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Cómo vive Afganistán la persona que hay debajo del uniforme militar

Artículo publicado en "ElMundo.es" el 19/10/2012

La llamada telefónica "siempre es lo mejor del día". Lo es para el militar que está cumpliendo una misión en el exterior y lo es para su familia, que aguarda un ring a miles de kilómetros. Mil soldados de la Brigada de Infantería Ligera (Brilat) asumirán a partir de la próxima semana la misión española en Afganistán. Serán el contingente que permanezca en zona más tiempo, seis meses, y el que asuma el reto de empezar el repliegue de la Fuerza española del país asiático. Pero, sobre todo, será medio año en el que los desplegados y los que le esperan en casa exprimirán hasta el último segundo los 15 minutos de teléfono y 30 de Internet que tienen asignados cada día.

El coronel Fernando González García-Valerio estará a cargo del contingente, será el jefe de todos ellos y, al mismo tiempo, seguirá siendo el marido, el padre de una hija de 22 años y gemelos de 17 que cada día, o cuando las responsabilidades se lo permitan, esperará el momento de establecer ese contacto. Le servirá para transmitir a los suyos "un mensaje de tranquilidad", y, ante todo, "soy yo el que demanda más información, el que quiero hablar con todos".

Ese contacto telefónico y electrónico es pieza clave en el kit de supervivencia de soldados y familias durante los seis meses de misión.

A los soldados les permite desconectar de la tensión a la que están sometidos en días de "trabajo intenso" y a los familiares escuchar la voz de quien durante ese tiempo suele constituir la mayor fuente de preocupación, y más en días en los que algún incidente ocurrido en el país los sitúan en foco de interés de los medios de comunicación.

Para el coronel García-Valerio, en el caso de los soldados ese kit de supervivencia tiene su pieza clave en la preparación de las Fuerzas Armadas españolas y, en particular, de los seis últimos meses de "instrucción intensa".

Le permiten irse a zona de operaciones "con absolutamente buenas vibraciones" porque lleva un contingente preparado "en un grado que militarmente definimos como óptimo" y que "tiene un buen equilibrio entre la experiencia" del 35% de la Fuerza que ya ha estado en Afganistán y "la ilusión que tiene la gente nueva".

En el caso de los familiares, el kit tiene tres elementos básicos: "saber que vamos a estar en contacto con ellos" (la ansiada llamada), "estar arropados por sus familiares y amigos" y "el lazo entre las familias militares de la misma unidad porque todas viven lo mismo" y se comprenden mutuamente.

"Es más duro para las familias que para nosotros", señala desde el acuartelamiento de Cabo Noval (Siero-Asturias) en el que está concentrado parte del contingente en estos días. En la misma conversación reconoce que la misión "será dura", no sólo "por el riesgo que entraña, que no tenemos por qué negarlo", sino porque "tiene esa parte de separación de la familia".

Embarazo desde la distancia

Esa debilidad que puede generar en determinados momentos estar a miles de kilómetros de casa se suple "con compañerismo". El cabo Benito López Yerpes lo sabe bien. Es su segunda misión en Afganistán y en la anterior ya descubrió que sus compañeros son "como otra familia, tienes a la tuya x kilómetros y luego a la de aquí".

A esta segunda incursión en suelo afgano va "con más tranquilidad y ánimo porque sé lo que me voy a encontrar", pero con mayor peso por lo que deja en España. Ahora está casado y su mujer está embarazada.

Vivirá la gestación desde la distancia y cuando llegue el fin del despliegue tendrá aún más ganas de regresar que sus compañeros, pues "dará a luz en mayo", al poco tiempo de su regreso.

Esta separación del núcleo familiar no la vivirá de forma tan intensa la sargento Natalia Cereijo Torres. Es su primera misión y la ve "como algo más duro para mi familia que para mí", en especial para sus padres que "lo llevan un poco peor".

Ella la ve como una misión que "a nivel profesional me va a aportar mucho" y tiene el apoyo de que su marido, con el que se casó hace apenas dos meses, también es militar y se desplaza a Afganistán en este relevo. Eso sí, estarán separados, ella en la base de la Fuerza Española en Qala i Naw y él en un puesto de combate avanzado, y desconoce "cuánto nos podremos ver". Los dos se llevan el ordenador "para estar conectados".

El capitán José Alberto Sánchez Romero tampoco se olvidará del ordenador en su petate. Será su tercera misión exterior y la ansía porque "a nivel profesional es una oportunidad única, en territorio nacional siempre te estás preparando y allí puedes ponerlo en práctica", pero "es la primera misión" para su pareja.

Uvas congeladas y Navidad bajo cero

Mientras comparten un café en el cuartel de Cabo Noval, el soldado Miguel Ángel Sanmiguel Martín y el capitán Romero trasladan a sus compañeros cómo será uno de los momentos que se espera más intenso en la misión, pasar la Navidad y el Año Nuevo fuera de casa. Ambos tienen experiencia, lo vivieron en la misión de la Brilat 2010-2011.

Al soldado Miguel Ángel Sanmiguel Martín la Navidad de 2010 "no se me va a olvidar en la vida". En Nochebuena recibió por sorpresa un álbum de fotos de sus amigos con una frase personalizada de cada uno al que "di un valor especial" y en Nochevieja tomó uvas congeladas en un puesto de combate avanzado. En Afganistán el invierno deja varios grados bajo cero, en especial en la provincia de Badghis en la que está desplegada España, y la nieve es un fenómeno meteorológico diario.

El capitán Romero tuvo aquella Navidad dos experiencias muy diferentes. Vivió la Nochebuena en un puesto de combate avanzado en el que el ingenio les permitió simular lo máximo posible el elemento más característico de estas fechas en su casa, la gastronomía: Un comandante médico del destacamento que cocina muy bien preparó una caldereta de bacalao".

Notas de cariño en forma de paquete

No tener regalos debajo del árbol será otra de las vivencias que afrontan, pero lo suplirán con los paquetes que pueden enviarles desde España y que llegan a Afganistán una vez a la semana. "Yo siempre le pido embutidos y cuando llega el paquete de casa se le da mucho valor", explica el soldado Sanmiguel.

"A veces se juntan los de todos los compañeros y se hace una pinchada", relata el cabo Yerpes y confiesa que en muchas ocasiones tan especial es el jamón ibérico que puedan enviarle (imposible de conseguir en un país musulmán como el que tienen de destino) como una "pequeña nota" que le cuelen dentro. El soldado Sanmiguel confiesa que "echo mucho más en falta a la gente cuando recibo un regalo, está bien saber que te tienen en la mente porque con todo el mundo no puedes hablar a diario".

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