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“Mi pasión por la figura del suboficial me llevó a fundar AMESETE”

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Marzo 11, 2013 -  Por Carlos González de Escalada Álvarez - Observatorio CISDE

 

El  General de Brigada Emilio Fernández Maldonado de Infantería DEM, actualmente en situación de retiro, que ha sido entre otros condecorado con honores como Orden Imperial del Yugo y las Flechas, Cinco Cruces del Mérito Militar con distintivo blanco y la Cruz de Plata del Mérito de la Guardia Civil, cuenta también en su palmarés con numerosos premios literarios. Cuenta además en su haber, con más de 50 artículos publicados en revistas especializadas y diversos correos. El General Maldonado es además presidente de la Asociación de Amigos del Museo Específico del Suboficial del Ejército de Tierra, AMESETE y ha concedido una entrevistra al Observatorio.

 

¿Cómo surgió la idea de la Asociación del Museo Específico del Suboficial del Ejército de Tierra Español (AMESETE)?

Cuando en 2007, después de 49 años de actividad, la ley me retiró de la vida militar al cumplir los 65, me hice el firme propósito de no “retirarme” de lo que había sido norma en mi vida, es decir, trabajar, trabajar y trabajar. Era lo único que sabía hacer y mientras la salud me acompañase no iba a permitir caer en la engañosa placidez de la ociosidad.

Además, tenía un hobby, una pasión, que había alentado desde 1977 cuando fui destinado a la Academia General Básica de Suboficiales (AGBS) nada más terminar el Curso de Estado Mayor: los suboficiales.

Como no podía seguir trabajando y luchando por ellos de una forma oficial, decidí hacerlo de forma extraoficial, por decirlo de alguna manera, y así nació la idea de constituir una asociación de amigos de un museo en el que tuve mucho que ver cuando estuve destinado en la Academia en mis años de comandante y teniente coronel.

¿Qué actividades lleva a cabo AMESETE?

La Asociación tiene por finalidad no sólo fundamental sino única, la dignificación de nuestros suboficiales del Ejército de Tierra a través de la recuperación de su centenaria historia bajo cualquier punto de vista y en cualquier formato.

Cuanto recuperamos se cede al Museo Específico del Suboficial dependiente orgánicamente de la AGBS y funcionalmente del Instituto de Historia  y Cultura Militar (IHCM).

Entendemos que sólo se puede amar aquello que se conoce y para conseguir ese conocimiento es imprescindible que lo recuperemos y lo pongamos a disposición de la sociedad y de los propios suboficiales quienes, a veces, también necesitan que se les explique lo que han sido y lo que son.

Puede parecer una utopía pero pretendemos que algún día todo aquel que desee saber algo de los suboficiales lo encuentre en el Centro de Documentación y Biblioteca Histórica del Suboficial que hemos organizado en el seno del Museo.

¿Cuáles son las prioridades de su mandato como presidente de esta asociación?

Las prioridades las marca la Junta Directiva en cada Asamblea General que celebramos todos los años pero puedo decirle que nos mantenemos fieles a las que establecimos en el momento de su fundación. Nuestro norte es y seguirá siendo la figura del suboficial aunque sí es verdad que durante los dos o tres primeros años priorizamos la búsqueda de socios pues si queríamos recibir ayudas y, al mismo tiempo, ser influyentes era imprescindible contar con un respaldo significativo.

En la actualidad somos 360 socios por lo que ahora nuestra prioridad se centra decididamente en las actividades que le señalaba en la anterior pregunta.

Acostumbrado, si me lo permite, al “ordeno y mando” del generalato, ¿le resulta un reto dirigir una asociación con miembros que contribuyen de forma altruista?

Se lo permito, pero me gustaría matizarle que el “ordeno y mando” ya no es la seña de identidad de los generales y que en todos los escalones del espectro jerárquico militar, desde el cabo al general, mandar y dar órdenes es su forma natural de cumplir con su trabajo.

Visto lo cual, puedo decirle que es un auténtico placer dirigir la Asociación, compuesta por una amalgama de procedencias que confluyen todas en la adopción de una postura solidaria, colaboradora y altruista como usted señala, de tal forma que no es un reto sino un placer y un privilegio para mí ser su Presidente.

¿La figura del suboficial ha sido la gran olvidada de nuestros museos militares?  

Pues siento decirlo pero no sólo de nuestros museos, que también, sino de la propia Institución. El sargento, empleo emblemático de los suboficiales que amalgama todas sus virtudes y características comunes, nació en 1494 y ha padecido un constante deterioro de su imagen al compás del empequeñecimiento en la importancia de sus cometidos, pasando de ser un oficial menor de las compañías en la época de los Tercios, a clase de tropa a partir del siglo XVIII. Sólo durante la Segunda República, al crearse el Cuerpo de Suboficiales, pasó a conquistar un espacio específico dentro de la estructura orgánica del Ejército situándose como nexo de unión insustituible entre los oficiales y la tropa.

Pero contestando a su pregunta directa, le diré que sí es cierto ese olvido hasta la creación de la Escala Básica de Suboficiales en 1974, sustituyendo al Cuerpo creado en 1931, cuando en la AGBS se organizó un Museo Específico que, junto con el francés, son los dos únicos existentes en el mundo.

¿Cree que la sociedad española concede a la cultura de la defensa la importancia que merece?

Evidentemente no, producto de épocas pasadas, pero recientes, en las que se intentó minimizar la importancia de los ejércitos por razones puramente políticas y oportunistas a la par que demagógicas, fruto de las cuales es la actual situación en la que aún rechinan los engranajes de la sociedad cuando se habla de los ejércitos.

No obstante, observo últimamente, con fundada esperanza, que las cosas están cambiando gracias al papel extraordinariamente serio, responsable y eficaz que estamos esparciendo por cualquier parte del mundo  donde nuestras unidades y nuestros soldados cumplen ejemplarmente con su deber. Creo que la sociedad lo está comprendiendo y valorando positivamente.

¿Considera que instituciones y poderes públicos apoyan suficientemente actividades del fomento de nuestra cultura militar?

Pues es evidente que no y sólo hace falta ver los diferentes boletines oficiales, tanto a nivel nacional como autonómico o provincial, para darse cuenta del escaso interés y, consecuentemente, escasas o inexistentes ayudas que se presupuestan para esa tarea.

 

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