Con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas de este año 2019, como viene siendo habitual, los militares hemos estado sometidos durante unos días a un constante bombardeo de halagos caramelizados, a hipócritas sobreactuaciones de algunos políticos o autoridades y, también hay que reconocerlo, al cariño y al respeto de una buena parte de la sociedad civil.
Las demostraciones, las exposiciones de armamento y material y, sobre todo, los vídeos elaborados para la ocasión, han mostrado a los ciudadanos la vida diaria de unos profesionales cuyos cometidos, no exentos de riesgo y que requieren una especial preparación física y técnica, son continuamente despreciados e ignorados por quienes tienen que fijar sus retribuciones.