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Recientemente se ha publicado el Real Decreto 296/2021, de 27 de abril, por el que se modifica el Reglamento de especialidades fundamentales de las Fuerzas Armadas, aprobado por el Real Decreto 711/2010, de 28 de mayo.

En el Ejército de Tierra nos encontramos con que, unos años después de que el Ministerio decidiera modificar las especialidades fundamentales de Infantería y Artillería dividiéndolas en especialidades diferentes, se desanda el camino para volver a los inicios. En aquellos momentos se obligó al personal a decidir por una u otra de las entonces nuevas especialidades (Infantería Ligera o Infantería Acorazada/Mecanizada para unos, Artillería de Campaña o Artillería Antiaérea y de Costa para otros). Al personal que eligió mantener todas las capacidades que le brindaba su formación académica y su experiencia profesional, esto es, mantener ambas especialidades, se le asignó forzosamente de oficio una de ellas. Es decir, se despojó a los afectados de la mitad de las capacidades profesionales que tenían, generándole daños y perjuicios en su carrera profesional (vacantes, cursos, ascensos…). En su momento el personal afectado manifestó sus quejas, que fueron obviadas por completo y, despreciando los legítimos intereses profesionales del personal y la formación cursada, la Administración se negó a mantener como especialidades a extinguir las que se habían obtenido al salir de la academia.

  • Todas las retribuciones de todos los funcionarios han tenido un incremento del 0,9% el 1 de enero de 2021. Los aumentos que se relacionan se refieren a las cuantías de enero del 2021 con el 0,9% ya aplicado.

  • El Complemento Específico tiene dos componentes, el singular (CSCE) y el general (CGCE). En la reserva sin destino no se cobra el CSCE.

  • El CSCE tiene 35 niveles. Los suboficiales ocupan puestos con niveles del 6 al 21.

El nivel 13 y todos los inferiores han tenido un incremento de entre 18€ y 45,6€. Se incluyó en la nómina de febrero.

Aquellos con niveles del 14 al 21 NO HAN TENIDO NINGÚN AUMENTO EN ESTE COMPONENTE. Dicho de otra forma, aquellos que cobran más de 304,34€ de CSCE no han tenido subida.

El doctor y teniente en la reserva, procedente de suboficial, Jerónimo Naranjo pone a disposición de todos una obra importante que de forma rigurosa estudia la evolución que a lo largo de más de un siglo adoptaron los diferentes modelos de procesos de promoción interna para ascender de suboficial a oficial en el Ejército de Tierra. En este siglo XXI, tras la promulgación de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, la promoción de los suboficiales a oficial, sencillamente, se puede decir que no existe. Ni para el Ejército de Tierra ni para el resto de las Fuerzas Armadas. En el Cuerpo General de la Armada hace años que ningún suboficial promociona a oficial, y en el resto de cuerpos los que lo consiguen son bien escasos. El de la promoción interna del suboficial es un tema en el que ASFASPRO lleva tiempo trabajando.

Con La promoción de los suboficiales del Ejército de Tierra (1885-1999). Anhelo y ambición el autor nos ilustra sobre cómo regímenes de todo tipo han valorado en su momento la importancia de contar con unas escalas de oficiales procedentes de suboficial, lo cual les proporcionaba una experiencia que la institución militar aprovechaba, a la vez que se garantizaba contar con un número suficiente de oficiales en los primeros empleos.

El suboficial mayor de Caballería (reserva), D. Fernando Jesús Mogaburo López, se alza con el Premio  “IN MEMORIAM. Mª MANUELA (Mané) GONZÁLEZ-QUIRÓS” por el trabajo titulado “Historia de la profesión militar (volumen 1)”.

El patrocinador del premio, D. Emilio Fernández Maldonado, ha dado a conocer el fallo el pasado lunes 28 de septiembre. El trabajo galardonado ha destacado en la categoría de "Investigación" y contará con un premio de 5000 euros -4000 euros en metálico y 1000 euros para llevar a cabo la edición de la obra-.

El trabajo profundiza en el estudio de la historia de los suboficiales pertenecientes a diversas organizaciones entre las que se encuentra el Ejército de Tierra, a lo largo y ancho de la existencia de España, y destaca por su impresionante línea de investigación que ofrece en primicia hallazgos historiográficos de gran calado, la actualización de numerosos datos y situaciones y la proposición de una nueva manera de contar la historia de España, de sus ejércitos y, consecuentemente, de sus suboficiales.

En 2015 se modificó la Ley 39/2007, de la carrera militar, para tratar de garantizar la promoción interna del militar, pero el Ministerio de Defensa se empeña en impedirlo por la vía reglamentaria.

En el BOE de hoy se publica el Real Decreto 556/2020, de 9 de junio, por el que se modifica el Real Decreto 35/2010, de 15 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de ingreso y promoción y de ordenación de la enseñanza de formación en las Fuerzas Armadas. Los nuevos límites de edad impiden la promoción a más del 86% de los suboficiales, llegando al 99,6% en el caso de la especialidad de vuelo del Ejército del Aire. Los límites de edad no se encuentran objetivamente justificados y son discriminatorios.

La Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas ha presentado una propuesta al Consejo de Personal para que los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas puedan ascender a guardia o policía rasos.

La Ley 8/2006, de 24 de abril, de Tropa y Marinería reserva para este colectivo entre un 40% y 50% de las plazas en la Escala de Cabos y Guardias y un máximo del 20% de las plazas en la Escala Básica de la Policía Nacional. La propuesta de ASFASPRO pide que se amplíe el cupo a oficiales y suboficiales.

Esta propuesta supondría acceder a una categoría laboral inferior para los suboficiales y oficiales de las Fuerzas Armadas pero, sin embargo, el ingreso en estos cuerpos se convierte en una salida profesional muy adecuada para los mismos tras el último incremento salarial alcanzado por la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Tenía que ser la dichosa Ley de la Carrera Militar

Llevamos trece años desde la infausta aplicación de la Ley de la Carrera Militar (LCM), aquella que pretendía modernizar los ejércitos y su enseñanza. Y decimos “pretendía”, porque el resultado ha sido, y a la vista está, justo el contrario.

Dentro del proceso de convergencia creciente entre los valores civiles y los valores militares, se buscaba mejorar la apreciación social de la enseñanza militar, la cual ya era internacionalmente reconocida y valorada, y para ello nada mejor que hacerlo mediante la obtención de un reconocimiento universitario.

Por Resolución 551/07160/20, de 7 de mayo de 2020 del Director de Enseñanza, Instrucción, Adiestramiento y Evaluación (BOD nº 99 de 18/5/2020) se anula la convocatoria de los cursos así como todos los actos derivados de la misma.

 

 

El lector ha leído bien, es la gran estafa, y los estafados, una vez más, son los suboficiales de las Fuerzas Armadas. Ahora a cuenta de las segundas especialidades para el personal militar. La Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar1, establece que a partir de determinados empleos los militares “reorientarán su perfil profesional para el cumplimiento de tareas en distintos campos de actividad”. Se supone que con la idea de un mayor aprovechamiento de la experiencia conseguida tras los primeros empleos, contando con una mayor edad en el personal, dándoles mayor formación y, se supone, convirtiendo la carrera militar en algo más atractivo para el personal a la vez que beneficioso para la institución.

Desde el 2007 han pasado trece años y el asunto de las especialidades del segundo tramo de la carrera militar sigue sin desarrollarse. En la actualidad está a punto de ser informado por el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas un proyecto de Real Decreto sobre segundas especialidades, que resulta ser como una carcasa completamente vacía, realizado de espaldas a las asociaciones profesionales y sin tener muy claro para qué quieren las Fuerzas Armadas estas segundas especialidades. Simultáneamente, el Ejército de Tierra ha publicado en el BOD una convocatoria de cursos de Técnico Especialista Militar para algunos de los sargentos 1º que han terminado el curso de ascenso a brigada. No habrá para todos. Ya tenemos uno de los problemas.

Existe en la sociedad la preocupación por instaurar de manera real la igualdad hombre-mujer. Se recalca la necesidad de igual trabajo, igual salario, igual oportunidades. En general se pone el acento en la “necesidad de promover a las mujeres en su profesión”. A ella responde el convenio que con buena voluntad firmó el pasado 23 de octubre el Ministerio de Defensa con el Instituto de la Mujer1. Buena voluntad en el terreno de las ideas, porque lo malo es que mientras una mano del ministerio trabaja para abrir mentes y posibilidades, otra mano del mismo ministerio las cierra para algunas de las mujeres que visten el uniforme.

Pisando la realidad nos encontramos con que las mujeres de la categoría militar intermedia, las suboficiales de las Fuerzas Armadas, se ven frenadas en su promoción profesional, y mucho más negro es su panorama si osan compararlo con las suboficiales de la Guardia Civil. La diferencia es abismal. La limitación, curiosamente, no les viene por ser mujeres sino precisamente por ser suboficiales. El techo de cristal con el que se encuentran no tiene que ver con su género sino con los galones que lucen en su uniforme.

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