos el primer ministro, Tamam Salam. Además, en la Embajada española en Beirut ofreció una recepción a la comunidad de españoles que residen en el país.

Tercera misión con más bajas

La de Líbano es la tercera misión, por detrás de Afganistán y Bosnia, que se ha cobrado más vidas desde que nuestro país comenzó a integrarse en este tipo de operaciones a finales de los años ochenta. En total, 13 efectivos han muerto desde que el Gobierno autorizó el despliegue en este país en 2006. El suceso más trágico para el contingente español ocurrió el 24 de junio de 2007, cuando seis militares perdieron la vida al explotar una bomba contra el blindado en el que viajaban en Sahel al Derdara, en el curso de una misión rutinaria. El resto de bajas se han producido por accidente de tráfico o por infarto.

La misión de la FINUL es impedir un recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y milicias libanesas que devenga en otra guerra como la que tuvo lugar en el verano de 2006, contribuir a garantizar el acceso humanitario a la población civil así como facilitar al Gobierno del país el dominio total de la zona sur.

La situación general en Líbano es considerada por el Gobierno español como de "calma tensa", ya que continúa marcada por las "tensiones sectarias" y en los últimos años por la "influencia de la crisis de Siria". Aunque no hay un conflicto abierto con Israel, son habituales los intercambios de disparos o los ataques entre el Ejército hebreo y las milicias, similares al que mató al cabo Soria. 

Más de 2.000 militares

Desde que comenzó la misión para España, en septiembre de 2006,han pasado por territorio libanés más de 20.000 militares, tanto del Ejército de Tierra como de la Armada. Actualmente, los más de 550 efectivos que están desplegados en el sur del país comparten instalaciones en la base 'Miguel de Cervantes' con destacamentos de Indonesia, China, Brasil, Serbia, El Salvador y Nepal.

En su misión en Líbano, las tropas españolas realizan diariamente patrullas a pie y en vehículo, establecen puntos de control y monitorizan permanentemente la situación de la Línea Azul -la demarcación que fijó la ONU entre los dos países en el año 2000--, situándose en puntos de observación, actividades que llevan a cabo tanto solos como en colaboración con las Fuerzas Armadas libanesas. Todo ello con el objetivo de disuadir a las partes para evitar un nuevo conflicto.

En concreto, el contingente español tiene bajo su responsabilidad el control y la seguridad de 20 kilómetros a lo largo de esa Línea Azul, pero además lleva a cabo otras actividades no directamente relacionadas con el cumplimiento de las resoluciones de la ONU pero que "contribuyen al desarrollo de la zona, su estabilidad y progreso".

Así, destacan iniciativas de apoyo a la población como el 'programa Cercantes' de enseñanza del español o consultas veterinarias para el ganado de la zona, así como las labores de desminado, tanto de zonas que previamente habían sido atacadas con bombas de racimo como de la Línea Azul para posibilitar su posterior marcaje y tratar de evitar incidentes.