Lo más lamentable no es que el Ejército esconda sus miserias permitiendo que los cooperadores del primer juicio y que presuntos acosadores como el coronel Villanueva Barrios y el general Pardo de Santayana sigan ocupando los más altos puestos de la institución (que lo es), sino que los responsables de la política de personal de Defensa sean mujeres y asuman un perfil indiferente ante un tema tan grave. Ni la subsecretaria, Irene Domínguez-Alcahud, ni la directora general de Personal, Adoración Mateos, se han molestado en obtener la versión de la capitán ni en resolver un problema que lleva siendo público más de dos años.
Otro ejemplo de falta de rigor es la carta del director de Comunicación de Defensa, de la que se desprende un profundo desconocimiento del caso y de la legislación vigente. Lo responsable es investigar y contrastar antes de sentar cátedra, sobre todo cuando la interesada, como militar en activo, tiene seriamente limitada su libertad de expresión.
España merece un ministerio y unos militares íntegros porque, como dice Pérez-Reverte, “no hay nada más digno de respeto que un soldado honrado, ni nada más despreciable que uno que no lo es”.— José Lóbez Cuadrado.
CARTA EN RESPUESTA A: Respuesta de defensa. El País. 06/08/2014