La misiva, que fue remitida al Ejército de Tierra y a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, está escrita a mano, en pastún y firmada por el general jefe de la tercera brigada de Infantería del Ejército afgano, Davood Shah Wafadar, quien señala que «vi otra vez oportuno dar las gracias». Según este oficial afgano, «nunca olvidaremos todo ese esfuerzo y las ayudas hacia nosotros».
Tras estos agradecimientos, el general Wafadar explica que «en fecha 28 de diciembre de 2013 hemos finalizado con éxito el convoy de abastecimiento» de su base. Una operación, asegura, que «bajó muchísimo la moral de la insurgencia», pues durante la misma acabaron con la vida de 58 insurgentes, otros 47 resultaron gravemente heridos e inutilizaron numeroso armamento y vehículos enemigos.
Pese a reconocer que «en los primeros meses hemos tenido muchísimos problemas con los grupos electrógenos», «poco a poco lo hemos resuelto y actualmente el 50 por ciento lo mantenemos funcionando». Aun así, recuerdan que «estamos esperando la llegada de los nuevos grupos electrógenos». Y es que, este acuartelamiento supuso un importante avance para las tropas afganas, pues recibieron unas instalaciones con capacidad para hasta 1.200 efectivos con 20 edificios de vida, 19 de oficinas, 3 hangares, 4 talleres, 6 edificaciones de servicios (cafetería, biblioteca...) y 8 instalaciones de servicios (depuradora, estación de servicio...). Por todo ello, el general Wafadar aprovecha la carta para «compartir estas dos victorias con ustedes, que son parte importante de estos resultados».
La misiva termina con un «deseo de salud y suerte en vuestro año nuevo. Y espero que con un montón de buenos recuerdos tras haber regresado a España». Unos buenos recuerdos estos que, espera, podáis «contar a vuestras familias».
España abandonó definitivamente Badghis el 25 de septiembre, tras 8 años en la remota y pobre provincia afgana. Durante todo ese tiempo no sólo adiestraron tanto a los militares y a la Policía, sino que también lucharon contra la insurgencia en unos enfrentamientos que se cobraron la vida de 17 efectivos españoles. Pero, además, contribuyeron al desarrollo de una de las zonas más castigadas del país.
Un esfuerzo que desde antes del regreso del contingente español ya reconocían los oficiales afganos. Así, un mes antes, el coronel Mohammad Zay Shirzad, segundo jefe de la tercera brigada del Ejército afgano, afirmó ante el que fue el último jefe de la base de Qala i Naw, el coronel José Luis Murga, que «si España algún día necesita nuestra ayuda, me encantaría hacerlo en primera línea».